Con Daniel a cuestas: El escorpión y la rana - TicoVisión
Escrito en 26/11/13 a 06:00:49 GMT-06:00 Por Administrador
Max Lacayo L.
Ortega sigue aferrado a la idea de transmitir solo la información que él considere útil, a través de canales oficialistas; sigue empeñado en conculcar los derechos individuales de diseminar noticias y opiniones...

Con Daniel a cuestas: El escorpión y la rana - TicoVisión


26 de noviembre de 2013 | TicoVisión | Redacción TV | Opinión / Nicaragua | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento




Con Daniel a cuestas



Por Max Lacayo L. *

26 de noviembre de 2013.-  Seguramente muchos conocemos la fábula del escorpión que pidió a una rana le ayudara a cruzar el río, llevándolo en sus espaldas; convenciéndola de que no le haría ningún daño. Pero en medio río el escorpión picó a la rana. Esta, incrédula exclamó: “Ahora los dos moriremos” y el escorpión respondió: “Esa es mi naturaleza y no lo pude evitar”.
 
Consecuentemente, la naturaleza de Daniel Ortega debe preocuparnos, ya que él se ha montado sobre nuestras espaldas, a como lo hizo el escorpión. Es así que hoy cargamos con Daniel a cuestas.

 
Desde su posición de liderazgo como coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional que oficialmente gobernó Nicaragua desde 1979 a 1985 y a través de su primera Presidencia (1985-1990), Ortega presidió gobiernos dictatoriales, entre cuyas prioridades prevalecía la eliminación del debate público.
 
La única justificación válida que este dictador ha exhibido para controlar los medios de comunicación masivos ha sido su disposición a gobernar de manera totalitaria. Este piensa en términos absolutos, en cuanto a su objetivo de minimizar la distribución de la información pública y el acceso a la misma de parte de la población nicaragüense y la comunidad internacional.

Durante toda esa década se vio en Nicaragua al Gobierno orquestando campañas de propaganda multitudinaria al estilo de Joseph Goebbels; tomando el control de los diarios, libros y demás publicaciones; manipulando el arte en todas sus expresiones auditivas y visuales.
 
El Gobierno asumió un dominio virtualmente completo sobre el sistema público de comunicación para silenciar el diálogo nacional político, religioso y económico, al que se dieron por llamar periodismo revolucionario y sobre el cual el comandante Luis Carrión Cruz –entonces viceministro del Interior– declaró que era “el machete, el rifle, la granada, el cañón en las firmes y callosas manos de nuestros trabajadores y campesinos”.
 
De igual manera, los organismos oficialistas expresaban que “medidas necesarias debían ser tomadas para prevenir que los medios de comunicación fuesen utilizados para desestabilizar el país”.
 
Regresando al foco de nuestra analogía, Daniel Ortega no puede evitar continuar haciendo lo mismo que hizo en los años ochenta. Esa es su naturaleza. Si bien la estrategia de este es diferente hoy, esta atiende a los mismos factores ideológicos, económicos y sociales.
 
Ortega sigue aferrado a la idea de transmitir solo la información que él considere útil, a través de canales oficialistas; sigue empeñado en conculcar los derechos individuales de diseminar noticias y opiniones. Sigue apegado al concepto de que el periodismo es su arma en la guerra que él libra contra nuestra democracia. Sigue buscando la adquisición y el dominio exclusivo de los medios de comunicación para lograr la destrucción rápida y efectiva de sus enemigos políticos.
 
Este presidente inconstitucional sigue calculando que el mundo da por un hecho que los gobiernos tercermundistas pueden actuar impunemente contra los medios de comunicación independientes. Él considera que nuestro debate público, en el contexto internacional, toma lugar entre la sordera y la mudez.
 
Pero ante todo, Ortega sabe que la prensa es parte integral de nuestra fibra social, que los medios independientes dan pie a las acciones de nuestra sociedad y mantienen latente el coloquio necesario para proteger los residuos de nuestro sistema democrático.
 
Lo que Ortega nunca podrá comprender es que él jamás logrará silenciar nuestras muchas pequeñas voces. Más aún cuando llegue el inevitable momento en que estas se eleven al unísono, demandando justicia y clamando libertad.


*  Max Lacayo Lacayo, es economista, escritor, poeta y crítico literario. Egresado de University of New Orleans.

También publicado en La Prensa de Nicaragua: http://www.laprensa.com.ni/2013/11/26/voces/171824-daniel-a-cuestas

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