Irak al borde de una nueva guerra - TicoVisión
Escrito en 21/03/13 a 06:09:34 GMT-06:00 Por Administrador
Noticias Medio Oriente
“Maliki ha desplegado esa unidad en la región con la excusa de garantizar nuestra seguridad pero su único objetivo es proteger al régimen en caso de que la crisis se agudice”, asegura Ubaidi.

Irak al borde de una nueva guerra - TicoVisión


21 de marzo de 2013 | TicoVisión | Redacción - Rebelión | Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento



Irak al borde de una nueva guerra



Por Karlos Zurutuza

“Sabemos que estamos al borde del desastre y ya estamos preparándonos para ello”, confiesa Khalid Shwani, parlamentario kurdo en Bagdad. Paradójicamente, la inminencia de una nuevo conflicto armado es uno de los pocos puntos en el que coinciden hoy la mayoría de los iraquíes.

21 de marzo de 2013.-   Shawni recibe a IPS en su residencia de Kirkuk, a 230 kilómetros al noroeste de kilómetros de Bagdad. Kurdos, árabes y turcomanos se disputan la ciudad que hunde sus cimientos en una de las mayores reservas de crudo del mundo. En espera de un referéndum que lleva aplazándose desde 2007, Kirkuk languidece en una suerte de “limbo” legal mientras se desgarra entre constantes ataques suicidas y asesinatos selectivos.

“Kirkuk no es otra cosa que el pozo negro en el que se refleja hoy Irak”, continúa Shawni. “No hay acuerdo político, ni diálogo ni confianza entre las distintas comunidades”.

La ciudad natal de Shawni es una inmensa e informe sucesión de casas de hormigón de las que cuelgan coladas ennegrecidas por el humo de los pozos. Sólo las banderas de color azul turquesa en farolas y balcones rompen la monocromía para recordarnos que los turcomanos son mayoría en el barrio de Tarik Bagdad. Arshad Al Salihi, líder del Frente Turcomano –la principal coalición de esta minoría- y único parlamentario en Bagdad de esta nación recibe en su oficina:

“Tras la invasión todos esperábamos una mejora en los Derechos Humanos pero lo cierto

es que hoy nos encontramos noqueados por el sistema”, lamenta Salehi, para quien “Turquía es el único modelo de democracia en todo Oriente Medio”.

“Creemos que la guerra civil es inminente y estamos muy asustados Si la situación acaba por reventar nos pillará en `tierra de nadie´. Siempre ha sido así”, explica.

Quizás el miedo empezara a calar en la población tras las dos condenas a muerte impuestas a Tarek al Hashemi, líder de la coalición que englobaba el voto suní y vicepresidente del país hasta diciembre de 2011. Fue entonces cuando el propio Nuri al Maliki- Primer Ministro- le acusó de “terrorismo”, tan sólo unas horas después de la retirada oficial de las tropas USA. No en vano, Maliki, de confesión chií, también es Ministro de Interior y de Justicia.

“No somos baazistas”

Desde el pasado mes de diciembre decenas de miles de manifestantes han tomado las calles de Nínive, Anbar y Salahadin, las regiones predominantemente suníes, al oeste y noroeste de Bagdad. A nadie sorprende que las revueltas más importantes desde aquel conato de “Primavera Iraquí”, en febrero de 2011, se produzcan en las regiones occidentales del país. Y es que a los suníes en el Irak post Saddam observan con estupor cómo se les cierran las puertas del trabajo a la vez que se les abren las de la cárcel.

“Los suníes en Irak sólo somos mayoría en las prisiones”, manifestaba a IPS Mohamed Qasim Abid, gobernador de la región de Anbar.

Las protestas contra el gobierno empezaron a tomar cuerpo en diciembre de 2012 tras el arresto de los guardaespaldas de Rafie al-Issawi, prominente líder suní del ejecutivo.

Desde Mosul, Ganem Alabed, coordinador de las protestas en la capital de la región de Nínive habla de decenas de miles de manifestantes cada viernes en la plaza Ahrar- en el centro de Mosul.

“Podríamos ser muchos más si no fuera por el estrecho cordón policial”, aseguraba Alabed, a la vez que denunciaba el asesinato a tiros de Mohamed Saleh a manos de la policía el pasado 8 de marzo. Al día siguiente, Human Rights Watch entrevistaba a manifestantes que corroboraban dicho testimonio y denunciaban agresiones por parte de las fuerzas de seguridad. Presuntamente, soldados iraquíes habrían obstaculizado la evacuación de los heridos.

Incidentes similares llevan encadenándose durante los últimos tres meses por todo el oeste del país. El pasado 25 de enero soldados mataron a tiros a nueve manifestantes tras abrir fuego sobre una marcha en Faluya, a 60 kilómetros al oeste de Bagdad.

Maliki parafrasea al Assad denunciando “agentes extranjeros” tras las manifestaciones y, al igual que su aliado sirio, intenta “aislar el virus”: Se cierran las fronteras de Siria y Jordania –limítrofes con las regiones suníes- y se bloquea el acceso a la prensa. Así las cosas, las imágenes de las manifestaciones llegan como las de la vecina Siria: en vídeos grabados desde teléfonos móviles y “subidos” a Youtube. La sensación de deja vu empieza a ser recurrente; hasta se empieza a hablar del “Ejército Libre Iraquí”, en clara imitación del Ejército Libre Sirio –la organización armada que aglutina a la mayoría de los opositores a Bashar al Assad.

Las movilizaciones en Kirkuk son mucho más modestas dado el carácter mixto de su población. Sin embargo, ello no ha impedido que el coordinador local de los comités de protestas, Bunyan Al Ubaidi, fuera muerto a tiros frente a su casa el pasado sábado.

“Es nuestro primer mártir en esta nueva etapa”, lamenta Ahmed Al Ubaidi, miembro de la misma tribu que el asesinado y portavoz del Proyecto Común Árabe, la principal coalición política que engloba a 24 organizaciones árabes de Kirkuk.

“Primero sufrimos la invasión de los americanos y luego la de Irán. No somos baazistas pero tampoco queremos vivir bajo un régimen gobernado por políticos leales a Teherán”, denuncia este antiguo oficial del ejército de Saddam Hussein.

Ubaidi niega que las revueltas se vean espoleadas por la guerra en la vecina Siria e insiste en que éstas “no reclaman otra cosa que derechos y democracia para todos los iraquíes”.

Sin embargo, el veterano activista no vacila a la hora de denunciar el despliegue en la región de la “Unidad Tigris”, un grupo militar compuesto por 60.000 hombres, todos árabes chiítas.

“Maliki ha desplegado esa unidad en la región con la excusa de garantizar nuestra seguridad pero su único objetivo es proteger al régimen en caso de que la crisis se agudice”, asegura Ubaidi. Su resumen de las recientes protestas resulta mucho más gráfico:

“Los manifestantes han plantado una palmera y ahora esperan recoger los dátiles”.

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