Se ha dicho que en el año 2012 se cumplirá la profecía apocalíptica de los mayas respecto del fin del mundo que conocemos. Sea o no cierta esa teoría, para Nicaragua el año próximo podría ser apocalíptico si, como consecuencia de la desunión de las llamadas fuerzas opositoras al sandinismo en el poder, el seis de noviembre venidero se confirma la consumación del más ominoso fraude electoral que permitiría la continuación, el diez de enero de 2012, del comandante Ortega en el poder, en violación flagrante de la Constitución política vigente y como resultado de las maniobras corruptas y vergonzosas de todos los poderes del Estado para lograr esa aviesa finalidad, con el cómplice silencio de la comunidad internacional, especialmente de la sordomuda O.E.A.

Si como señales anunciadoras del fin del mundo se afirma que sucederán fenómenos extraordinarios (cataclismos, inundaciones, sequías, calentamiento global, etc.), entonces debemos concluir que en Nicaragua estamos presenciando una serie de acontecimientos rarísimos. Veamos algunos ejemplos: la antigua Resistencia Nicaragüense, que promovió la lucha armada sin cuartel contra el sandinismo hasta sacarlo del poder en 1990 con la ayuda de otras fuerzas opositoras, ahora resulta que es aliada del FSLN.  El PLC, que triunfó en las elecciones de 1996, después pactó con el frentismo y le permitió hacerse con el poder al bajar el porcentaje requerido para el triunfo en primera vuelta al 35%. El liberalismo, en lugar de cerrar filas en 2006 para derrotar a Ortega, se presentó dividido y le sirvió el triunfo en bandeja de plata. Y en este año 2011, la llamada “oposición democrática” se apresta a repetir el mismo error al presentarse atomizada ante el candidato de las fuerzas tenebrosas. Y hasta ha surgido, para colmo, un movimiento neo somocista que respalda al frentismo (¡¡!!).  Como en la ópera de Verdi (“un ballo in maschera”), todos los políticos se preparan para el baile donde habrá de asesinarse lo que resta de democracia en Nicaragua, portando vistosas máscaras para esconder su vergüenza y disimular su carencia total de valores, principios y patriotismo.

Nadie quiere ceder. Todos van con sus baldes listos para seguir ordeñando a la pobre y famélica vaca que, con una mirada triste, observa cómo sus hijos se aprestan a sacrificarla una vez más. Y ella, como buena madre, se muestra resignada y se dirige lentamente al matadero….

¿Será posible que nadie tenga conciencia para estar a la altura de la hora actual, teniendo como norte únicamente el interés de la patria, portando como bandera el glorioso pendón bicolor y repitiendo con genuina convicción “Brille hermosa la paz en tu cielo / nada empañe tu gloria inmortal / que el trabajo es tu digno laurel / y el honor es tu enseña triunfal”?