FORJAR LA UNIDAD: Meta del 2013: Nicaragua - TicoVisión
19 de enero de 2013 | TicoVisión | Redacción - | Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento
Por Jorge J. Cuadra V.
19 de enero de 2013.- No es posible que los patriotas nicaragüenses no hayamos podido, a 35 años de su desaparición física, imitar la entrega de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal a la causa de la democracia. Lo que los políticos, disfrazados de patriotas, hacen es imitar la forma de hacer política del siglo pasado ante las dictaduras. Una vez desaparecido Pedro Joaquín, nadie ha sido capaz de retomar la mecánica directa y frontal de oponerse a las dictaduras. Lo que nos quedó son políticos diplomáticos proclives a los pactos, a las componendas, a las negociaciones con los dictadores, pensando en sus éxitos políticos más que en servir al pueblo. El tono del lenguaje de la lucha contra los tiranos ha bajado, llegando a hablar entre líneas pretendiendo expresar los deseos del pueblo.
“Forjar unidad es la meta para el 2016.” Falso. No se puede forjar una unidad con miras electoreras estando presente como candidato el Presidente inconstitucional, abusivo y acaparador de los poderes del estado. Los que ahora brindan esas declaraciones, son los mismos que decían que no habían resuelto si asumir o no los escaños estériles del fraude y los asumieron; son los mismos que decían que pensar en elecciones (las municipales) sin cambios mínimos, era suicidio y se suicidaron porque concurrieron a sabiendas que la victoria era imposible porque no había la más mínima condición propicia para el triunfo.
Quien afirma que “a pesar de ir con la agenda de Ortega, su partido no ha pactado,” está usando un sofisma, porque es falso no pactar si se apoya la agenda del Presidente inconstitucional.
“Forjar unidad es la meta para el 2016.” Falso. No se puede forjar una unidad con miras electoreras estando presente como candidato el Presidente inconstitucional, abusivo y acaparador de los poderes del estado. Los que ahora brindan esas declaraciones, son los mismos que decían que no habían resuelto si asumir o no los escaños estériles del fraude y los asumieron; son los mismos que decían que pensar en elecciones (las municipales) sin cambios mínimos, era suicidio y se suicidaron porque concurrieron a sabiendas que la victoria era imposible porque no había la más mínima condición propicia para el triunfo.
Quien afirma que “a pesar de ir con la agenda de Ortega, su partido no ha pactado,” está usando un sofisma, porque es falso no pactar si se apoya la agenda del Presidente inconstitucional.
El solo pensar en participar en unas elecciones presidenciales llevando como candidato del oficialismo al mismo violador de la Constitución, es en verdad un suicidio, es hacerse el harakiri con la finalidad de tener una participación fantasma en el próximo latrocinio electoral.
Preguntémonos por qué el sacerdote que el tirano Ortega humilló sacándolo desnudo a la calle durante un supuesto encuentro sexual con una dama, está ahora al servicio de su verdugo; preguntémonos por qué el sacerdote de Betania, el enmascarado de las marchas que fustigaba al dictador ahora le baila en las tarimas enfloradas. ¿Es por la prebenda y el chantaje que funcionan?
No es cambiando a Roberto Rivas ni a ninguna otra ficha del orteguismo que van a cambiar las cosas. Es cambiando a Ortega con su sistema corrupto que Nicaragua puede encontrar su redención.
Necesitamos un Pedro Joaquín, con su valentía, con su verticalidad, con su moral y con su entrega, para despertar al pueblo y que comprenda su trágica situación. El precio de la libertad y de la justicia es la sangre de los patriotas y mientras no existan hombres de esa talla, Nicaragua estará sumida en las tinieblas de la miseria y de la ignorancia.
Es fácil, dirán algunos, llamar a esos hombres que estén dispuestos a sacrificarse por la patria. Lo difícil es que den el paso hacia adelante. El que firma este escrito, ya dio el paso al frente, ya cruzó su Rubicón. Ojalá seamos más. Nicaragua lo merece.
Preguntémonos por qué el sacerdote que el tirano Ortega humilló sacándolo desnudo a la calle durante un supuesto encuentro sexual con una dama, está ahora al servicio de su verdugo; preguntémonos por qué el sacerdote de Betania, el enmascarado de las marchas que fustigaba al dictador ahora le baila en las tarimas enfloradas. ¿Es por la prebenda y el chantaje que funcionan?
No es cambiando a Roberto Rivas ni a ninguna otra ficha del orteguismo que van a cambiar las cosas. Es cambiando a Ortega con su sistema corrupto que Nicaragua puede encontrar su redención.
Necesitamos un Pedro Joaquín, con su valentía, con su verticalidad, con su moral y con su entrega, para despertar al pueblo y que comprenda su trágica situación. El precio de la libertad y de la justicia es la sangre de los patriotas y mientras no existan hombres de esa talla, Nicaragua estará sumida en las tinieblas de la miseria y de la ignorancia.
Es fácil, dirán algunos, llamar a esos hombres que estén dispuestos a sacrificarse por la patria. Lo difícil es que den el paso hacia adelante. El que firma este escrito, ya dio el paso al frente, ya cruzó su Rubicón. Ojalá seamos más. Nicaragua lo merece.
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