''El hombre del rifle''... y la impunidad - TicoVisión
Escrito en 30/12/12 a 16:32:30 GMT-06:00 Por Administrador
Opinión-Análisis
Cuando uno lee la sentencia judicial que condena al sujeto de la zona de San Carlos recientemente indultado por la presidenta Chinchilla, le quedan en claro algunos detalles contundentes....

''El hombre del rifle''... y la impunidad - TicoVisión


30 de diciembre de 2012 | TicoVisión | Redacción - Julian Frech Ayub | Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento



''El hombre del rifle''



Por Luis Paulino Vargas S.
Economista Analista Social

30 de diciembre de 2012.-   Cuando uno lee la sentencia judicial que condena al sujeto de la zona de San Carlos recientemente indultado por la presidenta Chinchilla, le quedan en claro algunos detalles contundentes. Primero, no hay ninguna evidencia de que este hombre, como tampoco su familia, haya sufrido amenaza alguna a su integridad física. Todo lo contrario: es completamente evidente que esa amenaza jamás existió. Segundo, el enjuiciado tuvo un intercambio verbal con el chico de 13 años, durante el cual éste no solo no se mostró agresivo sino que más bien manifestó temor. Tercero, se evidencia claramente que, atemorizado como estaba, el chico optó por huir: le dio la espalda al hombre del rifle y se fue. Cuarto, queda demostrado que cuando el niño huye, el hombre le dispara por la espalda tres veces (al parecer de por medio habían algunos matorrales, pero se demuestra sin duda alguna que el tipo dispara, con toda intención, justo en la dirección en que el niño huye. Su intencionalidad homicida resulta clarísima).

Sorprende que el niño haya sobrevivido siendo claro que su vida estuvo en gravísimo riesgo ¿Cómo entonces ante tan abrumadora evidencia este hombre pudo recibir el beneficio de un indulto? Es algo irracional que desacredita y corrompe gravemente la figura del indulto.

Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica

Las justificaciones de Laura Chinchilla simplemente ratifican lo que ya sabemos: el gobierno de Costa Rica está en manos de gente cuya ética e inteligencia circulan por los albañales. Chinchilla y su gobierno han optado por culpabilizar al niño, atribuyéndole intenciones que jamás tuvo y convirtiéndolo en una amenaza para la vida del finquero y su familia. Mienten de forma descarada, pero además –con terrible crueldad y cinismo- humillan y agreden a un jovencito de 17 años y a su humildísima familia. Si cuatro años atrás el chico fue víctima de un violento intento de homicidio, es hoy revictimizado por la violencia ejercida por la propia presidenta de la república.

Como costarricense expreso enorme vergüenza por el cinismo y la crueldad con que la presidenta de mi país se expresa respecto de una familia costarricense muy pobre y humilde y de su niño.

La cuestión tiene notables complejidades adicionales. Primero, se ha evidenciado una faceta clasista indisimulada: el finquero acomodado es arropado por el poder, que lo apapacha y protege con generosidad. Entretanto, una humildísima familia campesina es humillada sin contemplación. Pero, además, la presidenta asume una posición groseramente adultocéntrica: el chico –entonces un niño de 13 años- es descalificado atrozmente y presentado como un delincuente violento y peligroso. Y, sin embargo, tan solo ha sido el jovencísimo retoño de un hogar carenciado y en necesidad.

Innecesario referirse a la participación en todo esto del diputado Manrique Oviedo. Sus cantinfladas se parecen mucho a las que son usuales en el gobierno de Chinchilla y el PLN. Para ser un diputado de la línea ortodoxa del PAC, resulta sin embargo un político que expele un tufo tradicionalista mohoso y descompuesto.

Pero nada tan patético como el papel jugado por Ottón Solís, quien ha pisoteado a lo salvaje la imagen que de sí mismo ha querido construir y vender.

Un par de frase suyas en una entrevista para La Nación, resultan anonadantes. Dice: “Si yo fuera presidente y un finquero mata a alguien que le están robando el ganado, lo indulto inmediatamente”. Cosa que luego reafirma y amplía: “Yo si fuera presidente y un finquero mata a alguien que le están robando el ganado, o si un taxista o si un policía mata a un ladrón, los indulto inmediatamente”.

Propongo desgranar lo anterior, en los siguientes componentes:

a) Para decir “si yo fuera presidente” es necesario verse a sí mismo como presidenciable y, por lo tanto, como potencial presidente. Los patasvueltas comunes y corrientes jamás nos expresaríamos de esa forma. Pero para verse presidenciable hay que querer serlo, es decir, hay que querer ser presidente. Y, con seguridad, ése es efectivamente el caso. Lo cual en principio no tiene nada de censurable. Solo que el señor de marras anda repitiendo “que no quiere”. Ello da para pensar que, al cabo, tal vez no sea necesario que Yahvé baje y se lo pida. Alguna intervención menos celestial podría tener el anhelado efecto.

b) El presidenciable señor Solís ofrece en seguida una rubicunda apología de la violencia y el asesinato: si un finquero mata a alguien que le está robando su ganado –y si fuera presidente- lo indulta. Más aún: lo indulta inmediatamente. Lo mismo si fuera un taxista o un policía. Pero entonces, y puesto a enumerar, inevitablemente la lista se abre y de ahí en más se incluye a cualquiera: el sacristán y la costurera; la banquera o el conserje. Quienquiera que mate a un ladrón recibirá el indulto inmediatamente. En breve: Solís-presidente daría luz verde al asesinato indiscriminado como instrumento legítimo y apropiado para combatir la delincuencia.

c) Si resulta legítimo asesinar a un ladrón que irrumpe en la propiedad privada de alguien, es porque esta propiedad constituye un valor supremo; su validez es irrestricta al punto que incluso la vida de los seres humanos se le subordina. O sea, lo que Solís dice es lo siguiente: la defensa de la propiedad privada legitima el asesinato.

Esta apología del asesinato tiene un inocultable parentesco con el fascismo, uno de cuyos rasgos centrales es el desprecio por la vida de determinados seres humanos, considerados inferiores en función de algunas características que arbitrariamente se les imputa. Y, en concreto, para Solís la vida de este niño de 13 años no vale lo que unos limones de propiedad privada.

Por su parte, la absolutización de la propiedad privada tiene un parecido difícil de disimular con el neoliberalismo y su exaltación irrestricta por el enriquecimiento personal.

Reconozco que ningún ser humano puede ser totalmente coherente en su pensamiento, por la sencilla razón de que somos débiles e imperfectos. Y aunque él se desvive por hacer creer lo contrario, de seguro Solís no es una excepción a esa norma tan humana. Quiero entonces creer que este señor no es fascista, y ojalá tampoco neoliberal.

Pero una cosa es incurrir en la humana debilidad de contradecirse a sí mismo de cuando en cuando, y algo bien distinto es dar bandazos ideológicos tan aberrantes, brutales y peligrosos. "Más preocupante aún si se aspira a ser presidente."

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