Fuerte, humilde y sabio: Francisco I - TicoVisión
Escrito en 14/03/13 a 15:35:28 GMT-06:00 Por Administrador
Jorge J. Cuadra V.
Francisco I será el sanador, el unificador y el restaurador de la grandeza del catolicismo. Tenemos Papa para rato y el maligno no logrará romper las puertas del reino de los cielos.

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14 de marzo de 2013 | TicoVisión | Redacción - | Análisis | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento



Fuerte, humilde y sabio



Por Jorge J. Cuadra V.

14 de marzo de 2013.-   De los 1200 millones de católicos que hay en el mundo, 480 millones viven en América. Europa, cuna del cristianismo y sede del catolicismo, está perdiendo la batalla de la fe. Su cercanía con el medio oriente, sitio en donde ondea la bandera de la media luna, la tiene postrada al extremo de existir poblaciones de millones de musulmanes que han llevado la religión del terrorismo a una cantidad de ciudades en donde ya no se habla del catolicismo y es Alá quien reina a través de sus seguidores que todo lo arreglan con el alfanje  decapitador. La orgulloso Inglaterra se ha rendido a los caprichos de los seguidores de Mahoma y han permitido que sean ellos los que dicten hasta sus libros de historia, eliminando de sus páginas el sanguinario holocausto nazi porque les molesta a los señores musulmanes. En la guerra de la democracia CONTRA EL FACISMO, LOS ÁRABES FUERON ALIADOS DE Hitler porque este era el verdugo de sus enemigos milenarios, los judíos.

Cruzando el canal de La Mancha, nos encontramos con que la preferida de la Iglesia católica, Francia, también está postrada ante los antiguos invasores de España.

Setecientos años duró la invasión de los moros en la península Ibérica. No es cierto que la invasión se limitó al sur de España. Ahí fue el esplendor de la cultura árabe, pero los brazos largos de los moros llegaron cerca de los Pirineos.

Con el descubrimiento de América llegó el fin de la invasión árabe y es ahora que ese nuevo continente va a tener sobre sus hombros la lucha por la reivindicación del poder blanco y amarillo.

Francisco. ¿Por el santo italiano, símbolo de la humildad y exponente de la santidad, San Francisco de Asís, o por el santo español, jesuita, patrono de las misiones, pescador de almas, San Francisco Javier?

De ambos tiene características Francisco I, que dicho sea de paso, solo me recuerda al rey del mismo nombre, soberano de Francia y archi rival de Carlos V de Alemania, I de España, del que se decía que en su imperio no se ponía el sol.

Una corriente fuerte del catolicismo abogaba por un Papa santo y a la vez fuerte. Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires y Cardenal Primado de Argentina reunió esas virtudes y por la inspiración del Espíritu Santo, los Cardenales reunidos en el Cónclave, lo eligieron Sumo Pontífice sin estar en las listas de los papables.

Si por San Francisco de Asís tiene la virtud de la humildad, por San Francisco Javier tiene la disposición de misionero, atributos necesarios para la lucha que se avecina y para la búsqueda de fieles que se necesita.

La Iglesia Católica está sufriendo el fenómeno de la deserción. Son miles de fieles al día que desertan de las filas del catolicismo, para encontrar alero en una de las sectas religiosas que hoy abundan en Nicaragua.

¿Será que la deserción se debe a la intransigencia de la Iglesia Católica, o a los conflictos graves que existen a lo interno de la misma?

El mayor cargo que se le hace a la Iglesia Católica es el caso de los sacerdotes pedófilos, aunque estos sean una minoría absoluta. Pero la Iglesia está siendo atacada también por malos manejos bancarios, incluido el cargo de lavado de dinero a través del Banco del Vaticano.

Esos males los supo Pablo VI, los quiso remediar Juan Pablo I y los obvió Juan Pablo II. Benedicto XVI les tuvo miedo y ahora se espera que Francisco I no solo les haga cara, sino que los erradique por completo del campo de la Iglesia.

Ahí es cuando va a brillar el Jesuita con la característica fortaleza mezclada con un poco de soberbia al saberse los más capacitados espiritualmente y académicamente.

Francisco I será el sanador, el unificador y el restaurador de la grandeza del catolicismo. Tenemos Papa para rato y el maligno no logrará romper las puertas del reino de los cielos. El Espíritu Santo se pronunció correctamente.

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