Una mirada al mundo del tráfico de armas israelíes - TicoVisión
Escrito en 31/07/13 a 05:54:08 GMT-06:00 Por Administrador
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En Israel la guerra se ha convertido en una constante fuente de lucro. Cisjordania y la Franja de Gaza se utilizan como campos de ensayo de los traficantes de armas respaldados por...

Una mirada al mundo del tráfico de armas israelíes - TicoVisión


31 de julio de 2013 | TicoVisión | Redacción - Rebelión | Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento




Una mirada al mundo
del tráfico de armas israelíes



Por Eilat Maoz *

31 de julio de 2013.-  En Israel la guerra se ha convertido en una constante fuente de lucro. Cisjordania y la Franja de Gaza se utilizan como campos de ensayo de los traficantes de armas respaldados por los intelectuales. Estos son los protagonistas de The Lab, la última película de Yotam Feldman. En sus excepcionales entrevistas, la película revela que la imagen del traficante de armas que opera en las sombras es cosa del pasado.

Un laboratorio es un lugar donde los científicos realizan experimentos en condiciones controladas, un espacio donde los fenómenos a gran escala, como los huracanes, se miniaturizan y las cosas pequeñas, como los microbios, se aumentan para observar los procesos complejos y aprender a controlarlos. Un laboratorio es un lugar donde el mundo se divide en fenómenos predecibles y objetos observables. Donde surge el conocimiento y luego se difunde para una mayor comprensión y una mejor organización del mundo a través de la lente de los conocimientos que hemos acumulado en el laboratorio.
Tanques del ejército israelí cerca de la Franja de Gaza preparándose para una posible invasión terrestre. El Gobierno israelí ha autorizado la movilización de 75.000 reservistas para las próximas etapas de la campaña militar (Foto Actiestills)

La nueva película de Yotam Feldman, The Lab, nos presenta a los hombres que convirtieron los Territorios Palestinos Ocupados en el mayor y más avanzado laboratorio de pruebas de armas, los traficantes y los desarrolladores, los expertos en defensa y los líderes de la industria. A pesar de la tentación de compararlo con otros documentales israelíes que han expuesto recientemente la vida secreta de las personas que ponen en marcha la ocupación, como The Law in These Parts (La ley en estos lugares) y The Gatekeepers (Los guardianes), The Lab es ante todo una película sobre conocimientos. Conocimientos de seguridad surgidos en la zona flexible entre dos dimensiones separadas por una línea muy borrosa: los militares y el mercado.

En el primer montaje The Lab muestra la opinión de Naomi Klein de que la razón principal de la prosperidad económica de Israel en un momento de inestabilidad política y de crisis global no radica en su excelente capital humano que le permite escapar sin problemas de las consecuencias económicas negativas, sino más bien en la continuación de los conflictos regionales. La doctrina del shock muestra que la mayor parte del crecimiento económico de Israel se puede atribuir a la enorme industria de defensa que se ha convertido en la principal fuente de exportación de Israel, en particular después del 11-S. En 2012, Israel ocupó el sexto puesto del mundo de exportador de armas. Klein afirma también que Cisjordania y la Franja de Gaza no sólo son las mayores prisiones del mundo al aire libre, sino que además son el laboratorio mundial donde "los palestinos ya no son sólo objetivos. Son conejillos de indias".

Según Feldman las recientes campañas militares, principalmente la Operación Plomo Fundido, ilustran la transformación de la naturaleza de la guerra: de una perturbación temporal que afecta a la vida y a la propiedad, a un estado permanente y rentable de la situación. Así, la película se une a otras voces que tratan de evaluar los beneficios derivados de la ocupación y no los supuestos costos que soporta la sociedad israelí. Sin embargo, el verdadero poder de la película no se revela cuando se presenta sin que le inviten a eventos cerrados con el fin de hacer frente a los especuladores, sino en las excepcionales entrevistas que mantiene con ellos. En estas entrevistas se revela que cada traficante de armas tiene una visión del mundo que se despliega con rapidez frente a la cámara. Al parecer, los belicistas ya no operan en las sombras. Si las armas se venden en el mercado abierto, deben tratarse como cualquier otra mercancía y como lo que está oculto no se puede vender el velo del secreto debe retirarse rápidamente del mercado de la seguridad, trocando la ocupación de vergonzoso secreto conocido a puesto de venta.

