¿FAMILIA? MIS REFLEXIONES - TicoVisión
Escrito en 19/05/10 a 15:01:11 GMT-06:00 Por Administrador
Julian Frech Ayub


¿FAMILIA? MIS REFLEXIONES
TicoVisión


19 de Mayo de 2010
TicoVisión
Por Lic. Julián E. Frech Ayub
administracion@ticovision.com



FAMILIA – Mis reflexiones al respecto:

El concepto de familia aplicado como un modelo general en las sociedades, es estar ligado obligatoriamente a uno o varios congéneres por descendencia de un mismo tronco consanguíneo, contradiciendo una ley natural sobre la independencia de cada individuo, o bajo el concepto de los religiosos practicantes, contradiciendo el “libre albedrío” otorgado por la máxima autoridad del universo: “Dios”.

En el caso de nuestra América, el concepto de familia (ligado a alcurnias u abolengos etc.), nos fue transmitido por la Colonia Imperial. Bien; analicemos a esos colonizadores: Se repartían los territorios de su continente entre varios familiares (por consanguinidad), sin embargo no existía (en la práctica), el respeto del uno por el otro, sino más bien el predominio del interés económico, las ansias del “poder individual” y el usufructo desmesurado que los mantenía en guerras constantes con el propósito de acaparar para su reino, mayores territorios y riquezas materiales, apartando la consciencia, el respeto al prójimo y olvidando si a quien agredía era su hermano, su primo, su tío, su abuelo o de cualquier rango familiar creado por esas mismas sociedades.

En muchos de los países de Nuestra América, existe todavía parte de ese concepto (a mi juicio erróneo), en donde cada individuo no destaca por sus valores y principios individuales, sino más bien por el “origen familiar”, que en la mayoría de las veces, es más bien contraproducente, pues se engaña al resto de la sociedad sobre el comportamiento individual de cada miembro de esa familia como ser auténtico y único, pues “cada cabeza es un mundo”, y así debe ser.

En nuestros países, aún existen peleas entre familias, y aún peor, entre descendientes consanguíneos de dos Hermanos. Todo ello producto de la obligatoriedad familiar, que otorga la confianza de reclamarse unos a otros, o sentirse con más derechos unos sobre los otros, por algo que en la mayoría de las veces, no tiene ningún valor o importancia que lo amerite.

En una familia de diez hermanos, 8 pueden ser de conducta intachable, y los otros dos, los así llamados por la sociedad como: “ovejas negras”. Pues bien, resulta que por la obligatoriedad familiar conceptuada en la sociedad, ésta califica a los otros ocho hermanos de la misma manera que a los dos “ovejas negras”. Entonces, se llega a generar, por querer liberarse del estigma, un rechazo tajante de los ocho contra los dos, rechazo que muchas veces desencadena una verdadera batalla campal.

Nacer de un mismo vientre (a mi juicio), no significa ser hermanos reales, sino únicamente ser hermanos consanguíneos de acuerdo al patrón de obligatoriedad de origen antes explicado.

Tengo mi propio concepto al respecto, y en el caso de mis descendientes, he creado mi propio manifiesto condensado de la siguiente manera: “Hijo, no es aquél que te parió la mujer a la que amaste, sino el que te ama y te respeta como padre”. De igual manera, este precepto individual, lo puedo aplicar al resto de la familia (por consanguinidad). Es decir, como ejemplo: “primo, no es aquél que parió tu tía, sino el que te ama y te respeta como primo”. “Madre, no es aquella que te parió de su vientre, sino la que te ama y te respeta como hijo”…y así sucesivamente.

Debiéramos (desde mi punto de vista), confirmar la individualidad y los valores intrínsecos de un individuo como un ente autónomo, con el derecho inclusive, a escoger su apellido, y al cual se le debe respeto.
Por otra parte, ante el incremento de los índices de la delincuencia y de criminalidad, constantemente escucho decir: “se ha perdido la estructura familiar”, o “se han perdido los valores familiares”, ante lo que me pregunto: ¿se referirán a la estructura o valores obligatorios ya ampliamente explicados?. De ser así, no se estaría logrando nada, ya que lo que se requiere (a mi juicio por supuesto), es basar esa estructura en el respeto, en la comunicación mutua, en la transmisión de cariño y comprensión recíprocos, en la amistad. Sí, en la amistad tan necesaria para el entendimiento y las buenas relaciones entre congéneres.

La parte biológica, muy raras veces transmite esos valores. Según muchos biólogos y genetistas, por los genes, lo que más heredamos son las enfermedades y defectos físicos, pero no el pensamiento, ni el carácter, ni los gustos y placeres etc., y ello es real, aún en familias reducidas donde existen dos hijos únicamente: ninguno de los dos piensa igual, ni tienen los mismos gustos etc., o sea, volvemos a aquél pensamiento popular de “cada cabeza es un mundo”. Ello, para quienes creen fielmente en las Sagradas Escrituras, lo vemos en los primeros dos hermanos paridos en esta tierra, Caín y Abel, el primero asesinó al segundo, pues no se les había inculcado el respeto del uno hacia el otro.

El tema da para un largo rato, sin embargo para muchos se tornaría aburrido, y no se cumpliría mi cometido.

Solamente para finalizar: cada uno de nosotros tenemos el derecho natural y legal a decidir quién es nuestro familiar y quién no, así como la plena libertad de optar por un nombre y apellidos diferentes.

Concluyo con un ejemplo: tengo “UN NIETO”, no es consanguíneo, pero me ama y me respeta como su abuelo y yo lo amo y lo respeto como “MÍ NIETO”, ambos confiamos plenamente el uno en el otro, ambos nos manifestamos cariño y nos dedicamos tiempo para compartir ideas, y congeniamos en las mismas, por ello: ¡ES MI NIETO!.

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