'Pasmado', ante groserías de Ortega contra Estados Unidos - TicoVisión
Escrito en 01/10/10 a 19:34:32 GMT-06:00 Por Administrador
Noticias América Central

'Pasmado', ante groserías de Ortega contra Estados Unidos por crisis del Ecuador - TicoVisión


01 de Octubre de 2010
TicoVisión
Por Edmundo Jarquín
Político nicaragüense








En el “Vocabulario popular nicaragüense” de Chantal Pallais y Joaquim Rabella, el vocablo pasmado tiene, entre otros significados, el de “poco desarrollado” y el de “falto de ánimo, alelado”. Es el mismo significado que, según el diccionario de la Real Academia Española, tiene, entre otros países, en Cuba. Y en Costa Rica significa “enclenque”.

Pues así está nuestro país. Pasmado.

A esa conclusión llegué cuando conocí el segundo informe del año sobre la economía nacional que presentó la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES), en base a cifras oficiales.

Es un informe riguroso desde el punto de vista técnico, y desapasionado desde el punto de vista político.

En el informe se documenta la recuperación que está teniendo la economía después de la caída del 2009. Es una recuperación ligera, jaloneada principalmente por el crecimiento significativo de las exportaciones -por la reactivación de la economía mundial y los buenos precios de algunos productos como el café, el oro y el azúcar, entre otros-  ya que el consumo interno y las inversiones permanecen deprimidos.

El informe también documenta la responsabilidad en la gestión macroeconómica pues el gobierno, en buena hora y pese a la retórica anti-fondomonetarista del Presidente Ortega, no se sale de la disciplina que exigen no solamente el FMI y otras fuentes de financiamiento, sino el propio funcionamiento del mercado.

Cuando conocí el informe comenté que afortunadamente no hay una catástrofe económica, pero desafortunadamente tampoco hay prosperidad. Ni existe perspectiva de prosperidad a mediano o largo plazo mientras no haya seguridad jurídica y confianza política, y por tanto suficientes inversiones que hagan crecer al país fuertemente. Es decir, con Ortega ni hay, ni habrá prosperidad.

A la salida del hotel en que se presentó el informe que comento me abordaron diversos medios de comunicación, y repetí lo antes anotado: no hay catástrofe económica, pero tampoco hay prosperidad. Estamos pasmados.

Cuando los periodistas se alejaron y estaba a punto de abordar mi vehículo, se me acercó uno de los guardas del hotel, quién había escuchado mis declaraciones y me dijo:

    ---Doctor, yo entendí lo que usted dijo, pero vaya y pregunte a los pobres de este país, que son la mayoría, si hay o no catástrofe.

Me di cuenta, una vez más, que el sentido común es más importante que las sofisticaciones técnicas.

Ecuador

Lo que al principio se percibió como un intento de golpe de Estado en el Ecuador, y después resultó ser una asonada policial en protesta por lo que entendieron era privación de algunos beneficios, provocó una esperable y enérgica reacción internacional de condena, por parte de gobiernos de todos los signos ideológicos y políticos.

No podía ser de otra manera, pues no hay espacio para los cuartelazos de antaño.

Lamentablemente, no ocurre lo mismo con los  golpes desde el Estado que es la nueva modalidad que, como en Nicaragua, adoptan los gobiernos autoritarios. Llegan al poder por elecciones democráticas, y una vez instalados, comienzan a desmantelar la institucionalidad democrática, incluyendo el propio sistema electoral.

Resulta creíble la reacción antigolpista de gobiernos democráticos ya sean de derecha o centroderecha, como los de Chile y Colombia, o los gobiernos democráticos de izquierda o centroizquierda como los de Brasil y Uruguay, pero no resulta creíble la de un Presidente, como Daniel Ortega, que se ha encargado de dar un golpe de Estado a la democracia, desde el propio Estado.

Derivación grosera y peligrosa

En su reacción frente a los hechos de Ecuador, el Presidente Ortega tuvo una grosera y peligrosa derivación hacia la política nicaragüense.

Grosera, porque arremetió con gran irrespeto contra miembros de la jerarquía católica, que desde su responsabilidad pastoral han llamado al pueblo a ejercer sus derechos.

Peligrosa, porque amenazó con sacar a las turbas si el pueblo se manifiesta, con lo cual abre puertas al escenario de confrontaciones violentas, justo en un período preelectoral.

Otra derivación es que Ortega asumió desde ahora la responsabilidad por esa violencia, cuando en una bravuconada dijo “¡Cuidado!, porque el pueblo se puede lanzar a la calle, claro que sí, y nosotros seríamos los primeros de ir con el pueblo nicaragüense a la cabeza”.

La reflexión que el Presidente debería hacerse, en vez de estar amenazando, es la siguiente: si él respeta la legalidad, y no insiste en su inconstitucional candidatura a la reelección, y si además permite que los votos de los nicaragüenses se cuenten bien, será absolutamente innecesario que el pueblo se manifieste en las calles reclamando sus derechos. Así de sencillo.

Dos verdades

En la misma intervención sobre el Ecuador, el Presidente Ortega dijo una gran verdad: en Nicaragua no existe la mínima posibilidad de un golpe de Estado, por la naturaleza del Ejército y la Policía.

Pero el Presidente olvidó otra gran verdad: ese Ejército y esa Policía tampoco van a disparar contra el pueblo. Y el pueblo sabe de ese límite, de modo que si se le niegan las urnas, ocupará, más temprano que tarde, las calles.

Ese es el fuego con el que está jugando el Presidente Ortega.

Aprovechamiento de la emergencia

La emergencia provocada por las lluvias, que han dejado casi sesenta muertos y enormes daños sobre las cosechas y la infraestructura, fue aprovechada por el Presidente Ortega para pedir que la Asamblea Nacional se reuniera de urgencia, y con trámite de urgencia le aprobara una reforma presupuestaria que ya estaba prevista desde antes de la emergencia.

La actitud de aprovechamiento de la emergencia quedó en evidencia: solamente el 15% o menos de los recursos presupuestarios asignados, provenientes de la sobre recaudación de impuestos, fueron asignados para reparación de la infraestructura dañada.

Cuando los productores tengan dificultades en sacar la cosecha de café y la de postrera de granos, que no le echen la culpa solamente a las lluvias, porque habiendo recursos para reparar los caminos, no se ocuparon para ese fin.








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