América Latina, democracias incompletas - TicoVisión
Tenemos que buscar un sistema, para que la opinión de la mayoría sea escuchada y no solamente la del partido o grupos de poder. Esto resolvería el problema de las manifestaciones...
Por Rogelio Salazar García
15 de septiembre de 2013.- En América Latina la democracia es solamente de voto. Una vez cada cierta cantidad de años acudimos a las urnas a elegir un presidente, senadores, diputados o representantes según cada país. Hasta allí llegó nuestra democracia. Ya que no volvimos a tener participación activa en la vida política de nuestras naciones. No tenemos acceso a las personas que elegimos para gobernarnos. Esto incluye desde el presidente a los senadores, diputados o representantes.
Estas personas tienen un puesto público y le deben respuesta al pueblo que los eligió. Su obligación es satisfacer sus necesidades y problemas del pueblo, ante el cual tiene que responder. Como principio básico se debe de tener alguna forma de acceso a ellos y a las decisiones que toman, ya que tienen influencia directa en la vida de los ciudadanos.
En nuestros países ocurre todo lo contrario, al llegar al puesto público, estos funcionarios se olvidan de los electores y responden a los intereses de su partido o grupos de poder. Incluso en algunos países se pretende que el puesto sea considerado del partido, el cual tendría la prerrogativa de quitar a una persona elegida por voto popular, por no acatar la línea de dicho partido.
Nada más antidemocrático que el que ponga las normas sea el partido y no el votante. A este funcionario se le dio un poder de representar a los ciudadanos, para que luche por la posición política y compromisos que realizó durante la campaña.
Estas personas tienen un puesto público y le deben respuesta al pueblo que los eligió. Su obligación es satisfacer sus necesidades y problemas del pueblo, ante el cual tiene que responder. Como principio básico se debe de tener alguna forma de acceso a ellos y a las decisiones que toman, ya que tienen influencia directa en la vida de los ciudadanos.
En nuestros países ocurre todo lo contrario, al llegar al puesto público, estos funcionarios se olvidan de los electores y responden a los intereses de su partido o grupos de poder. Incluso en algunos países se pretende que el puesto sea considerado del partido, el cual tendría la prerrogativa de quitar a una persona elegida por voto popular, por no acatar la línea de dicho partido.
Nada más antidemocrático que el que ponga las normas sea el partido y no el votante. A este funcionario se le dio un poder de representar a los ciudadanos, para que luche por la posición política y compromisos que realizó durante la campaña.
Siempre van a existir desacuerdos entre la población y el candidato debido a que su elección fue por consenso y no por unanimidad. Este dilema llega a su máxima expresión cundo la población civil en su mayor parte no quiere un proyecto o ley y el funcionario escoge ir por sus intereses o los del partido.
Debe de crearse alguna forma de hacerle saber a los representantes del pueblo que no están acatando la voluntad popular; que no pueden actuar a su libre albedrío. Tenemos que buscar un sistema, para que la opinión de la mayoría sea escuchada y no solamente la del partido o grupos de poder. Esto resolvería el problema de las manifestaciones masivas que, en este momento, es la única forma que tienen los electores para hacer valer su voz.
Tenemos que encontrar un mecanismo de diálogo entre el votante y su representante. Esto se ve más claramente en las decisiones que afectan principalmente a una región y no a todo un país. Quiero que quede claro también que hay decisiones nacionales con las cuales tenemos derecho a discrepar.
Entiendo por democracia el poder del pueblo para el pueblo y por el pueblo, no el poder para hacer lo el funcionario quiera, lo que el partido quiera, menos lo que los grupos de poder quieran o, por las presiones internacionales.
Comprendo que hay compromisos, principalmente internacionales que se deben cumplir. Esto no quiere decir que tengamos que hacer todo lo que se nos pide al pie de la letra. Tiene que existir un equilibrio justo.
En pocas palabra, damos una carta en blanco a nuestros representante los cueles nos olvidan, nos desprecian, no nos escuchan y lo peor aún, ni siquiera nos dan explicaciones. O sea la democracia se acabó en el voto que damos cada cierta cantidad de años.
Debe de crearse alguna forma de hacerle saber a los representantes del pueblo que no están acatando la voluntad popular; que no pueden actuar a su libre albedrío. Tenemos que buscar un sistema, para que la opinión de la mayoría sea escuchada y no solamente la del partido o grupos de poder. Esto resolvería el problema de las manifestaciones masivas que, en este momento, es la única forma que tienen los electores para hacer valer su voz.
Tenemos que encontrar un mecanismo de diálogo entre el votante y su representante. Esto se ve más claramente en las decisiones que afectan principalmente a una región y no a todo un país. Quiero que quede claro también que hay decisiones nacionales con las cuales tenemos derecho a discrepar.
Entiendo por democracia el poder del pueblo para el pueblo y por el pueblo, no el poder para hacer lo el funcionario quiera, lo que el partido quiera, menos lo que los grupos de poder quieran o, por las presiones internacionales.
Comprendo que hay compromisos, principalmente internacionales que se deben cumplir. Esto no quiere decir que tengamos que hacer todo lo que se nos pide al pie de la letra. Tiene que existir un equilibrio justo.
En pocas palabra, damos una carta en blanco a nuestros representante los cueles nos olvidan, nos desprecian, no nos escuchan y lo peor aún, ni siquiera nos dan explicaciones. O sea la democracia se acabó en el voto que damos cada cierta cantidad de años.
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