Códigos sociales: institucionalidad matrimonial y felicidad - TicoVisión
La institución matrimonial, sí, eso de casarse para toda la vida es una responsabilidad que uno asume a una edad donde no está preparado para hacerlo. Y una vez casado descubre a la otra persona y a un entorno...
Códigos sociales:
institucionalidad matrimonial y felicidad
Por el Dr. Guillermo Carvajal Alvarado
No siembre el ser humano vivió dominado por las ideas religiosas, y no siempre las instituciones religiosas dominaron la vida social y la intimidad del ser humano.
Las religiones se apoderaron de la vida privada y con ella de la sexualidad humana.
En el seno de la religión judeocristiana surge el matrimonio, que consagra la unión de por vida (eterna de las parejas) Y esta institución parece haber entrado en franca crisis después de unos largos años, pero el silencio condena a muchas parejas a vivir su intimidad aparentando un mundo que no es como se ve.
La institución matrimonial, sí, eso de casarse para toda la vida es una responsabilidad que uno asume a una edad donde no está preparado para hacerlo. Y una vez casado descubre a la otra persona y a un entorno social que se encarga de mostrarle las tentaciones de una nueva sexualidad.
Quizá en el fondo de todo se demuestra que esa vieja estructura de la sociedad patriarcal ya no hace a las parejas felices y que las viejas parejas que vivieron 60 o más años juntos, al final en su intimidad hubo mucho de frustración. Y la vida sexual con su pareja perdió intensidad, y hay que amar quizá para no prestarle importancia a los cambios en las nuevas formas que asume nuestro cuerpo en la etapa cuando nuestra forma física dejó las líneas perfectas y se trasmutó en el predominio de la redondez.
Y en el proceso de convivencia con una larga vida laboral cada vez más extensa, y de una división inadecuada del trabajo en el seno familiar, hombres y mujeres llegados a una vida madura, con hijos ya adultos, descubren que su matrimonio no fue lo que soñaron y se lamentan de una gran falta de afecto-amor.
Las religiones se apoderaron de la vida privada y con ella de la sexualidad humana.
En el seno de la religión judeocristiana surge el matrimonio, que consagra la unión de por vida (eterna de las parejas) Y esta institución parece haber entrado en franca crisis después de unos largos años, pero el silencio condena a muchas parejas a vivir su intimidad aparentando un mundo que no es como se ve.
La institución matrimonial, sí, eso de casarse para toda la vida es una responsabilidad que uno asume a una edad donde no está preparado para hacerlo. Y una vez casado descubre a la otra persona y a un entorno social que se encarga de mostrarle las tentaciones de una nueva sexualidad.
Quizá en el fondo de todo se demuestra que esa vieja estructura de la sociedad patriarcal ya no hace a las parejas felices y que las viejas parejas que vivieron 60 o más años juntos, al final en su intimidad hubo mucho de frustración. Y la vida sexual con su pareja perdió intensidad, y hay que amar quizá para no prestarle importancia a los cambios en las nuevas formas que asume nuestro cuerpo en la etapa cuando nuestra forma física dejó las líneas perfectas y se trasmutó en el predominio de la redondez.
Y en el proceso de convivencia con una larga vida laboral cada vez más extensa, y de una división inadecuada del trabajo en el seno familiar, hombres y mujeres llegados a una vida madura, con hijos ya adultos, descubren que su matrimonio no fue lo que soñaron y se lamentan de una gran falta de afecto-amor.
Después de los 50 años las parejas deben reconstruirse o saber despedirse y llegar a un acuerdo y tomar nuevos rumbos si el objetivo de la vida es la felicidad. Y ahí es donde la institucionalidad y filiación a un credo religioso entra a operar para mantener a toda costa a parejas infelices que renuncian en apariencia a los valores externos de nuevos grupos y nuevas ideas.
De manera que sea frecuente, notablemente en el macho-cabrío una conducta sexual desaforada donde da rienda suelta a su apetito, en esa ruta se descubre lleno de deseos pero con personalidad trastocada que lo llevan a una sexualidad perversa.
Llegados los años de inapetencia, entonces surgen esos problemas de querer un cuerpo joven... Por eso los delitos sexuales son violentos como producto de una frustración social inducida desde la cúspide de los viejos principios bajo los que se instituyó el matrimonio, pacto desigual entre los contrayentes, uno será dominante y otro dominado.
En el fondo un nuevo pacto social se curte por debajo de las sabanas de los amantes, entre lugares hechos solo para encuentros sexuales, y redes de trastocados sexuales inundan las páginas de internet, mientras los aviones que parten de los países europeos vuelan repletos de pedófilos hacia Tailandia en busca de niñas y niños.
Y en los países como Costa Rica ya el matrimonio civil ganó la carrera al matrimonio católico, o el simple “juntémonos” y al fin pudimos discutir de manera timorata las otras sexualidades fuera del convencional amor entre una pareja heterosexual.
Pareciera que la felicidad humana, la más íntima ligada a la elección de ver crecer la estirpe está llegando a un punto inflexión. Un nuevo pacto social entre los hombres y las mujeres y sus instituciones comienza a enraizarse en este tercer milenio, y recogiendo el pensamiento de una larga lista de pensadores considerados como pecaminosos en el pasado...
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
De manera que sea frecuente, notablemente en el macho-cabrío una conducta sexual desaforada donde da rienda suelta a su apetito, en esa ruta se descubre lleno de deseos pero con personalidad trastocada que lo llevan a una sexualidad perversa.
Llegados los años de inapetencia, entonces surgen esos problemas de querer un cuerpo joven... Por eso los delitos sexuales son violentos como producto de una frustración social inducida desde la cúspide de los viejos principios bajo los que se instituyó el matrimonio, pacto desigual entre los contrayentes, uno será dominante y otro dominado.
En el fondo un nuevo pacto social se curte por debajo de las sabanas de los amantes, entre lugares hechos solo para encuentros sexuales, y redes de trastocados sexuales inundan las páginas de internet, mientras los aviones que parten de los países europeos vuelan repletos de pedófilos hacia Tailandia en busca de niñas y niños.
Y en los países como Costa Rica ya el matrimonio civil ganó la carrera al matrimonio católico, o el simple “juntémonos” y al fin pudimos discutir de manera timorata las otras sexualidades fuera del convencional amor entre una pareja heterosexual.
Pareciera que la felicidad humana, la más íntima ligada a la elección de ver crecer la estirpe está llegando a un punto inflexión. Un nuevo pacto social entre los hombres y las mujeres y sus instituciones comienza a enraizarse en este tercer milenio, y recogiendo el pensamiento de una larga lista de pensadores considerados como pecaminosos en el pasado...
* Dr. Guillermo Carvajal Alvarado: Catedrático en la Universidad de Costa Rica. Estudió Géographie et amémagement du territoire en University of Toulouse II – Le Mirail. Profesor en la Universidad de Costa Rica, en el Truman Institut Israel y en Utah State University. Alcanzó el rango de Catedrático Universitario. Ha publicado numerosos articulos y libros sobre temas sociales de América Central. Vive en San José, Costa Rica y es Gerente Propietario de Editorial y Librería Alma Mater.
Los Comentarios son responsabilidad de los que lo publican, por lo tanto no nos haremos responsables de su contenido.