Una iniciativa de calendarización con transfondo
German Quesada Ulate

Conforme se adentra en las líneas de los argumentos esdremidos por el señor ministro de Educación, retozan interrogantes sobre aspectos ausentes al menos en el papel, bueno, en la página de facebook de don Leonardo. http://www.facebook.com/?ref=home#!/note.php?note_id=180015685369249&id=100001054484021
 
Una mirada por las diferentes instituciones de educación nacional nos muestra que contamos con calendarios organisados en trimestres, cuatrimestres y semestres y sin embargo la amplitud de la lección es de entre 40 a 50 minutos como media estándar en todo el sistema.
 
Pareciera que en el corto plazo, la educación tiene claro que debe administrar el tiempo aplicando criterios de curva de aprendizaje, sin embargo en el mediano plazo no hay claridad y cada institución usa libremente diferentes criterios o intereses para definir la estructura de los planes curriculares.
 
Al someter al crisol la pregunta: Qué interés(es) hay en usar trimestres, cuatrimestres o aun semestres para establecer un curso lectivo? Es interesante ver cómo es difícil encontrar argumentos de fondo en torno al rendimiento académico. Todo lo contrario, se asoman razones del tipo financieras: maximizar ingresos, acortar tiempos de graduación o de mantener beneficios preestablecidos y también podrían haber razones de carga académica como maximizar las horas lectivas, pero es imposible relacionar rendimiento académico con amplitud del período de curso para todos los casos.
 
Surge la pregunta: es el trimestre el mejor período para planificar la educación a mediano plazo? que beneficios hay y a quién beneficia? Por qué el sistema educativo nacional no tiene un período estándar al igual que sí se tiene en el caso del tiempo de una lección? Alguien se inmagina una lección de 2 horas?
 
Omisión grave es para una Institución como el MEP o para su Ministro, no hacer una concienzudo análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) de cualquier situación que se revisa y se quiere cambiar. Queda claro el análisis de la Debilidades y Amenazas del calendario actual y por otra parte el de las Fortalezas y Oportunidades de la propuesta, pero esto es sólo el 50% del análisis.
 
Entre dichas oportunidades, se plantea la posibilidad de establecer períodos adicionales de recuperación académica. Es de justicia dar este tipo de oportunidades, pero también exigir y medir calidad. Recientemente hubo un fuerte conflicto por el presupuesto universitario, por lo que parece que a primera vista existe un conflicto entre el interés de reducir los índices de deserción estudiantil y las políticas del estado para ampliar las oportunidades reales de finalizar una carrera a todos los estudiantes que completen el bachillerato. No medir calidad, no tener claros mecanismo de evaluación de resultados académicos a lo largo de curso lectivo, hace pensar que el ideal que se persigue es que sea el examen de bachillerato el único y último filtro educativo con tal de tener una deserción cero. Esto daría una estadística simple pero maquiavélica: graduados de secundaria con y sin bachillerato y una deserción cero. Será que el tan mentado índice de deserción se está volviendo en estadística política sin importar los medios y las consecuencias con que se logre?
 
Factores culturales como la estacionalidad de las cosechas, los hábitos vocacionales de las familias, tampoco se ven presentes entre los argumentos del titular del MEP. Se menciona claramente en las primeras líneas que los principales beneficiarios son los estudiantes y los educadores. No es de extrañar que no se vea al niño como parte de una familia constituida en tiempos donde el concepto Familia esta tan devaluado. Donde quedan los padres y madres del niño como factores a considerar?
Es evidente que en una sociedad que ha constituido modelos económicos que exigen que los dos progenitores se mantengan fuera del hogar, ya no se tome en cuenta el roll que ellos juegan en la estabilidad psico-emocional del hogar y sean meras variables meramente económicas.
 
Al ampliarse los períodos de vacaciones habrá repercusiones directas sobre el hogar y de cómo se va a atender a los niños en esos lapsos. Seguramente se estará tomando en consideración contar con la Red de Cuido para darle protección a los menores cuando sus padres no estén en el Hogar.
 
Hay una clara ditonia entre vacaciones laborales y las estudiantiles tanto en plazos como en coincidencia.
En muchos paises se aprovecha la época de tiempo menos favorable para emplazar el curso lectivo, ahora con esta propuesta pareciera que es uno de los períodos de tiempo más benevolente como lo es diciembre y enero el que está siendo sacrificado. Si ya de por sí completar los 200 días ha sido fabulesco, no queda claro cómo con los cambios propuestos se va a lograr que a la altura del 5 de diciembre se tenga la misma motivación que en marzo o julio.
 
Hablar de Semana Santa como sinónimo de vacaciones está fuera de contexto. En un país que se ufana del respeto a las minorías, no se entiende como viniendo del ministro de Educación de presente dicho período como "vacaciones". Nada más ajeno a la realidad. Hay un transfondo histórico y de fortalecimiento de valores en mantener la Semana Santa como parte de los días de disfrute obligatorio. De nuevo queda plasmado una deficiencia contextual en el análisis de los elementos del calendario escolar. No debería hacerse uso de valores o creencias personales para hacer conclusiones generales y cree que son de igual manera valorados por toda la sociedad.
 
Dos cosas parecieran monolíticas en el nuevo calendario: la estructura trimestral y la inclusión de mecanismos de recuperación académica a costo de muchos otros factores que podrían ser de peso para atreverce a realizar un cambio profundo y trascendental. El Calendario Escolar modula la vida nacional y familiar y sólo debe verse como de alto impacto en el quehacer de cada uno de los ciudadanos.
 
No estar tomando en cuenta cambios en la ley laboral que apuntale a los padres para estar con los hijos en los nuevos períodos de vacaciones es un error que solo favorece la ya de por si maltratada vida en familia.
 
El programa avancemos, de gran talle en la vida nacional, debe ser incorporada junto con en IMAS y Hacienda para que se establescan mecanismos de incentivo económicos y fiscales para que uno de los padres se vea "tentado" a regresar al Hogar en aquellos casos que existan un nucleo familiar establecido. Un niño con un padre en el Hogar es un niño que no se ve obligado a salir de la escuela.
 
Sin duda, ante el lente evaluador del aspecto operativo, la propuesta es bien oportuna, al ampliar el escenario de anális e incorporar elementos legales, culturales, estádisticos, valores, visión país e históricos queda un sin sabor de que podría continuarse con la valoración de como implementar cambios en el Calendario Escolar.