Jornaleros ilegales - TicoVisión
Escrito en 07/04/14 a 08:07:43 GMT-06:00 Por Administrador
Angel Frias Coca
Cuento esta historia con base en el recuerdo de las conversaciones mantenidas con un amigo, quien no es un personaje anónimo y, por el contrario, es un amigo muy apreciado.  Escribir estas letras no es...

Jornaleros ilegales - TicoVisión


7 de abril de 2014 | TicoVisión | Redacción TicoVisión | Sociales | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento




Jornaleros ilegales



Por Ángel Frías Coca
Escritor

    7 de abril de 2014.-  Cuento esta historia con base en el recuerdo de las conversaciones mantenidas con un amigo, quien no es un personaje anónimo y, por el contrario, es un amigo muy apreciado.  Escribir estas letras no es algo premeditado; es el fruto de unas emociones vividas algunos meses atrás escuchando su relato y recordadas al leer un artículo sobre la emigración creciente en el mundo, en el que se reconoce por la propia ONU, que tan solo en el 2013 se llegaron a superar los 230 millones, siendo Europa occidental, los estados del Golfo Pérsico y Los Estados Unidos los lugares con más afluencia.

De esta manera, y al reconocer a mi amigo como un integrante más de esas estadísticas, pienso que estoy obligado -es más creo que es un deber- a escribir algo sobre la vida de los emigrantes en general y muy en particular del trabajador del campo, tratando de contar a través de las vivencias escuchadas, el poco aprecio que se los tiene.

"Wetback" o espalda mojada, palabra más que denigrante para recordar a la gente generalmente mexicana su estatus en este país, USA, al que difícilmente podrán pertenecer por derecho propio. Recordemos, sin embargo, que no siempre los que cruzan "ilegalmente"  la frontera de los Estados Unidos por su frontera Sur son mexicanos, puesto que en la variedad de esos mal llamados 'ilegales' suele aparecer un mosaico multicolor y procedente de muy diversos países, principalmente de Latinoamérica, aunque no la única.

En este extenso país malviven una mezcla de razas y costumbres que, a través de una esclavitud medio encubierta, surten de mano de obra barata a todos los latifundios.  Conste que no hablo de algo desconocido; por el contrario es algo de sobras conocido y por lo cual algunos personajes, con mucho poder dentro del país, jamás darán el visto bueno a la ley de emigración tan deseada por tantos, ya que verían sus fuentes de ingresos mermadas.

No quisiera hablar de cansancio, ni de un trabajo cualquiera, cuando me refiero a la explotación, ni de pensamientos cuando son realidades. Hablo, o intento hablar de esas personas anónimas llamadas ilegales, entre las que se incluye Juan; me refiero a esos personajes anónimos para la gente en general, de esos desconocidos a los que por desgracia el tiempo no cuenta, de ésos a los que, por unos papeles, serían capaces de casarse con una "gabacha"  -americana-, incluso sin que nada los uniese.

Esclavos del dinero, peones que trabajan largas jornadas para poder subsistir, capataces llamados "mayordomos" -sacados de esos mismos ilegales- a los que les pasa lo mismo que a todos los demás... si no se trabaja, ellos tampoco cobran; son los de esas órdenes convertidas en abusos de poder contra los suyos.

Intento contar esas grandes cosas, aún a sabiendas que para muchos son insignificantes o ignoradas. Es más, yo diría que se han olvidado todas esas emociones vividas, los sentimientos de todas esas personas, esas caras curtidas por el paso del tiempo, esas emociones sentidas.

Sí, se han olvidado los sentimientos vividos por un emigrante cualquiera que, como tantos otros, vino buscando el Dorado y que, por suerte, conoció a esos otros jornaleros, personas sin papeles, lo mismo que él. Hablo de esfuerzos sobrehumanos, de subsistencia, de una verdad viva, de amores y desamores, de sentimientos encontrados, de amistades a medias y, cómo no, de la vida... si a esa especie de existencia se le puede llamar así.

Sé que algunos al leer estas letras, pudiesen hasta negarlo o tratar de ignorarlo, pero es parte de una realidad; es la supervivencia de los jornaleros sin papeles, que trabajan incluso con la herramienta y la ropa que se tienen que comprar ellos mismos. Hablo de esa realidad en la que se para de trabajar cuando el jefe de turno lo decide sin más explicaciones; si llueve simplemente se van a casa sin salario, dándose el caso de que, incluso, hasta la media  hora de la comida  se les descuente. Son trabajos a destajo, con un mínimo de trabajo que realizar, es un sin parar o un ya se sabe... "mañana no vuelvas".  Querer y poder son cosas que a algunos jefes simplemente se les olvida.

Hay muy pocas cosas que yo pueda hacer por ellos; simplemente puedo escribir contando las experiencias que un día llegaron a mí a través de una conversación.

Solo puedo legitimar por medio de este escrito, el sentir de un hombre llegado a este país que trata de acostumbrarse a esa vida; escribo sobre todos esos trabajos de jornalero del campo, en los que se carece de cualquier derecho pero, aunque parezca algo sacado de alguna novela, debe pagar impuestos. Es algo muy difícil de entender, pero es real como la vida misma.

En fin, trato con este escrito de dar a conocer la situación de un montón de gente que como mi amigo, simplemente no son; existen pero sin serlo. Son personajes anónimos con papeles falsos que pagan impuestos sin obtener beneficios, esperando con ansias la resolución de una ley de migración que tampoco llega; son personas que se acuestan con la esperanza de que un día, al salir de casa, no les apresen y sean deportados.

No quisiera acabar, sin dar un consejo a todo aquel que pensase en viajar para encontrarse con el Dorado: que se lo piensen antes de dar ese gran paso, ya que una vez llegados, y por muy diversas cosas y sentimientos, es muy difícil el retorno.  Quizás como decía anteriormente, algunos no estarán de acuerdo con esta exposición de los hechos, pero estas son las historias que a mí me llegaron, y como tal las cuento.

Noticias y Comentarios por: TicoVisión Costa Rica
Los Comentarios son responsabilidad de los que lo publican, por lo tanto no nos haremos responsables de su contenido.