''DICTADURA, ES DICTADURA'' - Por Jorge J Cuadra V - TicoVisión
Escrito en 05/07/11 a 12:47:03 GMT-06:00 Por Administrador
Jorge J. Cuadra V.
Para los liberales en su día.

''DICTADURA, ES DICTADURA'' - Por Jorge J Cuadra V - TicoVisión


05 de Julio de 2011 | TicoVisión | Redacción - Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento



''DICTADURA, ES DICTADURA''
Para los liberales en su día.



Por Jorge J Cuadra V

General José Santos Zelaya (1853-1919)
Cuando el General José Santos Zelaya López fue vencido por el abandono y la senilidad en tierra extranjera, solía repetir una frase obstinada: pero fue una dictadura honrada, fue una dictadura honrada...

Ni siquiera honrada, porque honrado no pudo ser el impuesto de guerra que les impuso a las familias conservadoras, ni los chantajes económicos que les cobraba para liberar a sus familiares de las ergástulas zelayistas y de las lavativas de chile. Honrado no pudo ser el haber despojado de sus propiedades a los vencidos, iniciando así las famosas confiscaciones que se dieron más tarde en la década de los ochentas del siglo XX. No fueron los sandinistas los que inventaron las confiscaciones, sino Zelaya que trató de camuflar de ese modo el robo de las propiedades de los conservadores ricos.

José Santos Zelaya no se reeligió jamás, porque jamás se expuso a una elección, simplemente reformó la “Libérrima,” las veces que le convenía, traicionando los principios liberales, quienes se llaman así porque lucharon para conseguir la libertad que según ellos los gobiernos conservadores no concedían.

José Santos Zelaya no fue ni patriota, ni valiente, si hubiera sido ambas cosas, se hubiera opuesto con todo el poder que ostentaba a la nota Knox que lo sacó del poder sin disparar un solo tiro. Obedientemente acató el mandato injerencista de los yankes y se fue al exilio con el rabo entre las piernas.

Ese fue el hombre grande del liberalismo a quien veneran los liberales todos los 11 de Julio como si hubiera algo que conmemorar de ese dictador pusilánime, que tal y como decimos en Nicaragua, se empajaba solo con los chiquitos. Si los liberales tuvieran un sentido noble de la dignidad, su fiesta partidaria sería el día de la muerte del General Benjamín Zeledón, liberal leal, honesto y valiente, que prefirió la muerte a ser esclavo del imperio.

Pero es que los liberales ya traían la aberración de hacer grande a quien no se lo merece. Empecemos por el gran ideólogo, Máximo Jerez. Alguien que invita a fuerzas extranjeras a luchar contra nicaragüenses solo para derrocar a un presidente de la República, no tiene moral para ser el ideólogo mayor. Los ideólogos son leales a sus principios y Máximo Jerez fue un entreguista que empapó de sangre hermana el suelo nicaragüense en nombre de su ambición política. Sin embargo, ese traidor para los liberales es la máxima expresión de honestidad del partido de las dictaduras.

De Zelaya ya se habló y la conclusión a la que se tiene que llegar es que fue cobarde, débil de carácter y el fundador de las dictaduras.

Después de Zelaya el liberalismo se renovó con nuevos valores llenos de sabiduría y de principios: El General José María Moncada, lideró la revolución constitucionalista de 1926 y fue presidente de Nicaragua; El General Augusto C Sandino, se negó a firmar el pacto del Espino Negro en 1927 y se fue a la montaña a defender la dignidad nacional, para después ser traicionado y asesinado por el otro “grande” del liberalismo, el General Anastasio Somoza García, fundador de la estirpe sangrienta  y de la dictadura de cuarenta años.

A todos esos “prohombres” liberales se veneran en la convención del 11 de Julio, que solo sirve para ratificar a candidatos corruptos, que luego van a adueñarse del país y van a esquilmar el erario público y así formar sus grandes fortunas. Y este 11 de Julio no es la excepción, puesto que van a ratificar la candidatura del liberal más corrupto de los últimos tiempos, además de traidor y de cobarde.

El 11 de Julio puede ser una fecha grande para los liberales, pero representa una afrenta nacional porque ese día se le rinde culto a los dictadores que han asesinado a los nicaragüenses, que se han robado el dinero de los nicaragüenses y que han extirpado hasta la última gota de esperanza y de ilusión del alma de los nicaragüenses.

¿Valdrá la pena conmemorar a esos hombres? Un gran número de liberales creen que si, pero otros, como el distinguido doctor y venerable liberal, Francisco Baca, decía: “Para mí, el solo hecho de hablar de dictaduras, es un crimen.”




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