San José, 13 de agosto de 2013.-  En el mundo ecológico se habla de un nuevo tipo de impuesto, el impuesto del tiempo. Los expertos lo definen como “el tiempo que debe esperar la sociedad para la recuperación de un recurso, durante el cual este no puede utilizarse y debe atenderse. Esto implica costos energéticos y financieros sin un rendimiento inmediato de la inversión”.

En el sector donde más se ha trabajado con este tipo de impuesto es en el forestal, en el cual es posible calcular dicho costo en forma precisa.

Alistair Sarre, en la Revista Actualidad Forestal Tropical nos dice sobre el particular: “supongamos la siguiente situación hipotética: los excesivos daños causados durante el último ciclo de corta de un bosque, han prolongado de 50 a 70 años el tiempo necesario antes de que sea posible efectuar otra extracción. Si el dueño de la tierra gana mil dólares con la cosecha, el impuesto del tiempo (a una tasa de descuento del 8%) durante la demora de 20 años es de $3.660 o más de tres veces y medio el valor de la cosecha. La rehabilitación efectuada inmediatamente después de la primera corta puede ser ventajosa ya que acortaría el tiempo de espera para la segunda extracción, pero indudablemente el método más rentable de manejo de los bosques naturales es causar el menor daño posible en un primer lugar”.

Por eso para reducir el “impuesto al tiempo” es importante manejar adecuadamente los bosques y establecer procesos de rehabilitación de los mismos.