Era de la comunicación y su impacto en la vida cultural - TicoVisión
Hemos vivido en los últimos 30 años avances impensados en el mundo de la comunicación y la telecomunicación. Y por supuesto todo esto ha sido positivo para el crecimiento del intelecto del ser humano; estamos en...
Era de la comunicación y
su impacto en la vida cultural
Por el Dr. Guillermo Carvajal Alvarado *
San José, 7 de mayo de 2014.- Cambios tecnológicos acaecidos ocurridos a partir de 1970 y 1980, con la popularización de la telefonía móvil o celular, y el uso de doméstico de la computadora de escritorio, y luego las PC portátiles y las Tablet. Procesos e invenciones posteriores permiten la conectividad de todos estos inventos produciendo una eclosión en la comunicación social. Si los vuelos en avión y los espaciales habían acortado las distancias en la galaxia, las nuevas tecnologías de la comunicación han acercado a casi a todo habitante del planeta a formar una sociedad, sino más integrada, al menos saberse que existen ese otro u otra.
Integración no impide brecha social
Ciertamente, el mundo de los países más desarrollados ha logrado una excelente comunicación, estableciendo algunas reglas como la universalización del inglés como la lengua de intercambio entre los interactuantes. A través de medios como las conferencias o charlas en línea, podemos escuchar la voz y el conocimiento de grandes especialistas. Medios como Skype permiten la interacción de millones de ciudadanos del planeta. Sostener una charla con un habitante, por ejemplo de Ucrania, no sería nada impensable; interactuar con un habitante de la República Popular de China no es nada que no se pueda realizar, así como conversar con un ciudadano de Francia, es algo relativamente fácil de concretar.
Integración no impide brecha social
Ciertamente, el mundo de los países más desarrollados ha logrado una excelente comunicación, estableciendo algunas reglas como la universalización del inglés como la lengua de intercambio entre los interactuantes. A través de medios como las conferencias o charlas en línea, podemos escuchar la voz y el conocimiento de grandes especialistas. Medios como Skype permiten la interacción de millones de ciudadanos del planeta. Sostener una charla con un habitante, por ejemplo de Ucrania, no sería nada impensable; interactuar con un habitante de la República Popular de China no es nada que no se pueda realizar, así como conversar con un ciudadano de Francia, es algo relativamente fácil de concretar.
De igual manera, con los programas de ubicación satelital podemos realizar un recorrido casi real a cualquier ciudad del mundo y sobrevolar la misma si tenemos un buen GPS equipado con la última tecnología y poder ubicar los sitios en un mapa detallado de cualquier espacio del planeta.
Hemos vivido en los últimos 30 años avances impensados en el mundo de la comunicación y la telecomunicación. Y por supuesto todo esto ha sido positivo para el crecimiento del intelecto del ser humano; estamos en la era de la comunicación digital donde cientos de miles de páginas de comentarios y puntos de vista circulan a diario en las llamadas redes sociales, especie de guetos culturales entre personas que no se conocen entre sí pero que interactúan con tanta o mayor frecuencia que sus vecinos físicos más cercanos.
Tenemos librerías online, se publica en digital, se revisan en línea los periódicos de muchos; han surgido miles de escritores que nunca a antes habían pensado en poder exponer sus puntos de vista sobre diversos temas.
Los que fuimos editores de revistas académicas, ejercíamos un cierto poder de decisión sobre que lo se publicaba y lo que no, teníamos una noción de lo que era novedoso y lo que no. Hoy ya esos roles han quedado para el olvido, pues cualquiera publica y tiene su blog spot o su página web (web site) y muchos de ellos son más leídos que algunos célebres pensadores, periódicos o revistas académicas o literarias.
Se ha democratizado el acceso a la cultura.
Los eventos culturales quedan hoy registrados en YouTube, un canal que tiene el registro más grande en discografía, obras te teatro, intervenciones de personalidades públicas, y eventos cotidianos que antes ningún canal se atrevía a presentar. Sabemos mucho de mucha gente. Y si queremos ver cine, tenemos a Netflix.com, un canal que nos regala por un cierto tiempo el acceso a las mejores películas. De igual manera Wikipedia se impone como diccionario enciclopédico en línea, hoy día podemos en un minuto una duda con solo consultar esta enciclopedia que cada día abarca más y más temas y es más accesible y se renueva más rápidamente que la enciclopedia británica.
completa con imágenes sin mayores problemas de memoria RAM o espacio en disco duro.
Ciertamente el costo de la modernización recae sobre los individuos y sobre la sociedad, hoy día invertimos más en telecomunicaciones que en otros aspectos de la vida cultural. Por pagar la mensualidad de un celular con acceso a la internet, el costo mensual ronda entre los 18.000 y 30.000 colones dependiendo del plan y de la empresa. Pero a eso hay que agregar el costo de la mensualidad por el pago de los servicios domiciliarios como la televisión por cable, internet, teléfono doméstico.
Y bueno, la revolución del teléfono celular que se convirtió, no ya en un medio para comunicarnos, sino para fotografiar el mundo, y para interactuar entre nosotros, es algo así como una especie de ordenador portable donde podemos: jugar, leer en línea, visitar las redes sociales, y cientos de aplicaciones a través de los apps.
Las Tablet, una mezcla entre el ordenador y el teléfono y los juegos en línea. Nuestro mundo es abundante en información, nuestra sociedad sabe hoy día más que las sociedades que nos antecedieron. El mundo de la cultura está la disposición del usuario y se le abre como una opción para avanzar o para perderse en la intranet.
