Adecuada interpretación de datos nicaragüenses sobre el Río San Juan - TicoVisión
Si el estudio se hizo para demostrar el impacto que estuviere provocando la construcción de la trocha sobre el caudaloso río San Juan, los ensayos realizados no sustentan las conclusiones emitidas.
Adecuada interpretación de
datos nicaragüenses sobre el Río San Juan
Por Freddy Pacheco León (PhD) *
27 de enero de 2013.- Para una adecuada interpretación de los datos publicados en Nicaragua, que demuestran un aumento considerable de contaminantes a partir de las desembocaduras de los ríos costarricenses San Carlos y Sarapiquí, se habría de complementar la información con lo siguiente:
Los tributarios del sector tico nacen en elevaciones de hasta 3.000 msnm en territorio de Costa Rica y fluyen en todo su recorrido dentro de este país; tienen áreas de drenaje más extensas y aportan aproximadamente el 85 % del caudal total del río San Juan. De entre ellos se destacan los ríos Sarapiquí, Chirripó, Atlántico y San Carlos.
El caudal medio del río San Juan se ha estimado en 1.308 m3 /s a la altura de la desembocadura del río Sarapiquí, de los cuales el aporte del Lago de Nicaragua es de aproximadamente 475 m³ /s, incrementándose dicho caudal hasta la boca del río Sarapiquí en 833 m³ /s. De los 833 m³ /s, el 85 % (708 m³ /s) lo aportan las cuencas costarricenses que desembocan en el San Juan; el 15 % (125 m³ /s) se genera en Nicaragua.
Los tributarios del sector tico nacen en elevaciones de hasta 3.000 msnm en territorio de Costa Rica y fluyen en todo su recorrido dentro de este país; tienen áreas de drenaje más extensas y aportan aproximadamente el 85 % del caudal total del río San Juan. De entre ellos se destacan los ríos Sarapiquí, Chirripó, Atlántico y San Carlos.
El caudal medio del río San Juan se ha estimado en 1.308 m3 /s a la altura de la desembocadura del río Sarapiquí, de los cuales el aporte del Lago de Nicaragua es de aproximadamente 475 m³ /s, incrementándose dicho caudal hasta la boca del río Sarapiquí en 833 m³ /s. De los 833 m³ /s, el 85 % (708 m³ /s) lo aportan las cuencas costarricenses que desembocan en el San Juan; el 15 % (125 m³ /s) se genera en Nicaragua.
Los caudales aumentan considerablemente en la estación Sarapiquí, lo que refleja el aporte de los grandes ríos San Carlos y Sarapiquí. El caudal máximo medio mensual es de casi tres veces y medio el mínimo mensual. El 74 % de los caudales se generan en la porción de la cuenca entre el San Carlos y el Sarapiquí.
Ahora bien, además de agua, ambos ríos siempre han agregado sedimentos de origen natural, aumentando sus cantidades en situaciones coyunturales, como sucediera con el terremoto de Cinchona que provocó numerosas cabezas de agua, lodo y escombros que en su mayoría terminaron en el cauce del San Juan. Igualmente, la Comisión del Canal (siglo XIX) así lo reportó en sus estudios ante autoridades de los EUA, por lo que siempre se alejaron de una ruta que pretendiere usar el río San Juan más allá de la desembocadura de los citados ríos San Carlos y Sarapiquí, debido precisamente a la dificultad que la sedimentación provocada para la navegación.
Asimismo, al tratarse de vastas zonas en que predominan desarrollos agropecuarios, es también esperable que la contaminación con agroquímicos también sea significativa. Ambos son aspectos objetivos que no se pueden obviar, pero que NO se pueden vincular con los alegados efectos de la construcción de la ruta 1856, donde no se podría precisar un uso impactante de hidrocarburos aromáticos, pesticidas o cualquier otro contaminante orgánico, y donde el aporte de sedimentos sería insignificante, comparado con el que arrastran las aguas de los ríos citados. De esta manera, si el estudio se hizo para demostrar el impacto que estuviere provocando la construcción de la trocha en territorio costarricense, sobre el caudaloso río San Juan, los ensayos realizados no sustentan las conclusiones emitidas.
*PhD Freddy Pacheco León: Catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica. Bioquímico, biólogo celular y reconocido especialista en estudios de impacto ambiental.
frepaleon@gmail.com
Ahora bien, además de agua, ambos ríos siempre han agregado sedimentos de origen natural, aumentando sus cantidades en situaciones coyunturales, como sucediera con el terremoto de Cinchona que provocó numerosas cabezas de agua, lodo y escombros que en su mayoría terminaron en el cauce del San Juan. Igualmente, la Comisión del Canal (siglo XIX) así lo reportó en sus estudios ante autoridades de los EUA, por lo que siempre se alejaron de una ruta que pretendiere usar el río San Juan más allá de la desembocadura de los citados ríos San Carlos y Sarapiquí, debido precisamente a la dificultad que la sedimentación provocada para la navegación.
Asimismo, al tratarse de vastas zonas en que predominan desarrollos agropecuarios, es también esperable que la contaminación con agroquímicos también sea significativa. Ambos son aspectos objetivos que no se pueden obviar, pero que NO se pueden vincular con los alegados efectos de la construcción de la ruta 1856, donde no se podría precisar un uso impactante de hidrocarburos aromáticos, pesticidas o cualquier otro contaminante orgánico, y donde el aporte de sedimentos sería insignificante, comparado con el que arrastran las aguas de los ríos citados. De esta manera, si el estudio se hizo para demostrar el impacto que estuviere provocando la construcción de la trocha en territorio costarricense, sobre el caudaloso río San Juan, los ensayos realizados no sustentan las conclusiones emitidas.
*PhD Freddy Pacheco León: Catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica. Bioquímico, biólogo celular y reconocido especialista en estudios de impacto ambiental.
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