Las seductoras historias de éxito de los comandantes israelíes que sumergen sus manos en la experiencia del combate para vender más armas, refuerzan la impresión de que la ocupación proporciona oportunidades económicas lucrativas. Al mismo tiempo, las historias sugieren que la relación íntima entre el ejército y la economía de Israel es mayor que la suma total de todas las relaciones personales entre los militares profesionales y hombres de negocios o de algunos comandantes de campo con una visión para los negocios. En las conferencias internacionales se presentan orgullosamente los modelos de armas israelíes a hombres entusiastas, parece que el Ministerio de Defensa israelí opera como principal agente de exportación de Israel. Aquí es donde el límite entre lo "político" y lo "económico" colapsa, y donde la frase "fuerza económica" se revela como algo más que un juego de palabras retóricas: se trata de un plan de trabajo. Un plan basado en el supuesto de que la seguridad es un producto que el país suministra a los ciudadanos respetuosos de la ley y que una economía fuerte es la base del poderío militar. Por lo tanto aparece el papel del Estado en la expansión de la industria de defensa, ya que soporta el "crecimiento" y las exportaciones –aunque sean totalmente privadas- y se contemplan como éxitos nacionales. Tomando prestada la terminología cinematográfica, la industria de defensa israelí es un claro caso de coproducción.

Es importante destacar que esta coproducción cuenta con un tercer socio: las instituciones académicas israelíes. Uno de los aspectos más interesantes de la película es el entretejido de las historias de los inventores y traficantes de armas con las de los científicos e intelectuales.

El filósofo militar Shimon Naveh nos lleva a una base de entrenamiento del desierto que sigue el modelo de una ciudad palestina. Con una camiseta Nike, pantalones de camuflaje militar y sofisticadas gafas redondas, camina por la ciudad fantasma y explica que la filosofía francesa ha ayudado a llegar a una doctrina militar adecuada de la guerra posmoderna: la deconstrucción del espacio urbano. Puesto en palabras claras, la doctrina se basa en la perforación de las paredes de las casas residenciales y moviéndose por fuera como un rizoma en las carreteras pavimentadas. Por lo tanto Naveh adjudicarse el crédito de la destrucción causada por el ejército israelí, ya que volvió a ocupar ciudades de Cisjordania durante la Operación Muro Defensivo.

En el Edificio de Ciencias Sociales de la Universidad de Tel Aviv, nos encontramos con el profesor Yitzhak Ben Israel, ocupado en desarrollo de modelos matemáticos que predicen las tasas de éxito de los asesinatos selectivos y las detenciones. Sus modelos le permiten predecir, utilizando una fórmula de simple sustitución, el número de personas que hay que asesinar para provocar el colapso de toda una organización o sistema político. La investigación de Ben Israel sólo es un ejemplo de la pujante industria de la seguridad en el mundo académico israelí, donde incluso los pocos académicos que se oponen públicamente a la ocupación tienden a ignorarla.

Los híbridos de Feldman –cibernéticos de la ciencia, la tecnología y militares- exponen dramáticamente las consecuencias de largo alcance de la migración de conocimientos del laboratorio israelí al resto del mundo. Por ejemplo, las tecnologías de control antidisturbios israelíes vendidas a la policía brasileña para combatir a los narcotraficantes vacían las favelas de Río de Janeiro según los modelos de los campos de refugiados palestinos; Kabul es una reminiscencia de Bagdad que a su vez se parece a Yenín. Esta similitud es más que el producto de la imaginación orientalista o el odio de los pobres y los negros (aunque estos son sin duda factores importantes): se trata de formas de conocimiento, productos de la industria de alta tecnología que hacen que estos espacios sean tan inquietantemente similares.

Eilat Maoz es estudiante de doctorado en el Departamento de Antropología de la Universidad de Chicago. Su trabajo se centra en la economía política de la violencia y apoya la demanda palestina de Boicot, Desinversión y Sanciones.




* Eliat Maoz: Judía NO SIONISTA. Coordinadora general de la Coalición de Mujeres para la Paz, una organización israelí que trabaja por la paz en Israel y Palestina.

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