Y esos hechos culturales son innegables, vivimos en un mundo de información, tenemos mucha información pero navegamos en medio de una gran ignorancia. Y todo esto parece una gran contradicción. Esta contradicción la analizaremos en una próxima entrega.
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
Hemos vivido en los últimos 30 años avances impensados en el mundo de la comunicación y la telecomunicación. Y por supuesto todo esto ha sido positivo para el crecimiento del intelecto del ser humano; estamos en la era de la comunicación digital donde cientos de miles de páginas de comentarios y puntos de vista circulan a diario en las llamadas redes sociales, especie de guetos culturales entre personas que no se conocen entre sí pero que interactúan con tanta o mayor frecuencia que sus vecinos físicos más cercanos.
Tenemos librerías online, se publica en digital, se revisan en línea los periódicos de muchos; han surgido miles de escritores que nunca a antes habían pensado en poder exponer sus puntos de vista sobre diversos temas.
Los que fuimos editores de revistas académicas, ejercíamos un cierto poder de decisión sobre que lo se publicaba y lo que no, teníamos una noción de lo que era novedoso y lo que no. Hoy ya esos roles han quedado para el olvido, pues cualquiera publica y tiene su blog spot o su página web (web site) y muchos de ellos son más leídos que algunos célebres pensadores, periódicos o revistas académicas o literarias.
Se ha democratizado el acceso a la cultura.
Los eventos culturales quedan hoy registrados en YouTube, un canal que tiene el registro más grande en discografía, obras te teatro, intervenciones de personalidades públicas, y eventos cotidianos que antes ningún canal se atrevía a presentar. Sabemos mucho de mucha gente. Y si queremos ver cine, tenemos a Netflix.com, un canal que nos regala por un cierto tiempo el acceso a las mejores películas. De igual manera Wikipedia se impone como diccionario enciclopédico en línea, hoy día podemos en un minuto una duda con solo consultar esta enciclopedia que cada día abarca más y más temas y es más accesible y se renueva más rápidamente que la enciclopedia británica.
Y qué bueno, ciertamente hay un acceso más fácil a muchos componentes de nuestra cultura universal. ¿Por supuesto todo esto tiene un costo? Si bien el acceso a algunos sitios culturales es gratuito, para hacerlo debemos contar con equipos o con tecnología de punta que nos permita a través de equipos tecnológicos más sofisticados pero de mayor costo. La comunicabilidad tiene un costo económico creciente para el ciudadano de nuestra época.
Hoy día nuestras computadoras tienen una mayor complejidad que las primeras computadoras de escritorio de los años iniciales de 1980 con los famosos discos “Nashua, double sided, double densisty, solft sectored whit hub ring MD-2d”.
Recuerdo mi primera pc, una sherry con 52 k de memoria, apenas si podía digitar un artículo de 15 páginas, y las restantes 4 páginas ya eran un suplicio porque el disco estaba repleto. Utilizábamos el D.O.S, Bill Gates, no había aparecido en escena. Pagué cerca de 500.000 colones por mi pc, ya que mi flamante director de Departamento, nos impedía el uso a la única PC que había en la vieja Escuela de Historia y Geografía. Hoy día en las PC modernas podemos digitar una enciclopedia
Hoy día nuestras computadoras tienen una mayor complejidad que las primeras computadoras de escritorio de los años iniciales de 1980 con los famosos discos “Nashua, double sided, double densisty, solft sectored whit hub ring MD-2d”.
Recuerdo mi primera pc, una sherry con 52 k de memoria, apenas si podía digitar un artículo de 15 páginas, y las restantes 4 páginas ya eran un suplicio porque el disco estaba repleto. Utilizábamos el D.O.S, Bill Gates, no había aparecido en escena. Pagué cerca de 500.000 colones por mi pc, ya que mi flamante director de Departamento, nos impedía el uso a la única PC que había en la vieja Escuela de Historia y Geografía. Hoy día en las PC modernas podemos digitar una enciclopedia
completa con imágenes sin mayores problemas de memoria RAM o espacio en disco duro.
Ciertamente el costo de la modernización recae sobre los individuos y sobre la sociedad, hoy día invertimos más en telecomunicaciones que en otros aspectos de la vida cultural. Por pagar la mensualidad de un celular con acceso a la internet, el costo mensual ronda entre los 18.000 y 30.000 colones dependiendo del plan y de la empresa. Pero a eso hay que agregar el costo de la mensualidad por el pago de los servicios domiciliarios como la televisión por cable, internet, teléfono doméstico.
Y bueno, la revolución del teléfono celular que se convirtió, no ya en un medio para comunicarnos, sino para fotografiar el mundo, y para interactuar entre nosotros, es algo así como una especie de ordenador portable donde podemos: jugar, leer en línea, visitar las redes sociales, y cientos de aplicaciones a través de los apps.
Las Tablet, una mezcla entre el ordenador y el teléfono y los juegos en línea. Nuestro mundo es abundante en información, nuestra sociedad sabe hoy día más que las sociedades que nos antecedieron. El mundo de la cultura está la disposición del usuario y se le abre como una opción para avanzar o para perderse en la intranet.
Y esos hechos culturales son innegables, vivimos en un mundo de información, tenemos mucha información pero navegamos en medio de una gran ignorancia. Y todo esto parece una gran contradicción. Esta contradicción la analizaremos en una próxima entrega.
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
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