Algunos, siempre que tenemos dudas o temores (no solo en la existencia o no de ese ser superior) el sistema que solemos emplear no es otro que el de la información y la consulta, para con ello conocer algo más sobre esa duda o temor. Lo hacemos no sin antes hacernos preguntas tales como, ¿por qué creer en esos dioses si por suerte tenemos la ciencia al alcance de la mano?

Tan solo después de hacernos preguntas como esas y empezar nuestra búsqueda, es cuando creemos que cualquiera que desee saber algo sobre lo desconocido, simplemente tiene que informarse, tiene que perder el miedo, creerse capaz de entender la verdad y no cansarse de hacer preguntas, y así podrá equivocarse o no, pero todo será después de haber intentado conocer la realidad.
 
Mucha gente necesita de esas creencias para sentirse bien (incluso son dignos de envidia) ya que la mayoría se siente sola y esas mismas creencias son las que les hacen sentir alivio al preguntarse por su vida después de la muerte; buscan engañarse a sí mismos esperando ese punto de apoyo, buscan a través de esas creencias, ese salvavidas que les da la esperanza de poder saber la verdad sobre el bien y el mal. En fin de alguna forma dejan de pensar por sí solos, intentando delegar su responsabilidad y compromiso con la vida.

Pensar por uno mismo, a veces puede resultar hasta doloroso, ya que es mucho más fácil dejarse llevar por todo aquello que nos inculcaron de pequeños, aceptar las doctrinas impuestas, y repetir como un papagayo los pensamientos y creencias de los otros, llegando incluso, a no comprender por qué, existiendo ese ser tan bueno, (por poner un ejemplo) deje que la gente padezca esas enfermedades tan graves. O cómo les es imposible entender que el diablo sea el príncipe de las tinieblas, convirtiéndose en serpiente y convenciendo a Eva a comer del fruto prohibido.

Así como algunos tampoco logramos entender sino es por engañarse a uno mismo, el hallar consuelo en fantasías para calmar tus enigmas, preferiríamos encontrar la fuerza en una realidad como pudiese ser confiar en uno mismo y si, por casualidad y por culpa de una enfermedad, te dijesen que es poco el tiempo con el que cuentas, no nos encerraríamos en nosotros mismos, intentaríamos que el tiempo que nos quedase fuese significativo e intentaríamos dar a nuestra vida sentido, para que en caso de fallecer se acordasen de nosotros.

Por eso decía lo de que antes tendrían que informarse, preguntar o leer para comprobar la verdad de las religiones y por qué se implantaron, y con ello comprobarían que en la antigüedad se sabía poco de toda esa parafernalia, y que surgieron las religiones para paliar las penas, pérdidas y temores. Pero ciñéndome a la que conocemos como la nuestra, y tratando de saber si Dios existe, tendremos que partir de hechos reales.

En la época en la que Grecia estaba en pleno esplendor, se tenía la creencia de que la tierra tan solo tenía una antigüedad de alrededor de doscientos años, después vino lo del origen de las especies y los descubrimientos en genética; por los años 1700, ocurrieron los primeros hallazgos de fósiles, y ocasionaron el gran debate inventando por ello una cosa que llamaron catastrofismo, con la única idea de hacernos ver que el gran Dios hizo una creación original que luego destruyó.
 
Pero al comprobar que junto con los huesos de humanos había otros de especies animales muy posteriores a su creación, se desmontó la teoría, ya que Dios, tendría que haber destruido su creación infinidad de veces.
 
En fin con esto de las creencias y los temores cada cual es cada cual y cree en lo que, de alguna forma, le hace sentirse mejor, y si alguno se siente bien con sus creencias, no seré yo el que les desanime, pero lo que no deja de ser importante es nuestro paso por la vida, y la información (según mi forma de ver) es básica para afrontarla sin temor y después, cuando surjan esas dudas o temores, poderlas afrontar por lo menos con una mayor dosis de realidad.