¡Good Night, Irene, Buenas Noches! - El Archivo CLX - TicoVisión 
El pasado fin de semana fuimos parte de la historia del cierre total de las actividades del área metropolitana de Nueva York.
04 de Septiembre de 2011 | TicoVisión | Redacción - | Opinión | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento
¡Good Night, Irene, Buenas Noches! - El Archivo CLX
Por Alejandro Jose Gallard Prio – Domingo 4 de septiembre del 2011
Irene, trato muy bien al territorio de la Nación de los “Shinnecock”, solamente derribo unas cuantas ramas, arrastró un pequeño muelle y según la conversación telefónica con el Fideicomisario Gumbs (Lance), el POWWOW a celebrarse desde el 2 al 5 del presente septiembre, está listo para recibir unas 50 mil visitantes, lo cual es muy importante, ya que de sus resultados económicos, dependen sus obras sociales.
Suficientes daños causó el que creíamos un debilitado huracán 1, que avanzó al ritmo del “blues” hecho famoso por el cantante compositor de los años 30, Lead Belly, que encarcelado en la Prisión Estatal de Luisiana, logró grabarlo y llevarlo por 25 semanas al “Best Seller” del año 50. En el 2002, el disco que habían grabado para la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, recibió un premio especial del Salón de la Fama “Grammy”. Decimos que se parece, ya que su melodía, un ”blues” suave, tuvo la pujanza de ser uno de las canciones favoritas de Frank Sinatra, entre otros famosos cantantes de ese pegajoso ritmo musical y eso es casualmente, lo que el huracán Irene hizo, quedarse pegado inundando gran parte del montañoso noreste de USA, causando destrucción y muerte. Hay un viejo dicho que dice: “Líbrame, Señor, de las aguas mansas, que de las bravas me libro yo”.
El pasado fin de semana fuimos parte de la historia del cierre total de las actividades del área metropolitana de Nueva York.
El pasado fin de semana fuimos parte de la historia del cierre total de las actividades del área metropolitana de Nueva York.
Por primera vez, la “Gran Manzana” paralizo sus vías de comunicación (metros, autobuses, transbordadores acuáticos, trenes suburbanos e interestatales y por supuesto los tres aeropuertos internacionales y otros locales, con lo cual se desconectó, por primera vez en su vida citadina, del mundo, con excepción de esos heroicos medios de comunicación, Radio y TV, que nunca dejaron de transmitir informes y noticias tranquilizando y guiando a la ciudadanía. Nueva York no enseño lo que es un Turismo Cautivo.
Especial mención merecen los Gobernadores, Alcaldes, Jefes de Policías, Bomberos y funcionarios de la Región del Noreste, a quienes se les veía por TV, recorrer los lugares de riesgo, haciendo llamados a los residentes a refugiarse en los lugares asignados. pero como lo que se veía en las pantallas, era una mansa lluvia con vientos fuertes, pero no huracanados, mucha gente rehusaba salir de sus casas, ya que lo comparaban con los famosos Katrina y Andrews, que recordaban haber visto en sus pantallas de televisión. Nadie en New York se pudo imaginar el desastre que este silencioso, lento, como el ritmo del 3 x 4 de la canción, iba a causar en los Estados del Noreste.
emergencias. El domingo por la tarde, cuando ya había pasado la soñolienta Irene, poco a poco, como por arte de magia, comenzaron a circular, primero los autobuses y ya entrada la noche, una o dos de las líneas del subterráneo.
Lo que no hemos mencionado, es el TEMOR que causa esta clase de fenómenos naturales, un temor a no saber lo que en realidad pueda pasar, ya que solo los que han tenido esa experiencia, lo pueden explicar. Para los que nunca lo han experimentado, es un imponderable real, ya que está allí, lo vemos avanzar en las pantallas de TV, pero al mismo tiempo sabemos que nada podemos hacer.
Nuestra familia, hijos y nietos, con quienes nos habíamos trasladado el viernes desde Quogue en Long Island, al Apartamento en Manhattan, ubicado en el 11avo piso de un Edificio que está en lo que podíamos llamar el centro de la Isla, un lugar seguro, pero lleno de ventanas. Pero pudo más el imponderable de que una ráfaga de viento rompiera las ventanas y los pedazos de vidrios volaran por los aires, que esa noche (Sábado) dormimos en el pasillo, acostados en colchonetas en el suelo. Eso es lo que llamo, temor, que se suma al miedo de lo imponderable.
