El Oro Negro Mato a J.F.K. - TicoVisión
Escrito en 21/05/15 a 08:38:39 GMT-06:00 Por Administrador
John Bisner Ureña
La supremacía del denominado cártel internacional del oro negro no es un ‘tabú’, y ningún país está obligado a respetarlo cuando esta supremacía es violada en todos sus aspectos por iniciativas públicas y privadas. “El petróleo es un recurso...”

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21 de mayo de 2015 | TicoVisión | Redacción: TicoVisión | Categoría: Análisis | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento




El Oro Negro Mato a J.F.K.



Por John F. Bisner Ureña
Escritor y Analista


La supremacía del denominado cártel internacional del oro negro no es un ‘tabú’, y ningún país está obligado a respetarlo cuando esta supremacía es violada en todos sus aspectos por iniciativas públicas y privadas. “El petróleo es un recurso político por excelencia. Lo que ahora debe hacerse es ver que existe para servir a una buena política que sea libre de toda reminiscencia imperialista y colonialista, dedicada a la preservación de la paz, al bienestar de aquellos que hacen uso de él en su industria”.

Como senador, John Kennedy no había sido popular con los petroleros, pero no le tenían miedo. Sabían que su padre Joseph había invertido gran parte de su fortuna en el negocio del petróleo, y no podían concebir que su hijo, incluso si llegara a convertirse en presiente, se atrevería a tomar una posición contraria a los intereses financieros de su familia.

Los petroleros decían, “Es imposible llevarse bien con este hombre”, pero no le temían a mi tocayo, el cual no era nada popular en su gremio por sus ideas que no permitirían que el control de la economía nacional continuara en manos de unos pocos, sino que debería ser expandida para incluir a millones de ciudadanos o ser manejada por el gobierno, que en una democracia debe responder al pueblo.

La única oportunidad para la modificación de las estructuras del Imperio Petrolero reside en una crisis mayor, interna o externa – una crisis económica o una guerra. Pero el presidente Kennedy trabajaba para la expansión de la paz y de la economía, y sabía que sus objetivos no podrían lograrse a menos que los principios de la autarquía americana fueran reexaminados y que su acción destructiva fuera progresivamente detenida.

En octubre de 1962, una ley conocida como el Acta Kennedy eliminó la distinción entre ganancias repatriadas y ganancias reinvertidas en el extranjero para el caso de empresas americanas con operaciones en el exterior. Ambas eran sujeto de impuestos americanos. La ley también buscaba distinguir entre “buenas” ganancias resultantes de operaciones comerciales normales, y ganancias “sospechosas” desviadas en algún punto del circuito comercial por empresas subsidiarias localizadas en paraísos impositivos en el exterior.

Esta medida apuntaba a la industria americana como un todo, pero particularmente afectó a las empresas petroleras, que poseían las más diversas y más grandes actividades en el exterior. Pero la segunda medida de Kennedy era mucho más importante e infinitamente más peligrosa. No solo afectaba a las compañías con inversiones en el exterior, sino a todas las compañías que, de una manera u otra, se beneficiaban del estatus privilegiado de la industria petrolera. Cuestionó tanto el principio y las tasas de los privilegios fiscales, el inapropiado uso de los dólares de impuestos, y el agotamiento de reservas. Si se adoptaba, minaría todo el sistema bajo el cual el Imperio del Petróleo estaba fundamentado.

El 24 de enero de 1963, presentando su proyecto al Congreso, el presidente Kennedy declaró, “Ahora es el momento de actuar. No podemos permitirnos ser tímidos o lentos”. Para él, el hecho de que sería difícil de llevar a cabo hacía más necesaria la acción. Pero el Imperio del Petróleo no era la industria del acero.Sus líderes tenían otra determinación. Ludwell Denny había dicho, Peleamos por petróleo”. Al meterse con los petroleros, Kennedy comenzaba su último año de vida.

Consideraba a sus medidas fiscales como el primer paso de una gran reforma nacional. Como George Washington dijo a Henry Lee el 31 de octubre de 1786, “Los precedentes son peligrosos”. Los petroleros pensaban lo mismo. “Pensar” es el lema de los hombres de negocios. Una vez que han determinado qué hacer,se sientan a elegir su lugar de batalla y a establecer meticulosamente sus planes, los cuales se concluyen obviamente con la muerte del presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy.

Con todo lo que sucede hoy día, con el terrorismo y la problemática del petróleo en medio Oriente, es muy preocupante analizar estos temas, pues puedes observar los trazos y huellas que dejan este tipo de organizaciones con tanto poderío, si son capaces de matar a un presidente de una nación poderosa de primer mundo, que no son capaces de hacer por continuar la gula indiscriminada y saqueo de las arcas materiales del mundo para simplemente saciar incansablemente la profundidad de sus bolsillos sin importar el inmenso daño que le causan a la humanidad y economía mundial.

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