¿Quién mató a Pedro Joaquín Chamorro Cardenal...? - TicoVisión
Escrito en 10/01/15 a 07:48:13 GMT-06:00 Por Administrador
Silvio Avilez Gallo
A treinta años de esa tragedia, el atroz asesinato todavía sigue impune y no se ha enjuiciado a ningún responsable de tan bárbaro atentado, ya que las personas que en su momento fueron detenidas y enjuiciadas no eran sino…

¿Quién mató a Pedro Joaquín Chamorro Cardenal...? - TicoVisión


10 de enero de 2015 | TicoVisión | Redacción: TicoVisión | Ctegoría: Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento




¿Quién mató a
Pedro Joaquín Chamorro Cardenal...?



Por Silvio Avilez Gallo *



Managua, 10 de enero de 2015.-  Hace treinta años, un 10 de enero de 1978, caía asesinado en la Avenida Bolívar de Managua, a plena luz del día, el director del diario “La Prensa”, Dr. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, víctima de un complot maquinado para eliminar al más conspicuo adversario del Presidente Anastasio Somoza Debayle y verdadero símbolo de la lucha contra la permanencia, durante cuarenta años no consecutivos, de la familia Somoza en el poder.  El sangriento y brutal atentado, que terminó con la vida del Mártir de las Libertades Públicas, conmovió profundamente al pueblo nicaragüense y sacudió a la opinión pública internacional, debido a la destacada trayectoria de lucha del Dr. Chamorro Cardenal en favor de la libertad de expresión. En esos momentos, Nicaragua se hallaba en la recta final de la insurrección armada del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que terminaría año y medio más tarde con la precipitada huida del Presidente Somoza el 17 de julio de 1979, la desbandada de la Guardia  Nacional y la toma del poder por una Junta de Gobierno dominada por el FSLN.

A treinta años de esa tragedia, el atroz asesinato todavía sigue impune y no se ha enjuiciado a ningún responsable de tan bárbaro atentado, ya que las personas que en su momento fueron detenidas y enjuiciadas no eran sino los testaferros de los verdaderos autores intelectuales del horrendo crimen. Los cerebros de tan maquiavélica operación siguen impunemente en libertad, porque al pueblo y a la comunidad internacional se les dijo que el culpable era el General Anastasio Somoza Debayle. Y todos se creyeron el cuento…
 
El Dr. Chamorro Cardenal, indomeñable enemigo político del General Somoza Debayle, se había convertido en aliado estratégico del FSLN y a través de la tribuna del diario “La Prensa” y los micrófonos de la Radio Centauro, fustigaba diariamente a su adversario.  Pero de ahí a concluir apresuradamente que “Somoza lo mató”, que fue lo que el sandinismo divulgó e hizo creer en todo el mundo, contando para ello con el respaldo y la complicidad de los medios izquierdistas  internacionales, es algo que no resiste un análisis cuidadoso.
 
En efecto, el Dr. Chamorro Cardenal había participado en varios movimientos armados contra el gobierno del Gral. Anastasio Somoza García: el 4 de abril de 1954, primer intento fallido por eliminar al fundador de la dinastía (quien finalmente caería víctima de un atentado el 21 de septiembre de 1956 en León, del que fallecería en Panamá el 29 de ese mismo mes), y en junio de 1959 encabezaría la abortada invasión de Olama y Mollejones contra el gobierno del Ing. Luis Somoza Debayle, quien como primer Designado a la Presidencia por el Congreso Nacional, había sucedido a su padre en la jefatura del Estado. El Dr. Chamorro fue encarcelado en ambas ocasiones, pero los Somoza le respetaron la vida.
 
 La oposición del Dr. Chamorro al gobierno del Gral. Anastasio Somoza Debayle (1967-1972; 1974-1979) continuó implacable durante toda la insurrección sandinista, pero el gobernante liberal nunca intentó silenciar o censurar a “La Prensa” o eliminar físicamente a su director.  El Dr. Chamorro era la mejor carta de Somoza  en las asambleas de la SIP, donde el director del progubernamental diario “Novedades”, Ing. Luis Pallais Debayle, no desaprovechaba la ocasión para rebatir los argumentos del Dr. Chamorro de falta de libertad de prensa en Nicaragua, esgrimiendo públicamente ejemplares de “La Prensa” en donde se atacaba duramente a la “dictadura somocista”.

En esas circunstancias ¿iba a ser tan torpe el Presidente Somoza para liquidar al Dr. Chamorro a plena luz del día y en el centro de lo que fue Managua, después del terremoto de 1972, ante tantos testigos? El Gral. Somoza, egresado de la Academia Militar de West Point (la más prestigiada de los Estados Unidos) se caracterizaba por ser muy astuto a la hora de planificar sus estrategias.  El asesinato del Dr. Chamorro a esa hora y en ese lugar habría sido una verdadera estupidez.  Pero entonces, ¿quién tendría especial interés en eliminarlo?
 
El Dr. Chamorro había sido lo que hoy llamaríamos un ícono de la lucha por la libertad de expresión. Si bien era 100% antisomocista y se había aliado estratégicamente al sandinismo, no era marxista ni mucho menos comunista.  Los autores intelectuales del crimen contra el Dr. Chamorro sabían que era muy útil contar con un aliado de tanto prestigio y peso en la lucha contra Somoza, pero estaban muy claros de su orientación y sus convicciones ideológicas: era un demócrata en el verdadero sentido de la palabra y habría sido el primero en levantar su voz y  protestar en contra de las arbitrariedades y el totalitarismo del régimen marxista que combatió, durante el período de 1979 a 1990, toda forma de libertad de prensa e instauró la más férrea censura jamás conocida por los nicaragüenses.  Entonces, era imprescindible hacer desaparecer al Dr. Chamorro en ese momento, previo a la toma del poder, y echarle la culpa al Gral. Somoza.  De esa manera, conseguirían eliminar a un peligroso enemigo potencial y de paso sacudir la conciencia del pueblo nicaragüense mediante el brutal atentado. La jugada fue simplemente genial y de seguro fue sugerida, planificada y asesorada por el KGB a través de sus esbirros cubanos. Aparentemente fue un crimen perfecto, porque los verdaderos cerebros del asesinato continúan sueltos.
 
A pesar del tiempo transcurrido, la figura del Dr. Chamorro se agiganta cada día más. Sus enseñanzas constituyen un legado para quienes creemos en la libertad como el más preciado de los derechos humanos, después de la vida, y en la democracia sin apellidos, con justicia, tolerancia y paz, como la forma hasta ahora más perfecta de gobierno.



*  El autor es diplomático, fue embajador de Nicaragua en chile.

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