La identidad de los pueblos es una construcción social: El caso de Juan Santamaría - TicoVisión
Escrito en 14/06/14 a 04:06:25 GMT-06:00 Por Administrador
Guillermo Carvajal A
El Dr. Guillermo Carvajal Alvarado, de manera muy interesante nos replantea los hechos de la Campaña de 1856, acusando realidades y mitos ya documentados a través de los años escudriñando y...

La identidad de los pueblos es una construcción social: El caso de Juan Santamaría - TicoVisión


14 de junio de 2014 | TicoVisión | Redacción: TicoVisión | Ctegoría: Sociales | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento




La identidad de los pueblos es una
construcción social: El caso de Juan Santamaría



Por el Dr. Guillermo Carvajal Alvarado *

    14 de junio de 2014.-  La patria se inventa, y se inventa a través de mitos, se construye borrando personas y empujando a otras que se coloquen en el primer orden cuando en su época pudieron haber sido seres comunes y corrientes. Como lector crítico de nuestra historia hay personalidades críticas que entraron al panteón de la patria sobre las cuales se cierne un inmenso signo de pregunta. Me voy a detener un momento en dos hechos fundamentales que marcan nuestra identidad el triunfo en contra de la invasión filibustera y la emergencia de nuevos héroes.

Aquí hasta los historiadores que han estudiado los eventos, como decían mis maestros de historia, les hicieron falta horas y archivos, los impresionó el primer papel viejo donde se menciona un acto heroico.  El heroísmo de 1856 nació no en los sectores populares, no todos los historiadores olvidan que para aquellos años había un ejército y que justamente el presidente Mora Porras, lo había apertrechado con equipo moderno y había ordenado los cuarteles y los mandos medios, este acto arrancó en 1851 con el ascenso de José Joaquín Mora, un gran militar y héroe de la Patria olvidado, al lado el general José María Cañas.

Y ciertamente hubo ciudadanos que se sumaron a la marcha militar hasta Rivas, pero en un 98 por ciento fueron personas ligadas al ejercito, insisto en esto, porque la gente se imagina al campesino de pata descalza empuñando un rifle y disparando contra el ejército invasor.

Me encontraba de nuevo con la obra de Carlos Meléndez, uno de nuestros historiadores más serios y prominentes, hombre puntilloso con el dato, de una meticulosidad a toda prueba. Releía su libro Juan Santamaría. Una Aproximación crítica y documental, un libro publicado por el Museo histórico Juan Santamaría. Un libro de una enorme calidad pero que  no nos obnubila para plantear algunas críticas. ¿Porque el nombre del museo, dedicado a el tamborcillo alajuelense y no a todos los soldados  que fueron  hasta tierras foráneas a defender nuestra soberanía?

A mi ojos es clara la intención de los propulsores del nombre, lo cual de por si limita ya la búsqueda de mayores datos sobre el soldado Juan, sobre el cual hay dudas si murió en el combate o murió de regreso atacado por el cólera morbus. El nombre del museo debió reconocer al presidente, a sus ministros, al ejército y al pueblo que se sumó en la lucha. Pero todos sabemos que detrás del acto de la creación del museo hubo fuerzas oscuras por esconder la imagen sólida y fuerte de Juan Rafael Mora Porras, de José Joaquín y del general Cañas. Detrás de este hecho sin importancia para muchos, la familia golpista, los Montealegre, por cierto estudiados por don Carlos Meléndez en una de sus tesis de licenciatura que fue publicada como libro posteriormente. Curioso para esa época se debió escribir sobre el juicio sumario contra Juanito Mora Porras, pero había prisa en desaparecer al líder.

Vuelvo sobre Juan Santamaría, un hombre humilde de Alajuela, el erizo, como se le llamaba por lo ensortijado de su caballera, que en un acto valiente tomo la "tea fulgurante" y prendió fuego el mesón, una vieja casa en la ciudad de Rivas,  donde se refugiada parte del ejercito de Walker. Ahora bien, resulta que el memorial sobre los hechos del 11 de Abril de 1856 fueron indagados hasta 1891 que es un capítulo del libro de Meléndez  Chaverri (p. 108 a 134) que se le titulo Información AD PERPETUAM. Heroísmo de Juan Santamaría. Batalla del 11 Abril de 1856. Alajuela 15 de Setiembre de 1891. Pues si hubo que esperar 31 años para reconstruir los hechos que coronarían al soldado Juan Santamaría como un héroe.

Me devuelvo en la historia y me encuentro que la madre del humilde soldado hizo un reclamo al gobierno para solicitar una pensión por méritos de guerra, pero el nombre es el de Manuela Carvajal, y me pregunto porque si Juan era un “hijo natural” llevaba el apellido Santamaría, asunto que en la época era muy claro, en su acta bautismal se debió de poner claramente "hijo natural" de Manuela Carvajal y su apellido debió de ser Juan Carvajal.

De manera que este episodio merece una aclaración. Más extraño aún, es que en los relatos de la guerra se señala que Juan Santamaría, el tamborcillo alajuelense, pereció en el campo de batalla en el cumplimiento de su deber y en su acto de heroísmo. Pero luego en un recuento de las víctimas aparece un Juan Santamaría muerto a causa de la peste del cólera. ¿Qué fue lo que sucedió? Nadie lo ha explicado. El parte del entierro fue dado por el padre calvo. En todo caso, la solicitud de pensión de guerra fue acordada a  favor de la señora Manuela Carvajal por un monto de 3 reales, pensión que se hizo efectiva desde el 1 de Diciembre de 1957 y fue rubricada por el presidente Juan Rafael Mora Porras.

Pero muy extrañamente, los hechos se duermen en la memoria de la Patria, ya para 1860 son fusilados y exilados los grandes estrategas de la “Campaña Nacional”. Ya con los Montelalegre en el poder, el olvido fue el velo que cubrió la historia de esta gesta nacional que por primera vez peleaba una guerra contra fuerzas invasores.

Hubo que esperarse largos años para que el asunto de la Campaña de 1856 volviera a la palestra de la historia.  Y es  a partir de 1891 que se inicia la construcción de un héroe nacional, popular, un tamborcillo que no era soldado, que no uso armas militares sino un tea, hijo natural de una vecina de Alajuela, que no se sabe si alguna vez recibió la pensión solicitada. Y los actos que lo llevan al panteón de la Patria se construyeron 34 años después que en el contexto de aquella época nos dicen que ya había corrido mucha agua debajo del puente. Todos sabemos la distorsión de los hechos relatados 34 años después y eso iba a depender de la salud mental y espiritual de los declarantes, no olvidarse que ya para este época los soldados debían estar retirados, jubilados, lo que reduce el valor testimonial de la prueba.

Por tal razón debe revisarse este acto y al menos darle al museo existente el nombre de “Héroes de la Campaña centroamericana de 1856”, es una propuesta razonable, fundamentada y que nos engrandece como pueblo.



*  Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.

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