Nicaragua: El Vaticano, La Equidad y el cardenal Obando  - TicoVisión
Escrito en 17/06/10 a 16:34:30 GMT-06:00 Por Administrador
Opinión-Análisis
Nicaragua: El Vaticano, La Equidad y el cardenal Obando - TicoVisión

"Con lágrimas en los ojos os lo digo: muchos de vosotros se comportan como enemigos de la Cruz de Cristo".-

Filipenses 3, 18.


17 de Junio de 2010
TicoVisión
Por Roberto Escobedo Caicedo
bert.caido@gmail.com

Redacción.-Durante el reinado del Rey de Inglaterra, Enrique VIII y para mejor proteger a la reina de Escocia, María Estuardo, el Papado decidió formar su propio servicio de inteligencia, correspondiéndole tomar tal decisión al Sumo Pontífice, Pío V (1566-1572). También incorporaron a sus funciones la de luchar contra el protestantismo, el que después de la muerte de María Túdor (María "La Sanguinaria", estuvo representado por la nueva reina de los ingleses, Isabel I.

La Santa Alianza fue el nombre de los servicios de inteligencia del Papado, debido a la alianza concertada entre el Papa y María Estuardo, la que contrajo matrimonio el 29 de julio de 1565 con el católico, Henry Darnley, el que era una marioneta en manos de Sir Francis Walsingham, el jefe de espías de Isabel I y en las de los nobles escoceses, sometidos al jefe de los protestantes del país, John Hus.

Para proteger a la reina de Escocia, el Papa Pío V mandó un agente de la Santa Alianza, David Rizzio, con  cobertura brindada como integrante del séquito del embajador de Saboya, el marqués de Moreta. Al poco tiempo se convirtió en amante de María Estuardo. Rizzio fue asesinado por instigación del esposo de la reina, por lo que el Papado decidió pasar la respectiva factura a quienes participaron en su asesinato.

El Papa Pío V, antiguo jefe de la Inquisición y fundador de La Santa Alianza, llamó a su presencia al sacerdote, Lamberto Macchi. Este era jesuita y procedía conforme el lema de la Orden: Ad Majorem Dei Glorian (A la mayor gloria de Dios). Recibió la orden de viajar a la corte de Escocia con un Informe Rojo que le daba carta blanca en cualquiera de sus acciones en nombre de la fe. Tenía como contacto al conde Bothwell, jefe de la guardia de la reina y que se convirtió poco tiempo después en el último esposo de María Estuardo, una vez que quedó viuda.

Todos los autores materiales e intelectuales del asesinato de David Rizzio fueron ejecutados de diferentes maneras por los agentes de La Santa Alianza, conocidos como los Monjes Negros. A partir de entonces se estableció que nadie podía asesinar a un miembro de los servicios de inteligencia del Papado y continuar disfrutando de la vida, porque el brazo ejecutor del organismo era bastante largo y nadie se le escapaba.

En el año 1904 y debido a los peligros que corrían los Estados Pontificios en la convulsionada Europa, fue fundado el contraespionaje del Papado, conocido como Sodalitium Pianum. En las dos guerras mundiales realizaron diferentes actividades y en la actualidad combaten frontalmente el terrorismo internacional, aunque la iglesia nunca ha reconocido oficialmente la existencia de ambos organismos de inteligencia y contrainteligencia.

En el proceso de desestabilización política de los regímenes comunistas de Europa Central y Oriental sometidos a Moscú, los servicios del Vaticano desempeñaron un papel de primer orden, principalmente en Polonia, donde colaboraron activamente con Lech Walesa, del Sindicato Solidaridad. Fue una operación conjunta entre la CIA (Central Intelligence Agency) de William Casey y La Santa Alianza.

Después del colapso del social imperialismo soviético, los servicios de inteligencia y contrainteligencia del Estado Vaticano experimentaron una reingeniería, la que llevó a cabo el Cardenal Luigi Poggi, englobando bajo un mismo nombre a La Santa Alianza y al Sodalitium Pianum, según las órdenes cursadas por Su Santidad, Juan Pablo II (q.e.p.d.). El nuevo nombre adoptado desde entonces por ambos servicios es el de La Equidad.

El Mossad, servicio de inteligencia israelí, reconoció públicamente la eficiencia de los servicios de La Equidad, cuando recibieron la información que un comando de terroristas estaban listos para disparar cohetes en el aeropuerto de Roma al avión en que viajaba la entonces Primer Ministro, Golda Meir. Simón Wiesenthal, durante su época de insigne cazados de fugitivos y verdugos nazis, rindió también reconocimiento de admiración al profesionalismo de los integrantes de La Equidad. Tanto los israelitas como Wiesenthal calificaron a La Equidad, como el mejor servicio de inteligencia del mundo.

