TicoVisión Costa Rica

Seguridad social y derechos humanos:
un cambio para poder subsistir

Por Ofelia Taitelbaum Yoselewich
Defensora de los Habitantes de la República

En la Costa Rica de hoy, entendemos la salud desde una perspectiva integral y según se concibe en la Organización Mundial de la Salud; es decir, como un estado completo de bienestar físico, mental, espiritual, emocional y social. Así, dejamos atrás el limitado enfoque de ausencia de enfermedad, que precisamente era el que prevalecía en el contexto histórico que vio nacer la CCSS. En ese entonces, las necesidades de salud eran muy distintas y para una población mucho menor. Y si a ello, agregamos que la salud es uno de los elementos básicos del derecho al desarrollo, comprendemos que implica una fuerte inversión económica y sin duda, el aumento de las expectativas de la población hacia el futuro.

Ofelia Taitelbaum Yoselewich,
Defensora de los Habitantes

De tal forma, la salud es un derecho y su concepto tiene alcances integrales, lo cual, hace que nuestro Estado tenga cada vez mayores obligaciones en capacidad y organización para garantizarlo con la mayor equidad y solidaridad posible a todas las personas. En especial porque como ha dicho el Dr. Guido Miranda Gutiérrez, académico y ex presidente de la CCSS, la esperanza de vida hoy es mucho mayor, y las patologías más preocupantes hace rato dejaron de ser la diarrea, el paludismo y el sarampión; para ser la hipertensión arterial, los accidentes vasculares, la ateroesclerosis, la muerte violenta por accidentes, las malformaciones congénitas, prematuridad y otras.

Entonces, ante un escenario natural de cambio, el tema de la seguridad social en nuestro país ineludiblemente debe contemplar inversión constante, planificación de largo plazo, gestión administrativa y financiera eficiente y sostenibilidad en el tiempo. Claramente, esto no está sucediendo y la CCSS sufre una crisis enorme que amenaza su subsistencia.

Pero no olvidemos que en la historia de la CCSS existieron otros momentos críticos y que lo que sucede hoy, es un acumulado de décadas. En los años 90, por ejemplo, hubo problemas importantes y la situación insinuaba el desmantelamiento descarado de la institución. Se suscribieron préstamos sin sentido… y eso fue un asalto. Se compraban equipos “nuevos” pero inservibles y se tiraron a la basura (y a algunos bolsillos personales) millones de dólares, que quienes cotizamos puntualmente, seguimos pagando. Pero hoy existe el extremo porque ya no se compran equipos; se contratan servicios

externos en centros privados por cientos de millones de colones anuales que la CCSS debe pagar, por no contar con tecnología de punta, o por ir adquiriéndola a cuenta gotas. ¿Graves problemas de gestión y administración? Sin duda. ¿Es un asunto reciente? Jamás. Semejante desastre no nace de la noche a la mañana. Y en medio de todo esto, los otros problemas de deuda del Estado, de patronos privados, incapacidades, disponibilidades a granel, aumento de plazas, etc. Pero eso es a lo interno, pues a lo externo, en quienes reciben los servicios, las quejas tampoco dan tregua: filas interminables, malos tratos cuando se solicita atención médica, falta de medicamentos, esperas eternas para cirugías y citas de especialidades; y de nuevo un enorme etcétera.

Hace unos meses, nos preocupábamos por divergencias en la sostenibilidad del régimen de pensiones. Con datos provistos por la CCSS, la OIT hizo un estudio y respaldó la posición de solidez y solvencia del régimen que había divulgado esa institución; pero por otro lado, la SUPEN hizo su propio estudio, con resultados tan distintos como alarmantes. ¿Y la verdad? Se asoma y de paso nos asusta...

Hoy la crisis es integral, con problemas peores y así lo confirma un estudio reciente de la OPS, con datos también suministrados por la CCSS. Ya no se trata de sostener el régimen de pensiones sino de salvar la institución completa y para ello, ya no podemos caminar ¡tenemos que correr!. Entonces, en este escenario, la sociedad costarricense merece respuestas claras y concisas, por lo que se debe demandar un estudio actuarial que sea absolutamente neutral e independiente. Se necesita claridad total, datos reales y sin maquillaje, que sirvan de insumo para el trabajo de la comisión de notables y que a partir de ahí se tomen las decisiones que correspondan. Ya no se puede seguir “pateando la bola”, tampoco caben más retoques acá y allá. Estamos en un momento histórico límite y no decidimos si vamos a un mundial de fútbol o no... Se trata de salvar lo que era nuestro “pañito de dominguear”, se trata de una cuestión de país, a donde nos jugamos sin más, la supervivencia o muerte del sistema de seguridad social.