Los nuevos viajeros del tren interurbano josefino - TicoVisión
Somos seres humanos de comunicación, pero ya no usamos la palabra, ni la mirada, sino que dependemos de un elemento intermedio que es llamado teléfono móvil para comunicarnos. Ya no conversamos con los que están cerca de...
Por el Dr. Guillermo Carvajal Alvarado *
21 de marzo de 2014.- El tren interurbano de San José sigue circulando sobre los viejos trazados y rieles que han de llevar cerca de 120 años de existencia, de hecho en sus orígenes el tren se construyó para comunicar al Valle Central, asiento territorial más densamente poblado y por aquellos años el motor de la economía nacional. Las necesidades agroexportadoras llevaron a los gobiernos de finales del siglo XIX a buscar un medio de transporte más rápido y ágil que las carreteras donde se transportaba el café con destino a los mercados de exportación.
El tren cumplió una misión fundamental en la articulación del espacio geográfico costarricense, ya que unió al valle central con los puertos del Caribe, y con Puntarenas en el Océano Pacífico; era un tren interoceánico, muy avanzado para su época cuya misión inicial fue el transporte de la producción nacional, pero que progresivamente se convirtió en un medio de transporte para usuarios que abrieron sus horizontes mentales y empezaron a conocer más de cerca pueblos, costumbres y paisajes diferentes; el tren nos unió, nos hizo más pueblo, nos hermanó y nos dio identidad como territorio.
Abandonado desde 1990, por gobernantes ineptos que no vieron la posibilidad de modernizarlo, poco a poco los ramales de trenes fueron desapareciendo, hasta su clausura en la administración de José María Figueres Olsen.
El tren cumplió una misión fundamental en la articulación del espacio geográfico costarricense, ya que unió al valle central con los puertos del Caribe, y con Puntarenas en el Océano Pacífico; era un tren interoceánico, muy avanzado para su época cuya misión inicial fue el transporte de la producción nacional, pero que progresivamente se convirtió en un medio de transporte para usuarios que abrieron sus horizontes mentales y empezaron a conocer más de cerca pueblos, costumbres y paisajes diferentes; el tren nos unió, nos hizo más pueblo, nos hermanó y nos dio identidad como territorio.
Abandonado desde 1990, por gobernantes ineptos que no vieron la posibilidad de modernizarlo, poco a poco los ramales de trenes fueron desapareciendo, hasta su clausura en la administración de José María Figueres Olsen.
En el 2006 se retomó el uso del tren, pero solo en la parte central del país.
Si bien nuestro servicio de trenes interurbano es muy anticuado, ha prestado un inmenso servicio a la población, la cual puede viajar de manera más expedita de las estaciones de salida a las estaciones de llegada y puntos intermedios.
El tren no cambió, o sus cambios son apenas perceptibles, es un servicio lento, siempre con su balanceo adormecedor, su fuerte chillido del continuo golpeteo entre riel y riel, la lentitud del servicio, los viejos vagones, y las viejas pitoretas; viajamos sobre viejos rieles y viejas máquinas, pero en el siglo XXI, lo que si cambió fue el usuario, que ya no es campesino bonachón y apolado de la Costa rica de fines del siglo XIX y de todo el siglo XX.
Automatismo y autómatas en una comunicación “impersonal” e insustancial
aparatos telefónicos mientras escuchan música. Por cierto la mayoría utiliza el móvil para el envío de mensajes y casi nadie realiza directamente llamadas por su servicio móvil. Una figura que retrata ¡Cuánto hemos cambiado como sociedad! Y ¡Cuánto nos ha cambiado la tecnología!
Sobre esos viejos rieles se registran los cambios más inusitados de un país en pleno cambio, con nuevas dinámicas sociales y con nuevos actores y de ellos queremos dejar testimonio para la posteridad.
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
Si bien nuestro servicio de trenes interurbano es muy anticuado, ha prestado un inmenso servicio a la población, la cual puede viajar de manera más expedita de las estaciones de salida a las estaciones de llegada y puntos intermedios.
El tren no cambió, o sus cambios son apenas perceptibles, es un servicio lento, siempre con su balanceo adormecedor, su fuerte chillido del continuo golpeteo entre riel y riel, la lentitud del servicio, los viejos vagones, y las viejas pitoretas; viajamos sobre viejos rieles y viejas máquinas, pero en el siglo XXI, lo que si cambió fue el usuario, que ya no es campesino bonachón y apolado de la Costa rica de fines del siglo XIX y de todo el siglo XX.
Los modernos usuarios del tren, son viajeros muy diferentes, desde su vestimenta, sus hábitos y su soledad acompañada solo de la más moderna tecnología. Justamente en la fotografía tomada en cualquier estación donde se detiene el tren para recoger pasajeros, es muy frecuente observar ese comportamiento.
Somos seres humanos de comunicación, pero ya no usamos la palabra, ni la mirada, sino que dependemos de un elemento intermedio que es llamado teléfono móvil para comunicarnos. Ya no conversamos con los que están cerca de nosotros, no, lo usamos para llamar o simplemente para intercambiar mensajes con otros amigos, a los cuales les enviamos comentarios, o bien fotografías. Vivimos un mundo de mucha información pero de poca comunicación personal.
Justamente en esta fotografía podemos observar a un grupo de viajeros que esperan el tren interurbano, y que a excepción de uno que se atreve a observar a una mujer, todos los demás están concentrados con sus
Somos seres humanos de comunicación, pero ya no usamos la palabra, ni la mirada, sino que dependemos de un elemento intermedio que es llamado teléfono móvil para comunicarnos. Ya no conversamos con los que están cerca de nosotros, no, lo usamos para llamar o simplemente para intercambiar mensajes con otros amigos, a los cuales les enviamos comentarios, o bien fotografías. Vivimos un mundo de mucha información pero de poca comunicación personal.
Justamente en esta fotografía podemos observar a un grupo de viajeros que esperan el tren interurbano, y que a excepción de uno que se atreve a observar a una mujer, todos los demás están concentrados con sus
aparatos telefónicos mientras escuchan música. Por cierto la mayoría utiliza el móvil para el envío de mensajes y casi nadie realiza directamente llamadas por su servicio móvil. Una figura que retrata ¡Cuánto hemos cambiado como sociedad! Y ¡Cuánto nos ha cambiado la tecnología!
Sobre esos viejos rieles se registran los cambios más inusitados de un país en pleno cambio, con nuevas dinámicas sociales y con nuevos actores y de ellos queremos dejar testimonio para la posteridad.
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
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