Hay una gran diferencia entre huracán y terremoto, ya que estos últimos, no te dan tiempo a pensar y por lo tanto, no existe el temor y mucho menos el miedo. Cuando comienza el hamaqueo, no sabes ni para donde correr y eso hace del terremoto, una realidad incontrolable, que saltas de inmediato al dolor y a la desesperación.
Pero no quiero cerrar, sin comentar sobre mi visita a Miami y expresar mi admiración por el desarrollo turístico que se está llevando a cabo en Miami Beach, especialmente en su región sur, donde su infraestructura ha crecido en forma espectacular. El dinero que llega de países del ALBA (Socialismo del Siglo XXI), se nota.
Hasta la próxima semana con EL ARCHIVO CLXI, desde Nicaragua.
Especial mención merecen los Gobernadores, Alcaldes, Jefes de Policías, Bomberos y funcionarios de la Región del Noreste, a quienes se les veía por TV, recorrer los lugares de riesgo, haciendo llamados a los residentes a refugiarse en los lugares asignados. pero como lo que se veía en las pantallas, era una mansa lluvia con vientos fuertes, pero no huracanados, mucha gente rehusaba salir de sus casas, ya que lo comparaban con los famosos Katrina y Andrews, que recordaban haber visto en sus pantallas de televisión. Nadie en New York se pudo imaginar el desastre que este silencioso, lento, como el ritmo del 3 x 4 de la canción, iba a causar en los Estados del Noreste.
Para los neoyorkinos y visitantes asiduos, lo que presenciamos el fin de la semana pasada, fue algo insólito, veíamos desde las ventanas del apartamento, la quietud de las calles, uno que otro taxi amarillo, que en tiempos normales, son como oleadas. Intentamos ir a uno de nuestros restaurantes favoritos y por supuesto, cerrado y ni pensar Teatro o cualquier otro lugar de diversión. Todo estaba quieto por el fin de semana. Solo quedaba la TV y la Radio, cuyos canales, por supuesto, estaban saturados de noticias sobre el trayecto de Irene.
Todo aquello fue organizado con una precisión de reloj suizo, sin bulla ni melodramas, sin protestas organizadas y aquellos que decidieron no salir de su casa, llegaba las autoridades a tratar de convencerlo y si no podían, por lo menos sabían dónde estaban los rebeldes, para rescatarlos en casos de
Todo aquello fue organizado con una precisión de reloj suizo, sin bulla ni melodramas, sin protestas organizadas y aquellos que decidieron no salir de su casa, llegaba las autoridades a tratar de convencerlo y si no podían, por lo menos sabían dónde estaban los rebeldes, para rescatarlos en casos de
emergencias. El domingo por la tarde, cuando ya había pasado la soñolienta Irene, poco a poco, como por arte de magia, comenzaron a circular, primero los autobuses y ya entrada la noche, una o dos de las líneas del subterráneo.
Lo que no hemos mencionado, es el TEMOR que causa esta clase de fenómenos naturales, un temor a no saber lo que en realidad pueda pasar, ya que solo los que han tenido esa experiencia, lo pueden explicar. Para los que nunca lo han experimentado, es un imponderable real, ya que está allí, lo vemos avanzar en las pantallas de TV, pero al mismo tiempo sabemos que nada podemos hacer.
Nuestra familia, hijos y nietos, con quienes nos habíamos trasladado el viernes desde Quogue en Long Island, al Apartamento en Manhattan, ubicado en el 11avo piso de un Edificio que está en lo que podíamos llamar el centro de la Isla, un lugar seguro, pero lleno de ventanas. Pero pudo más el imponderable de que una ráfaga de viento rompiera las ventanas y los pedazos de vidrios volaran por los aires, que esa noche (Sábado) dormimos en el pasillo, acostados en colchonetas en el suelo. Eso es lo que llamo, temor, que se suma al miedo de lo imponderable.
Hay una gran diferencia entre huracán y terremoto, ya que estos últimos, no te dan tiempo a pensar y por lo tanto, no existe el temor y mucho menos el miedo. Cuando comienza el hamaqueo, no sabes ni para donde correr y eso hace del terremoto, una realidad incontrolable, que saltas de inmediato al dolor y a la desesperación.
Pero no quiero cerrar, sin comentar sobre mi visita a Miami y expresar mi admiración por el desarrollo turístico que se está llevando a cabo en Miami Beach, especialmente en su región sur, donde su infraestructura ha crecido en forma espectacular. El dinero que llega de países del ALBA (Socialismo del Siglo XXI), se nota.
Hasta la próxima semana con EL ARCHIVO CLXI, desde Nicaragua.
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