Kabit, la huerta de la serpiente que encantó a los jóvenes - TicoVisión
Escrito en 19/03/16 a 05:16:40 GMT-06:00 Por Administrador
Ambientales
Para ellos, ir a la huerta es como un viaje. “Esto le sirve a uno porque se aprende cómo hacer laderas, picar la tierra, trasplantar las matas. Se la tira uno con la mente ocupada. Yo he trabajado en...

Kabit, la huerta de la serpiente que encantó a los jóvenes del CFJ Zurquí - TicoVisión


19 de marzo de 2016 | TicoVisión | Redacción: TicoVisión | Categoría: Educación | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento




Kabit, la huerta de la serpiente que
encantó a los jóvenes del CFJ Zurquí



Once jóvenes, entre ellos dos mujeres, del Centro de Formación Juvenil Zurquí se levantan todos los días con la motivación de cultivar su huerta.

19 de marzo de 2016.-  Desde hace un mes y una semana, ellos siembren chiles dulces, jalapeños, zanahorias, culantros, lechugas, rábanos y remolachas.

En el sitio, antes había un matorral, por lo que durante los primeros días los jóvenes comenzaron a cortar el monte, preparar la tierra, y hasta jugar con pequeñas culebras que iban apareciendo en el terreno. Por eso, uno de ellos, oriundo de la zona indígena de Talamanca, bautizó la huerta como Kabit, que en cabécar significa serpiente.

Los vegetales no han crecido al punto, pero a Kevin, de 20 años, se le hace la boca agua porque, según dice, ya quiere prepararse una ensalada. Él tiene un permiso especial para salir de su sección cada 45 minutos a llenar los estañones y regar la huerta.

Uno se siente feliz del trabajo cuando ve que van creciendo. Esto es una terapia porque uno sale, es un aire diferente, es muy lindo. Estamos aprendiendo muchas cosas para cuando nos integremos a la sociedad. Yo no sabía cómo hacer abonos ni sembrar”, comentó el joven, quien cursa el octavo grado a sus 20 años.

Los muchachos participan voluntariamente con la guía del policía penitenciario, Pablo Monge, quien los instruye en las diversas técnicas de agricultura orgánica mientras les brinda custodia.

Para ellos, ir a la huerta es como un viaje. “Esto le sirve a uno porque se aprende cómo hacer laderas, picar la tierra, trasplantar las matas. Se la tira uno con la mente ocupada. Yo he trabajado en la calle y aquí vine a aprender muchas cosas. Yo chapeaba con mi papá y caí preso por una bronca, pero hay que echar para adelante. Quiero cambiar mi vida”, dijo Luis Enrique, de 21 años.

De forma muy empírica se fue elaborando el proyecto, con asadones, ganchos, cubetas y estañones. Los rábanos ya tienen su tamaño, pero aún les falta una semana para estar listos.

Los jóvenes han aprendido a hacer abono tipo bocashi, con hojas secas, melaza, granza de arroz, gallinaza y hojarasca; y, también, abono compostado, que se prepara con los restos orgánicos de la cocina, como lechuga y cáscaras de camote y plátano.

Los cartones de los huevos que llegan al centro, sirven como bandejas para los semilleros. Con el apoyo de un grupo de estudiantes de la Universidad de Costa Rica, que realizaban su trabajo comunal en el CFJ Zurquí, la huerta tuvo sus primeras semillas.

El policía Pablo Monge reconoce que se trata de un proyecto a largo plazo, pero reconoce el esfuerzo de los muchachos por aprender, tener paciencia y disciplina para cuidar lo que cultivan. De igual forma, señaló que esperan todo el apoyo para darle continuidad al proyecto.

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