El testimonio de la FE católica – TicoVisión
Asia Bibi está lista para caminar por la senda del martirio y mientras ella está siendo torturada y vejada, está pensando en nosotros que vivimos en una sociedad liberada en la que nada es malo y como nada es malo...
Por Jorge J. Cuadra V.
6 de enero de 2014.- “El mayor enemigo de la Iglesia Católica es la mundanidad,” dijo el Papa Francisco al inicio de su reinado. En una sociedad en que nada es malo, los cimientos de la fe se socavan y los principios morales y religiosos se tambalean hasta que caen como castillos de naipes barridos por el huracán de la promiscuidad.
La Iglesia católica navega como una barca desorientada azotada por los vientos de la comodidad. Para hacer más dramática la situación, la barca tiene una gran hendidura por donde se filtra el agua hasta hundirla en las profundidades de la duda, de la incertidumbre, del mal ejemplo.
Aunque solo sea un 1.7% los sacerdotes que caen en la pederastia, esta gran minoría le ha hecho un enorme daño a la Iglesia Católica, no tanto por la aberración en si, sino por la forma de manejarla de ciertos Obispos y autoridades eclesiásticas que callaron y se convirtieron en mortales cómplices de los hechores al trasladarlos de parroquias e instituciones en lugar de suspenderlos y expulsarlos para que no continuaran escandalizando y martirizando a pequeños inocentes.
Asia Bibi, la mujer de Paquistán que se encuentra recluida en una mazmorra musulmana, esperando ser ejecutada por negarse a renegar de su fe católica, es quizás el instrumento de Dios para despertar la fortaleza de la fe y la necesidad de los principios. Dios se vale de todo para salvar a la humanidad del desastre y no sería raro que las muestras de solidaridad y las peticiones de clemencia no surtan el efecto misericordioso para salvar la vida de Asia. Por las palabras que ella usa con sus hijos y su esposo, se puede asegurar que es una mujer de fe y
La Iglesia católica navega como una barca desorientada azotada por los vientos de la comodidad. Para hacer más dramática la situación, la barca tiene una gran hendidura por donde se filtra el agua hasta hundirla en las profundidades de la duda, de la incertidumbre, del mal ejemplo.
Aunque solo sea un 1.7% los sacerdotes que caen en la pederastia, esta gran minoría le ha hecho un enorme daño a la Iglesia Católica, no tanto por la aberración en si, sino por la forma de manejarla de ciertos Obispos y autoridades eclesiásticas que callaron y se convirtieron en mortales cómplices de los hechores al trasladarlos de parroquias e instituciones en lugar de suspenderlos y expulsarlos para que no continuaran escandalizando y martirizando a pequeños inocentes.
Asia Bibi, la mujer de Paquistán que se encuentra recluida en una mazmorra musulmana, esperando ser ejecutada por negarse a renegar de su fe católica, es quizás el instrumento de Dios para despertar la fortaleza de la fe y la necesidad de los principios. Dios se vale de todo para salvar a la humanidad del desastre y no sería raro que las muestras de solidaridad y las peticiones de clemencia no surtan el efecto misericordioso para salvar la vida de Asia. Por las palabras que ella usa con sus hijos y su esposo, se puede asegurar que es una mujer de fe y
de mucha fortaleza espiritual. Ella está lista para el martirio, con el que va a dar testimonio de fe ante un mundo frívolo e indiferente que piensa que nada es malo, que todo se puede hacer, que la naturaleza no tiene límites.
La fe cristiana está empedrada de mártires que entregaron sus vidas para que reinara El que vino a redimirnos. El mismo, pese a su poder divino, permitió que lo ultrajaran, lo torturaran, lo crucificaran y lo asesinaran para limpiar con Su sangre todos los pecados del mundo. Asia Bibi es la encarnación del Mártir del Gólgota y millones de mártires más que con su sacrificio lograron sembrar la semilla de la fe, para cosechar los frutos de la salvación.
Recemos por la vida de Asia Bibi, pidamos su salvación y su libertad, roguemos para que no la asesinen, pero no nos extrañemos si no podemos salvarla, porque somos nosotros mismos con nuestra indiferencia, nuestra frivolidad, nuestra promiscuidad espiritual los que la pusimos en esa cruz a sufrir el martirio de los santos.
La fe demanda sangre santa y Asia Bibi está dando la suya para que brille la concordia en el mundo, para que el hermano ame al hermano y para que la paz se adueñe del mundo en que vivimos.
Asia Bibi está lista para caminar por la senda del martirio y mientras ella está siendo torturada y vejada, está pensando en nosotros que vivimos en una sociedad liberada en la que nada es malo y como nada es malo, no hay pecado y como no hay pecado, no hay Redentor, lo que es igual a negar la existencia de Dios.
La fe cristiana está empedrada de mártires que entregaron sus vidas para que reinara El que vino a redimirnos. El mismo, pese a su poder divino, permitió que lo ultrajaran, lo torturaran, lo crucificaran y lo asesinaran para limpiar con Su sangre todos los pecados del mundo. Asia Bibi es la encarnación del Mártir del Gólgota y millones de mártires más que con su sacrificio lograron sembrar la semilla de la fe, para cosechar los frutos de la salvación.
Recemos por la vida de Asia Bibi, pidamos su salvación y su libertad, roguemos para que no la asesinen, pero no nos extrañemos si no podemos salvarla, porque somos nosotros mismos con nuestra indiferencia, nuestra frivolidad, nuestra promiscuidad espiritual los que la pusimos en esa cruz a sufrir el martirio de los santos.
La fe demanda sangre santa y Asia Bibi está dando la suya para que brille la concordia en el mundo, para que el hermano ame al hermano y para que la paz se adueñe del mundo en que vivimos.
Asia Bibi está lista para caminar por la senda del martirio y mientras ella está siendo torturada y vejada, está pensando en nosotros que vivimos en una sociedad liberada en la que nada es malo y como nada es malo, no hay pecado y como no hay pecado, no hay Redentor, lo que es igual a negar la existencia de Dios.
Los Comentarios son responsabilidad de los que lo publican, por lo tanto no nos haremos responsables de su contenido.