El comienzo de los nuevos tiempos:La Fe en Dios a prueba - TicoVisión
Escrito en 18/03/13 a 17:46:48 GMT-06:00 Por Administrador
Jorge J. Cuadra V.
Tenemos Papa. El nuevo poder de la Iglesia Católica está enfocado en la última trinchera del catolicismo: América Latina. Con el gran capitán a la cabeza de las batallas...

El comienzo de los nuevos tiempos:La Fe en Dios a prueba - TicoVisión


18 de marzo de 2013 | TicoVisión | Redacción - | Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento



El comienzo de los nuevos tiempos



Por Jorge J. Cuadra V.

La fe en Dios ha de ir insoslayablemente unida a la lucha infatigable para abolir todas las injusticias que pesan sobre la humanidad. 32ava Congregación General de la Compañía de Jesús. Dic. /1974

18 de marzo de 2013.-   Nadie podía pensar que la resolución de la Asamblea General de la Compañía de Jesús, se iba a convertir en la base del papado que está iniciando el soldado de Loyola, Jorge Mario Bergoglio sj, el Papa Francisco para el mundo entero, treinta y nueve años después. Porque para nadie puede ser un secreto que si algo viene a reparar este Sumo Pontífice, es la injusticia que impera en el mundo entero, reflejada en los regímenes de cualquier ideología que pisotean los derechos básicos del hombre. Los pisotean en África y en América; en Europa y Asia y hasta en las grandes democracias en donde el desbalance económico es notoriamente desigual.

Pero esa lucha titánica no puede caer sobre los hombros de un solo hombre. El Papa Francisco es el gran líder que tanto necesitábamos, el gran guía que con su humildad y carisma nos va a iluminar el derrotero para terminar con los gobiernos que manosean la religión con fines políticos; que convierten a los hombres de carne y hueso en dioses momificados para seguir sembrando la desigualdad, el latrocinio y la muerte lenta que
Escudo del Papa Francisco sobre la “unidad global”, una de las bases fundamentales que se vislumbra en su Papado.

produce la ignorancia; que se quedan en el poder por la fuerza de las armas y el peso de la injusticia y someten a sus pueblos a verdaderas hambrunas, mientras ellos acumulan dinero robado en sus cuentas bancarias.

Sin la ayuda decidida de nosotros los católicos, las intenciones del Papa Francisco se pueden quedar en ilusiones y el pueblo católico seguiría siendo víctima de los miles de enemigos, solapados y declarados, que buscan la destrucción total de la iglesia de nuestros ancestros y la propia.

El enunciado de la 32 asamblea general de los jesuitas nos dice claramente lo que tenemos que hacer: Probar nuestra fe en Dios combatiendo la injusticia, porque donde no hay justicia, o se aplica caprichosamente, no puede existir nada positivo.

No podemos negar el impacto de la carga positiva en nuestro voltaje, que recibimos con la elección del Papa Francisco. Desde el comienzo él nos empezó a indicar el curso de su reinado: humilde como de Asís y fuerte como  Iñigo. Descartó las vestimentas lujosas de príncipes reales y se presentó ante el mundo con su sotana blanca de sacerdote puro. Descartó la corona incrustada de piedras preciosas y calzaba los zapatos con los que ha caminado por las calles de Buenos Aires. “Quiero una iglesia pobre, para los pobres.” Palabras peligrosas cuando se pronuncian en el recinto lujoso del Vaticano.

Así como el Papa Wojtyla hizo su primer viaje a Varsovia y dejó plantada la semilla de la libertad, el Papa Bergoglio debe venir primero a Buenos Aires a sembrar la semilla de la lucha contra los regímenes opresores que existen en el cono sur. Esa es la semilla de la liberación de siglos de explotación, miseria e ignorancia. Es la lucha contra la injusticia que nos mantiene en un mundo ni siquiera contabilizado.

Tenemos Papa. El nuevo poder de la Iglesia Católica está enfocado en la última trinchera del catolicismo: América Latina. Con el gran capitán a la cabeza de las batallas, la amenaza del terrorismo árabe, que amenaza filtrarse por la Venezuela de Chávez, y la Argentina de Kirchner, está detenida por dos razones: la muerte del mayor instigador del caos en América Latina y la ascensión al trono de San Pedro del Papa Francisco, que viene a ponerle la tapa al pomo.

Francisco es fuerte, es santo, es sabio, pero solo no puede. La hora de demostrar nuestra fe en Dios ha llegado, con el compromiso de abolir la injusticia que tiene postrado al mundo.

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