Copan Copán: Desde provincia, Honduras - TicoVisión
Los últimos días han sido de largos ajetreos en este departamento. Lo que era un secreto a voces y ostentaciones finalmente despertó la acción de la principal agencia estadounidense contra el narcotráfico...
Por Carlos Jeremías Girón Rivera *
Periodista
Santa Rosa de Copán, 14 de octubre de 2014.- Los últimos días han sido de largos ajetreos en este departamento. Lo que era un secreto a voces y ostentaciones finalmente despertó la acción de la principal agencia estadounidense contra el narcotráfico.
Desde hace mucho tiempo el occidente ha sido tierra de contrabando.
Café, ganado, frijoles, azúcar, cigarrillos y otras mercancías han generado ganancias a quienes defraudando el fisco han traído y llevado lo que se ha podido para comerciar aprovechando los altos precios a un lado o el otro de la frontera con Guatemala y El Salvador.
Vecinos de los poblados cercanos (y a veces no tan cercanos) de El Poy, Aguascalientes y El Florido, principales pasos fronterizos con ambos países han preferido utilizar los mal llamados puntos ciegos para sus actividades y muchos de esos pasos han sido aduanas particulares hasta para “decentes” familias, que han cobrado menos que el fisco por dejar pasar lo que sea.
Pero con el cierre, o por lo menos la mayor vigilancia de las rutas directas o con escalas en el Caribe, del tráfico marítimo de droga, especialmente de la cocaína
Desde hace mucho tiempo el occidente ha sido tierra de contrabando.
Café, ganado, frijoles, azúcar, cigarrillos y otras mercancías han generado ganancias a quienes defraudando el fisco han traído y llevado lo que se ha podido para comerciar aprovechando los altos precios a un lado o el otro de la frontera con Guatemala y El Salvador.
Vecinos de los poblados cercanos (y a veces no tan cercanos) de El Poy, Aguascalientes y El Florido, principales pasos fronterizos con ambos países han preferido utilizar los mal llamados puntos ciegos para sus actividades y muchos de esos pasos han sido aduanas particulares hasta para “decentes” familias, que han cobrado menos que el fisco por dejar pasar lo que sea.
Pero con el cierre, o por lo menos la mayor vigilancia de las rutas directas o con escalas en el Caribe, del tráfico marítimo de droga, especialmente de la cocaína
del sur, se hizo necesaria las rutas terrestres que se iniciaba en Suramérica, ora por mar ora por aire, hasta La Mosquitia o las pampas olanchanas y después por tierra hasta los Estados Unidos pasando por estos países.
De esa manera las baratas mercancías fueron sustituidas por el polvo blanco que comenzó a ser patrimonio de extranjeros coludidos con algunas autoridades hondureñas.
Luego los paisanos de abajo aprendieron a controlar la vigilancia estatal y convertirla por medio del milagroso billete verde hasta en su propia seguridad oficial y el negocio dejo de ser exclusivo para estrellas y poderosos.
El crecimiento de esta práctica requirió los servicios de muchos que se toparon con un dinerito fácil de ganar y terminaron recibiendo en pago “especias” y comenzaron los “drogos” catrachos a envalentonarse y perdiendo el temor impusieron la fuerza, la violencia y el soborno (entiéndase corrupción, colusión o silencio) y así copan Copán.
Ante esto que todos miraban de reojo y las autoridades nacionales “ignoraban” $elo$amente, la presión norteamericana terminó logrando que el nuevo gobierno nacionalista se metiera en esta lucha y ahora son los cuerpos militares y aun los policiales hondureños con la presencia de la DEA estadounidense los que copan Copán.
Y aunque mucha gente respira aliviada pensando quizás que esto va para un final feliz, hay una buena parte de ciudadanos que se han quedado sin su ocupación por la caída de sus patrones y hay temor que estos desocupados terminen formando bandas que operarán con igual violencia para hacerse de sus botines o cumplir misiones por encargo que les permita obtener fondos.
Por otro lado la permeabilidad sufrida por los cuerpos policiales genera el temor que sea tratada y aprovechada por los nuevos capos y alcance a los que ahora persiguen a los caídos en desgracia: los militares.
Porque la credibilidad perdida por los cuerpos policiales por los actos de colusión y tolerancia no la han sufrido los de las Fuerzas Armadas, que son las que han conformado la férrea estructura que ha permitido la operatividad sigilosa de la DEA.
