De Santa Rosa de Copán se podía viajar en “baronesas” que no era otra cosa que cajones de madera colocados en chasises de camión y que en verano hacia agarrar a los pasajeros polvo hasta debajo de la lengua y en invierno retrasos en los “pegaderos” (lodazales) que eran varios y muy famosos en el tramo de la angosta carretera.

Era costumbre en estos sitios que los pasajeros varones debían bajarse a empujar el vehículo y a palear el lodo de forma tal que las llantas lograran tracción en lo duro de la vía y en el mejor de los casos a ayudar a ir poniendo los tablones con los que se rodaba sobre aquella mezcla de agua y barro que enlodaba todo.

Las damas y los niños se quedaban dentro de la baronesa si estaba lloviendo, sino debían bajarse y caminar mientras los hombres sacaban el carro. Cabe destacar que estos inconvenientes no significaban ningún descuento en el valor del pasaje.

De esa manera quienes viajaban por esta región soñaban con que algún día todas estas comunidades se pudiesen comunicar al ser construidas las carreteras necesarias.

Debieron de pasar muchos años para que los gobiernos trabajaran en serio en el tema. Sin embargo la multiplicación de brechas y carreteras de tierra ocurrió a través de Caminos, la sección de construcción y mantenimiento que existió desde el gobierno de Ramón Villeda Morales a los gobiernos militares.

Los empleados de caminos abrieron cientos de kilómetros de brechas y carreteras y les dieron mantenimiento con buen suceso. El gobierno era el propietario de las máquinas y equipo pesado que se usaba en estas actividades.

Fueron contratadas compañías internacionales como la Saopín y la Enkay, que hicieron los trabajos de ampliación y rectificación de la carretera de Occidente, de San Pedro Sula a Santa Rosa de Copán y de Santa Rosa de Copán a Ocotepeque.

Caminos había hecho la carretera Santa Rosa de Copán - San Juan de Opoa – Las Flores – Gracias, Lempira que permitía la comunicación terrestre entre estos pueblos, originalmete debiendo superar la emoción del paso llamado El Hoyo del Muerto, que era un corte lateral en un cerro con un profundo abismo a un lado y el talud rocoso al otro  con una pendiente que obligaba a los conductores a saber hacer los cambios y manejar con pericia y cautela, muchos accidentes y muertos se registraron en ese tramo que caía a San Juan de Opoa, posteriormente se rectificó la carretera y se empalmó con la carretera hacia San Pedro pasando por el sector de La Montañita y llegando a San Juan de Opoa.

Era una odisea viajar por aquellas carreteras.

Pero hoy también lo es, cuando mediante la práctica del favoritismo disfrazado de privatización, se disolvió Caminos y se comenzó a da las “chambas ayudas” a los correligionarios que comenzaron a hacer sus agostos.

Compañías nacionales formadas para hacer proyectos carreteros de mala calidad, a bajo costo pero a precios altos para el Estado. El mantenimiento se le dio a gente que organizó unas seudo cooperativas para cobrarle al estado a través del denominado Fondo Vial por chapear los derechos de vía como mantenimiento de las principales carreteras.

La mala construcción, incluyendo las capas asfálticas chapuceras y el tapado de baches con tierra como todo mantenimiento terminó haciendo de casi todas las carreteras colecciones fantásticas de baches quiebra carros a cual mejor.

Pero si se revisa los gastos realizados por la Secretaria de Obras Públicas y Transporte bajo ese nombre y los que le han cambiado a ese ente estatal en todos los periodos, se encuentran “inversiones” o mejor dicho gastos millonarios en materia de construcción de carreteras y puentes. Bueno esto es un decir, porque de repente en las bodegas de esa dependencia que recién se incendiaron, sin duda muchos archivos y otros documentos sobre esta historia deben haberse quemado y como dijo en su cuenta de Facebook un diputado del PAC “se lavaron con fuego las manos”.

Otro amigo terminó su plática conmigo sobre este asunto del incendio, tarareando la famosa canción del grupo mexicano Broncos: “Que no quede huella, que no quede huella”

Cosas veredes en la historia de esta triste patria nuestra.

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*  Carlos Jeremías Girón Rivera. Periodista. Miembro del Colegio de Periodistas de Honduras. (carlosjeremiasg@hotmail.com | www.facebook.com/carlosjeremiasgironr)