¿Conejo por liebre? : Desde Provincia - TicoVisión
Hay una real tensión por el asunto de la Isla Conejo, entre Honduras y El Salvador. Una tensión que revive el espíritu anti salvadoreño en los catrachos y anti hondureño en los pipiles. Se enseña que los...
Por Carlos Jeremías Girón Rivera *
Periodista
Santa Rosa de Copán, 1 de abril del 2014.- Hay una real tensión por el asunto de la Isla Conejo, entre Honduras y El Salvador. Una tensión que revive el espíritu anti salvadoreño en los catrachos y anti hondureño en los pipiles.
Se enseña que los centroamericanos somos hermanos, que nos une no solo la proximidad geográfica y la historia desde la época de la llegada de los españoles, sino que el sueño del general Francisco Morazán: una Centroamérica unida, convertida en una sola nación. Sin duda que el anhelo del Gral. Morazán tuvo su época, su tiempo.
La realidad sin embargo ha sembrado discordia entre las naciones, particularmente entre los pobladores comunes (eso que llamamos pueblo-pueblo) en una serie de hechos y acontecimientos que solo han beneficiado a los círculos de poder de cada nación del istmo.
Las historias de cada país desde 1821, año de la Independencia del yugo español, han sido parecidas pero muy diferentes. Los grupos o élites dominantes han hecho lo que han tenido que hacer en cada país, para mantener el control de las economías y sobre todo la segura y cómoda explotación de las mismas en su beneficio.
Se enseña que los centroamericanos somos hermanos, que nos une no solo la proximidad geográfica y la historia desde la época de la llegada de los españoles, sino que el sueño del general Francisco Morazán: una Centroamérica unida, convertida en una sola nación. Sin duda que el anhelo del Gral. Morazán tuvo su época, su tiempo.
La realidad sin embargo ha sembrado discordia entre las naciones, particularmente entre los pobladores comunes (eso que llamamos pueblo-pueblo) en una serie de hechos y acontecimientos que solo han beneficiado a los círculos de poder de cada nación del istmo.
Las historias de cada país desde 1821, año de la Independencia del yugo español, han sido parecidas pero muy diferentes. Los grupos o élites dominantes han hecho lo que han tenido que hacer en cada país, para mantener el control de las economías y sobre todo la segura y cómoda explotación de las mismas en su beneficio.
De esa manera cada paisito de estos ha escrito su realidad.
Una Costa Rica galopante por caminos y veredas de Democracia sin ejercito y mucha cultura, pero no olvidemos que fue allí donde los poderosos de 1842 terminaron con la vida del Gral. Morazán por la vía del fusilamiento, una clara acción de lo que se tenía que hacer en aquel momento para estabilizar el tambaleante panorama de la unidad de Centroamérica en detrimento de los intereses de quienes preferían mantener los límites de sus cotos de caza.
Una Nicaragua sufrida, con un pueblo que hasta el siglo pasado logró terminar con la dominación de una familia que se había entronizado en el poder y manejado el país como su hacienda privada.
Catorce familias manejaron el siglo pasado la era moderna de El Salvador, grupo de poder que gestó la mal llamada Guerra del Fútbol, ocurrida en Julio de 1969 y que no fue más que una campaña militar para intentar anexase territorios que permitieran la oxigenación del territorio más pequeño de las cinco naciones originales de esta Centro América que estaba saturada por una de las poblaciones más activas en materia de reproducción y por otro lado era un intento para conseguir una salida al Atlántico por el corredor El Poy – Puerto Cortés.
contra los Estados Unidos y un político criollo enarboló esa bandera y puso en aprietos la estabilidad del hasta ahora “quieto y tranquilo” panorama del manejo de la cosa pública.
Estos políticos no han trabajado con visión futurista para lograr el desarrollo del país, fortaleciendo su economía y mejorando el nivel de vida de los hondureños. Han hecho muchas cosas, entre ellas entregar al capital extranjero las oportunidades de negocios.
El desarrollo y creación de las nuevas empresas y maneras nuevas de hacer industria, comercio y aún turismo ha sido una especie de concesiones a extranjeros en el mejor de los casos en inversiones mixtas con una participación tímida del capital hondureño privado.
De esa manera aquellos que a medio siglo XX intentaron una conquista al estilo israelita de nuestro territorio, ahora están incrustados en el corazón de la economía nacional.
De allí que resulta interesante este asunto de discordia a partir de una disputa actual por una isla, que en verdad es un pequeño peñón de unos mil metros.
El nuevo gobierno salvadoreño va a recibir muy pronto y el presidente Mauricio Fúnez le está dejando una papa caliente, ya que con sus declaraciones ha estado alentando el espíritu de confrontación y se comienzan a escuchar voces disonantes que les gustaría una confrontación violenta entre estas dos naciones.
El gobierno del FMLN deberá valorar la conveniencia o inconveniencia de una acción que ponga en precario la estabilidad social de un país que por sus orígenes oligárquicos y capitalistas, es para los grupos fácticos más seguro con un gobierno que no sea de izquierda.
