Construir una cultura de paz... ¿será posible? - TicoVisión  
Escrito en 21/09/12 a 21:18:49 GMT-06:00 Por Administrador
Opinión-Análisis
Según la definición universal, la cultura de la paz consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos que reflejan el respeto a la vida, al ser humano y a su dignidad, y que rechazan la violencia en todas sus formas.

Construir una cultura de paz... ¿será posible? - TicoVisión


21 de septiembre de 2012 | TicoVisión | Redacción - | Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento


Construir una cultura de paz... ¿será posible?



Por el Arquitecto Marco V. Flores V.

Según la definición universal, la cultura de la paz consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos que reflejan el respeto a la vida, al ser humano y a su dignidad, y que rechazan la violencia en todas sus formas y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones, teniendo en cuenta y respetando un punto muy importante: los derechos humanos y que mantiene la adhesión a los principios de libertad, justicia, solidaridad y tolerancia, así como la comprensión entre los pueblos, los colectivos y las personas.

La cultura de paz hace llamamiento a todos (individuos, grupos, asociaciones, comunidades educativas, empresas e instituciones) a llevar a su actividad cotidiana un compromiso consistente basado en el rechazo a la violencia, el respeto por todas las vidas, la generosidad, el entendimiento, la preservación ambiental y la solidaridad. Y esto ha trascendido a todas las naciones del mundo.

De acuerdo con este concepto, la ONU, ha adoptado una Declaración, acompañada de un plan de acción y de un manifiesto, todo esto con el fin de promover la cultura de paz.

El plan de acción habla de ocho ámbitos de acción, a saber:
  1. Promover una cultura de paz por medio de la educación.
  2. Promover el desarrollo económico y social sostenible.
  1. Promover el respeto de todos los derechos humanos.
  2. Garantizar la igualdad entre mujeres y hombres.
  3. Promover la participación democrática.
  4. Promover la comprensión, la tolerancia y la solidaridad.
  5. Apoyar la comunicación participativa y la libre circulación de información y conocimientos.
  6. Promover la paz, el desarme y la seguridad internacionales.

El Manifiesto enuncia:

. Respetar todas las vidas y su dignidad, sin prejuicios ni discriminación  

. Rechazar todo tipo de Violencia activamente, física, sexual, psicológica, económica, social y en todos sus aspectos, en particular a los más débiles, como son los niños y adolescentes.

. Cultivar la Generosidad, compartiendo el tiempo y los recursos materiales para terminar con la exclusión, la injusticia y la opresión política y económica.

. Escuchar para Comprender,  defendiendo la Libertad de Expresión y la "Diversidad Cultural", privilegiar el "diálogo" sin ceder al fanatismo y al rechazo.

. Preservar el Planeta, promoviendo un consumo responsable y teniendo en cuenta la importancia de la vida y el equilibrio de los recursos naturales del Planeta.

. Reinventar la Solidaridad, contribuyendo al desarrollo, propiciando la participación de las mujeres y los principios democráticos.

Propiamente en nuestra nación, no vemos acciones concretas del gobierno en cultivar para una cultura de paz, no vemos movilidad para crear programas que pongan en práctica a alguno de los enunciados o principios de este concepto o alguno de sus postulados del plan de acción.

Por el contrario, estamos a merced de la inseguridad, de la criminalidad, del vandalismo, del narcotráfico, del terrorismo en algunas de sus formas, de la corrupción y la impunidad reinantes. ¡Cuántos crímenes quedan impunes!

Se ha violentado nuestra sociedad, se ha atiborrado de asesinos y delincuentes que gozan de impunidad, entre ellos  adolescentes. Además, casi todos los días son noticia los muertos en carreteras y en la mayoría de los casos, media la falta de cultura al volante, llámense borrachos, imprudentes, temerarios.  

Se han ido perdiendo los valores, el respeto por la vida, la dignidad. Nuestra sociedad palidece, está enferma, convalece…pero no está muerta….aún sentimos …

El sentimiento de frustración y de indignación nos ahoga, nos anuda la garganta, nos hace llorar nuestros muertos. Nuestra sociedad se ha llenado de sangre y de impunidad, y ha desplazado a la paz y seguridad que gozábamos hace años…hace años.

El enfrentamiento a la violencia ha sido aislado, no integral, y ha nacido en el corazón del pueblo, no en el seno del gobierno,  y el esfuerzo ha sido constante, pero se nos debilitan los brazos en las salas de juicio por decisiones a causa de tecnicismos que dan al traste.

La voz del pueblo se hace manifiesta en marchas, en protestas, y a veces, en linchamientos.  Pero no basta. No ha sido suficiente.

Debemos exigir al gobierno acciones concretas de justicia y seguridad, acciones concretas hacia una sociedad de paz. Que se creen espacios para el dialogo y la resolución de conflictos, oportunidades para el desarrollo personal y comunal, atención integral a la población de escasos o mínimos recursos. Que se ataquen las causas de los problemas y se dejen de hacer parches.

Debemos re-educar a esta sociedad. Debemos, como individuos de la sociedad y como sociedad integral, construir la paz.

La paz no es solo la ausencia de violencia, es además, justicia social, respeto a los derechos humanos y del estado de derecho, es vivir en un estado de seguridad como derecho social.

La educación para la paz debe iniciar en los hogares y secundado por las instituciones de enseñanza.

Debemos re-educar para fomentar un cambio de actitud en la ciudadanía, fomentar, con campañas educativas, los valores en familia y en sociedad, fomentar el rechazo de toda forma de violencia.

Re-educar, re-educar, re-educar…

El cambio de actitud que este país necesita, se encuentra en la reeducación –iniciando por las altas esferas-.  Así, podremos volver a colocar unos nuevos cimientos que nos permitan construir en paz, en dialogo, en tolerancia, rechazando toda forma de violencia.

Y aunque el deseo –sueño, dirían algunos- de vivir en una sociedad de paz parece utópico, debemos apelar a la conciencia, a la moral, volviendo a educar, para lograr el cambio de actitud, porque lo que sí no es un sueño, ni un idilio, ni una utopía, es que podemos llegar a ser una mejor sociedad, una mejor nación. Y eso es algo en lo que todos –o una gran mayoría- estamos de acuerdo.

Es imperante ponerle un alto a tanta violencia, a tanto anti valor y, recuperar y conciliarnos con la paz que gozábamos hace años…hace años.

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