HONRAR A LOS NUESTROS - TicoVisión
Escrito en 02/01/11 a 05:44:22 GMT-06:00 Por Administrador
Opinión-Análisis
HONRAR A LOS NUESTROS
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"Duele tantas veces no enterarte hasta que ya se han ido"


02 de Enero de 2011
TicoVisión
Por José Merino
Frente Amplio, Costa Rica








Dos compañeros muy queridos y respetados nos dejaron al finalizar el año: Carlos Arguedas y Ramón Alvarado. Dos hijos del pueblo trabajador que hicieron de sus vidas un compromiso permanente de lucha al lado de los de abajo, en una militancia revolucionaria apasionada y digna en sindicatos obreros, en organizaciones comunales y campesinas,  en movimientos ambientalistas, en las municipalidades, en partidos de izquierda comprometidos con la igualdad, la libertad y el socialismo. También falleció pocos días antes el compañero Jorge Conejo, legendario líder de las luchas bananeras en la Zona Sur.
 
Recuerdo ahora unas lecturas de juventud de Mao y los revolucionartios chinos en los días de la Larga Marcha : "Cuando uno de los nuestros venga a faltar deberemos celebrar sus exequias celebrando una reunión para honrar su recuerdo". Compañeras y compañeros que no tendrán, no los anhelaban, funerales oficiales, ni sus nombres quedarán en esos libros de historia que ignoran a los que de verdad la construyeron. Son esos compañeros y compañeras nuestros a los que debemos honrar, por el honor que representaron, por esa lucha casi siempre anónima que encarnaron y, sobre todas las cosas, porque su recuerdo nos anima a continuar la lucha, a saber  con mayor certeza que combatir siempre será mejor que rendirse, como nos decía Carlos, más preocupado a menudo de las cosas que quedan por hacer que de su propia muerte.
 
A Carlos lo conocí en el Valle de la Estrella, cuando el despuntaba como gran dirigente sindical en los infiernos verdes de los bananales, antes había conocido a Ramón, cariñosamente "Moncho Bullas", en las luchas por la tierra y la vivienda en Chacarita de Puntarenas, y a Jorge, nuestro querido "Pingüino", en las grandes huelgas bananeras del Sur. Yo era primero un joven  universitario rebelde y después novel reportero de Libertad, el periódico de los comunistas. Me siento muy orgulloso de haberlos conocido y que ellos, en diversos momentos de su vida, me consideraran su amigo, su camarada. Después las derrotas, las divisiones, las travesías del desierto, nos separaron a veces de la relación física y política, pero sabíamos que el hilo invisible de la causa ardiente y justa nunca se rompió, ni con ellos ni con miles de compañeras y compañeros, que seguimos cavando como en la metáfora del viejo topo los subterraneos de la rebeldía y de la esperanza.

Duele tantas veces no enterarte hasta que ya se han ido y no puedes darles el último abrazo, las últimas palabras. A todos los nuestros y las nuestras, a los que lucharon, no se entregaron, mantuvieron viva la fe en la lucha y encendida siempre la esperanza, debemos honrarlos, no olvidarlos, tenerlos presentes y amarlos en el panteón de la memoria donde enterramos a los nuestros.

José Merino








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