Cuando no vemos el resto del país: Honduras - TicoVisión
Escrito en 20/06/13 a 10:25:04 GMT-06:00 Por Administrador
Carlos Jeremías Jirón
Dura, cruel pero realidad amarga

Cuando no vemos el resto del país: Honduras - TicoVisión


20 de junio de 2013 | TicoVisión | Redacción - | Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento



Cuando no vemos el resto del país



Por Carlos Jeremías Girón R. *
Periodista

Santa Rosa de Copán, Honduras, 20 de junio de 2013.-  Indudablemente que cada cabeza es un mundo y encada cerebro se anida diferente información. Y esto es producto del conocimiento de cada quién. De lo que le hayan enseñado y haya aprendido. De lo que ha leído poniendo atención. De lo que ha visto y sobre todo de lo que haya vivido y el lugar en donde lo haya vivido.

Por eso nunca nos ha extrañado al hablar con un capitalino (sea de nacimiento o solo por residencia) en su imaginación Honduras es Tegucigalpa y sus alrededores. Algunos van más allá y admiten que San Pedro Sula, La Ceiba, Puerto Cortés, Choluteca, El Progreso y a veces hasta santa Rosa de Copán son parte  de este desdichado país.

Y hay incluso medios de comunicación con cobertura nacional que hasta hacen encuestas y al momento de difundirlas hablan de Honduras y del sentir y pensar de los hondureños. Un ejemplo claro son las encuestas políticas en las que figuran personas como Salvador Nasralla en un primer lugar o segundo lugar, cuando en las encuestas que se hacen en provincia son dos o tres los que dicen que votarán por ellos. Los capitalinos pueden estar apoyando mucho a su vecino, pero por aquí esa no es la historia.

Lo que afecta a los capitalinos es muy diferente a lo que afecta a la gente de tierra adentro (discúlpenme por caer en esta trampa de hablar así, cuando los capitalinos están tan adentro del territorio nacional y de repente más que nosotros).

Hago la aclaración, porque siempre he pensado que quienes habitan en las costas de nuestra nación son los únicos que pueden hablar así y casi despectivamente para referirse a quienes vivimos en el interior del territorio, que comienza en las costas y las guardarrayas de las fronteras nacionales.

Lo que para el caso, vemos y vivimos en esta región occidental, es muy diferente a los quehaceres palaciegos y ministeriales de la capital, son situaciones de calamidad por el bajo rendimiento de las labores agropecuarias y comerciales.

Y en esa plataforma productiva debemos colocar como base, (por su abundancia) a nuestros campesinos, gentes que viven en las zonas rurales de por si olvidadas e ignoradas por los pobladores de las zonas urbanas incluyendo a los políticos y autoridades.

Los campesinos que han dejado de sembrar milpas y frijolares en abundancia como antes a causa de factores tales como los bajos precios que pagan los acaparadores de granos, más conocidos como “coyotes”, la desleal competencia que realizan los capitalistas que acostumbran a importar granos de países, como Estados Unidos, donde la agricultura es subsidiada por el gobierno y pueden vender a precios muy bajos, extremo que en nada beneficia a la población en general porque los precios en el mercado no bajan.

Por otra parte, los campesinos nacionales enfrentan la carestía de los insumos agropecuarios, sumada a la pobreza que les impide disponer de los fondos necesarios para la adquisición de los agroquímicos a los que han sido acostumbrados. La mayoría de nuestros campesinos están cultivando pequeñas parcelas que atienden con grandes dificultades por la falta de apoyo financiero.

Muchos campesinos amigos me relatan, que para estos tiempos de siembra y abonado, deben recurrir a los dueños de fincas de café y ganaderías para conseguir prestado el dinero para adquirir fertilizantes y químicos para deshierbar los campos.

Ha sido tradición que esos dineros no los paguen en efectivo sino “descontándolos” yendo a trabajarle a los prestamistas, particularmente en las labores de corte de café. Y lo más grave de esto es que los caficultores que les prestan estos dineros al momento de pagarles su trabajo, lo hacen muy por debajo de lo que en realidad le pagan a los que no les deben.

Pero no nos queda de otra. Necesitamos el pisto y tenemos que aguantar que nos den hasta 5 o 10 lempiras menos por cada galón cortado” me dijo un amigo que el año pasado debió pagarle 3.500 lempiras a un cafetalero de Lempira, y esto lo hace él y acompañado por 3 hijos, que no reciben pago hasta que hayan “descontado” dicha cantidad y el resto de galones cortados les son pagados al mismo bajo precio, como para terminar de pagar el favor del préstamo.

Estas realidades son necesarias que sean tratadas dentro de los esquemas que los técnicos delinean para las actividades gubernamentales que deben hacerse para mejorar la calidad de vida de estos compatriotas que lejos de los escritorios de oficinas con aire acondicionado, cafeteras y teléfonos, viven una vida que muy difícilmente pueden imaginarse los “ciudadanos”, entendiendo que así estoy llamando a los pobladores de las zonas urbanas y particularmente de las grandes ciudades en donde el oropel y la publicidad impone modas que nada tienen que ver con la realidad que viven los paisanos que nacieron, viven y mueren en cerros, praderas y montañas de esta patria nuestra.

Y este año desgraciadamente para estos compatriotas la cosa se ha complicado por el ataque de la Roya a las fincas de la región. Muchos de estos cafetaleros en esta ocasión les han negado el préstamo del dinero para abonos y químicos foliares porque “las cosechas no van a servir y no los van a necesitar”.

Los cortes del grano se espera se reduzcan porque muchos de los finqueros han realizado podas profilácticas y otros han tenido que destruir sus sembradíos. De esa manera estas personas están sembrando a la buena de Dios, a lo que la tierra dé o con los abonos y prácticas antiguas de siembra y que han dejado de ser parte del quehacer de los campesinos jóvenes que han disfrutado de bombas de riego para esparcir químicos que les ha evitado el tener que deshierbar a puro azadón. Esta amarga realidad está muy distante para preocupar a los que derrochan el dinero en sus campañas electorales y de los que viven bien en base a los salarios estatales.



*  Carlos Jeremías Girón Rivera. Periodista. Miembro del Colegio de Periodistas de Honduras. (carlosjeremiasg@hotmail.com | www.facebook.com/carlosjeremiasgironr)

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