Honduras debe, (y creo que así será por la formación militar y el origen occidental del actual mandatario hondureño que ha dado claras muestras de estar intentando un gobierno más apegado a los valores patrios,) de prepararse para lo que sea necesario hacer en defensa de la soberanía hondureña en esa pequeña isla que es importante por su ubicación para realizar las mediciones necesarias para alcanzar cualquier convenio de convivencia en el Golfo de Fonseca entre El Salvador, Nicaragua y Honduras.
* Carlos Jeremías Girón Rivera. Periodista. Miembro del Colegio de Periodistas de Honduras. (carlosjeremiasg@hotmail.com | www.facebook.com/carlosjeremiasgironr)
Una Costa Rica galopante por caminos y veredas de Democracia sin ejercito y mucha cultura, pero no olvidemos que fue allí donde los poderosos de 1842 terminaron con la vida del Gral. Morazán por la vía del fusilamiento, una clara acción de lo que se tenía que hacer en aquel momento para estabilizar el tambaleante panorama de la unidad de Centroamérica en detrimento de los intereses de quienes preferían mantener los límites de sus cotos de caza.
Una Nicaragua sufrida, con un pueblo que hasta el siglo pasado logró terminar con la dominación de una familia que se había entronizado en el poder y manejado el país como su hacienda privada.
Catorce familias manejaron el siglo pasado la era moderna de El Salvador, grupo de poder que gestó la mal llamada Guerra del Fútbol, ocurrida en Julio de 1969 y que no fue más que una campaña militar para intentar anexase territorios que permitieran la oxigenación del territorio más pequeño de las cinco naciones originales de esta Centro América que estaba saturada por una de las poblaciones más activas en materia de reproducción y por otro lado era un intento para conseguir una salida al Atlántico por el corredor El Poy – Puerto Cortés.
Una Guatemala con una de las más recalcitrantes oligarquías unificada por la rancia burguesía que dejó conjuntada la Audiencia de los Confines. Cúpula que se amplió de manera tal que el germen libertario solo alcanzó a frenar la liquidación de los pueblos indígenas que año con año soportan la transculturización, pero que en aquel momento difícil a mediados del siglo pasado tuvieron que soportar enormes masacres.
Y nuestra Honduras, un país con los más timoratos políticos, con la cerviz doblada ante el grupúsculo que controlando el poder político con dos banderas, una azul y otra roja, les han financiado sus campañas indistintamente.
Políticos que apenas en la primera década de este nuevo siglo (2009) debieron enfrentar una prédica de liberación venida del sur, de donde un militar ya muerto inicio una guerra asimétrica
Y nuestra Honduras, un país con los más timoratos políticos, con la cerviz doblada ante el grupúsculo que controlando el poder político con dos banderas, una azul y otra roja, les han financiado sus campañas indistintamente.
Políticos que apenas en la primera década de este nuevo siglo (2009) debieron enfrentar una prédica de liberación venida del sur, de donde un militar ya muerto inicio una guerra asimétrica
contra los Estados Unidos y un político criollo enarboló esa bandera y puso en aprietos la estabilidad del hasta ahora “quieto y tranquilo” panorama del manejo de la cosa pública.
Estos políticos no han trabajado con visión futurista para lograr el desarrollo del país, fortaleciendo su economía y mejorando el nivel de vida de los hondureños. Han hecho muchas cosas, entre ellas entregar al capital extranjero las oportunidades de negocios.
El desarrollo y creación de las nuevas empresas y maneras nuevas de hacer industria, comercio y aún turismo ha sido una especie de concesiones a extranjeros en el mejor de los casos en inversiones mixtas con una participación tímida del capital hondureño privado.
De esa manera aquellos que a medio siglo XX intentaron una conquista al estilo israelita de nuestro territorio, ahora están incrustados en el corazón de la economía nacional.
De allí que resulta interesante este asunto de discordia a partir de una disputa actual por una isla, que en verdad es un pequeño peñón de unos mil metros.
El nuevo gobierno salvadoreño va a recibir muy pronto y el presidente Mauricio Fúnez le está dejando una papa caliente, ya que con sus declaraciones ha estado alentando el espíritu de confrontación y se comienzan a escuchar voces disonantes que les gustaría una confrontación violenta entre estas dos naciones.
El gobierno del FMLN deberá valorar la conveniencia o inconveniencia de una acción que ponga en precario la estabilidad social de un país que por sus orígenes oligárquicos y capitalistas, es para los grupos fácticos más seguro con un gobierno que no sea de izquierda.
Honduras debe, (y creo que así será por la formación militar y el origen occidental del actual mandatario hondureño que ha dado claras muestras de estar intentando un gobierno más apegado a los valores patrios,) de prepararse para lo que sea necesario hacer en defensa de la soberanía hondureña en esa pequeña isla que es importante por su ubicación para realizar las mediciones necesarias para alcanzar cualquier convenio de convivencia en el Golfo de Fonseca entre El Salvador, Nicaragua y Honduras.
* Carlos Jeremías Girón Rivera. Periodista. Miembro del Colegio de Periodistas de Honduras. (carlosjeremiasg@hotmail.com | www.facebook.com/carlosjeremiasgironr)
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