Pero los nuevos operadores de esta actividad que ahora se ha tornado más difícil sin duda tendrán que ingeniárselas para poder conseguir el favor de las estructuras militares que se han tornado en algo así como la última reserva de la moral nacional, si es que logran reorganizar estas rutas.
Habría que recordar que en un inicio de estas actividades de narcotráfico se vieron involucrados algunos altos mandos militares ya en retiro o fenecidos, que dieron vida y paso a la destrucción de aquel llamado Cártel del Atlántico que mandaba puertas talladas rellenas de cocaína desde Trujillo y Puerto Cortes.
Aquello no deja de ser un estigma que sin embargo creemos ha sido borrado por la capacitación de los actuales cuadros de mando de las Fuerzas Armadas hondureñas. Dios quiera que sea una percepción equivocada y que el Honor, Sacrificio y Lealtad resulten todo un slogan enaltecedor de quienes ahora copan Copán.
* Carlos Jeremías Girón Rivera. Periodista. Miembro del Colegio de Periodistas de Honduras. (carlosjeremiasg@hotmail.com | www.facebook.com/carlosjeremiasgironr)
De esa manera las baratas mercancías fueron sustituidas por el polvo blanco que comenzó a ser patrimonio de extranjeros coludidos con algunas autoridades hondureñas.
Luego los paisanos de abajo aprendieron a controlar la vigilancia estatal y convertirla por medio del milagroso billete verde hasta en su propia seguridad oficial y el negocio dejo de ser exclusivo para estrellas y poderosos.
El crecimiento de esta práctica requirió los servicios de muchos que se toparon con un dinerito fácil de ganar y terminaron recibiendo en pago “especias” y comenzaron los “drogos” catrachos a envalentonarse y perdiendo el temor impusieron la fuerza, la violencia y el soborno (entiéndase corrupción, colusión o silencio) y así copan Copán.
Ante esto que todos miraban de reojo y las autoridades nacionales “ignoraban” $elo$amente, la presión norteamericana terminó logrando que el nuevo gobierno nacionalista se metiera en esta lucha y ahora son los cuerpos militares y aun los policiales hondureños con la presencia de la DEA estadounidense los que copan Copán.
Y aunque mucha gente respira aliviada pensando quizás que esto va para un final feliz, hay una buena parte de ciudadanos que se han quedado sin su ocupación por la caída de sus patrones y hay temor que estos desocupados terminen formando bandas que operarán con igual violencia para hacerse de sus botines o cumplir misiones por encargo que les permita obtener fondos.
Por otro lado la permeabilidad sufrida por los cuerpos policiales genera el temor que sea tratada y aprovechada por los nuevos capos y alcance a los que ahora persiguen a los caídos en desgracia: los militares.
Porque la credibilidad perdida por los cuerpos policiales por los actos de colusión y tolerancia no la han sufrido los de las Fuerzas Armadas, que son las que han conformado la férrea estructura que ha permitido la operatividad sigilosa de la DEA.
Pero los nuevos operadores de esta actividad que ahora se ha tornado más difícil sin duda tendrán que ingeniárselas para poder conseguir el favor de las estructuras militares que se han tornado en algo así como la última reserva de la moral nacional, si es que logran reorganizar estas rutas.
Habría que recordar que en un inicio de estas actividades de narcotráfico se vieron involucrados algunos altos mandos militares ya en retiro o fenecidos, que dieron vida y paso a la destrucción de aquel llamado Cártel del Atlántico que mandaba puertas talladas rellenas de cocaína desde Trujillo y Puerto Cortes.
Aquello no deja de ser un estigma que sin embargo creemos ha sido borrado por la capacitación de los actuales cuadros de mando de las Fuerzas Armadas hondureñas. Dios quiera que sea una percepción equivocada y que el Honor, Sacrificio y Lealtad resulten todo un slogan enaltecedor de quienes ahora copan Copán.
* Carlos Jeremías Girón Rivera. Periodista. Miembro del Colegio de Periodistas de Honduras. (carlosjeremiasg@hotmail.com | www.facebook.com/carlosjeremiasgironr)
Los Comentarios son responsabilidad de los que lo publican, por lo tanto no nos haremos responsables de su contenido.