Durante la primera dictadura sandinista (1979-1990), agentes de La Santa Alianza permanecieron en Nicaragua, saboteando todos los intentos de la Dirección Nacional del FSLN de crear la iglesia popular, para que de esta manera los sacerdotes tuvieran que romper sus relaciones con el Vaticano y rendirle obediencia a Daniel Ortega Saavedra y su pandilla de sicarios. Los primeros agentes ingresaron al país a partir de 1976, como miembros de la Sucursal del Banco Ambrosiano del Vaticano, prestando en los inicios servicios de seguridad a los altos funcionarios de la Banca Vaticana, Roberto Calvi, Michele Sindona y Pellegrino De Estrobel, posteriormente ejecutados de diferentes maneras, unos por servicios de inteligencia de gobiernos europeos y otros por agentes de la Cosa Nostra.

Cuando el régimen sandinista nacionalizó los bancos existentes en Nicaragua, al único que le permitieron continuar operando fue al del Vaticano o Ambrosiano, el que se retiró al cabo de un año para el Perú. Pero sus agentes permanecieron en Nicaragua, operando discretamente como miembros del  Grupo Católico Internacional, "Tradición, Familia y Propiedad (TPF)". Estos contribuyeron a socavar los intentos de los sandinistas y terroristas internacionales por destruir las tradiciones religiosas de los nicaragüenses, a lo que se prestaron sacerdotes comprometidos con las herejías de la Teología de la Liberación, tanto de Nicaragua como del extranjero.

En ese entonces, el Arzobispo de Managua, Monseñor Miguel Obando y Bravo, apareció como firme opositor a los planes satánicos de los sandinistas, lo que le valió el reconocimiento del Vaticano, siendo recompensado con la púrpura cardenalicia, de la que tan mal uso ha hecho.

Todo indica que el proceso de corrupción del Cardenal Obando se inició cuando los servicios de inteligencia norteamericanos recurrieron a la jerarquía de la iglesia católica nicaragüense, utilizándola como cobertura para enviar recursos económicos a los grupos políticos de oposición al sandinismo. Es entonces cuando aparece en escena, la Corporación de Promoción Social Arquidiocesana (COPROSA), figurando como ejecutivo de la misma el corrupto, sinvergüenza y traidor de Roberto Rivas Reyes, el que contra toda lógica figura como protegido del Cardenal Obando, calificado esto como el "dulce secreto que guardan el mencionado purpurado y su secretaria y ama de llaves, Josefa Reyes Valenzuela, por la prestigiada Revista Alemana, Der Spiegel".

Rivas Reyes se quedaba siempre con la "tajada del león" a la hora de recibir los fondos ingresados al país, supuestamente destinados a COPROSA. Con el advenimiento de los gobiernos neoliberales, recurrió a la misma organización eclesiástica para introducir al país camionetas de lujo sin pagar los respectivos aranceles aduaneros, siendo uno de los mayores contrabandistas de Nicaragua, rivalizando tan sólo con los integrantes del Estado Mayor General del Ejército Nacional (Popular Sandinista.

Otra faceta de la corrupción del Cardenal Obando quedó evidenciada con las gestiones realizadas durante los gobiernos de Violeta Chamorro y Arnoldo Alemán Lacayo, para que indemnizaran en efectivo a Roberto Rivas Reyes, por propiedades que según él le confiscaron los sandinistas, siendo que en la mayor parte de los casos nunca pertenecieron a su familia. La parte correspondiente de una finca en Matagalpa y que era de Rivas Reyes y sus hermanos y primos hermanos, se tragó las propiedades vecinas, la llenaron de ganado que nunca tuvieron y de costosa maquinaria agrícola y de beneficio de café. Al final, el protegido del Cardenal se quedó con todo y sus primos hermanos con la cólera por el atraco realizado de los bienes que legalmente les correspondían.

Asimismo, el desacreditado Cardenal Obando ha traspasado todos los bienes de la iglesia católica nicaragüense, incluyendo las donaciones de la viuda de Julio Lalinde y de la Universidad Católica (UNICA), al mismo Roberto Rivas Reyes, su protegido.

Fue por instigaciones del Cardenal Obando y como parte del pago de sus "honorarios" por "el viborazo", que Arnoldo Alemán Lacayo, además de los millones de córdobas que le entregó, presionó para que la Asamblea Nacional eligiera como magistrado del Poder Electoral a Roberto Rivas Reyes, como supuesto militante del Partido Liberal Constitucionalista. Pero ya en el cargo ha sacado las uñas, revelándose como un consumado orteguista, lo mismo que el Cardenal Obando.

El Cardenal Obando ha negociado con Ortega Saavedra el monto de los "honorarios" que debían pagarse a su sospechoso protegido, al que quiere y cuida como su fuera su propio hijo, Roberto Rivas Reyes, por todos los fraudes electorales cometidos por él y los corruptos magistrados electorales. Estas acciones pueden provocar un verdadero baño de sangre en Nicaragua, del que difícilmente se salvarían ambos.

Roberto Rivas Reyes, utiliza desde hace tiempo una avioneta privada para viajar a Costa Rica, pero en realidad se sospecha que es para utilizarla en el tráfico de alguna "mercadería". Lo preocupante es que la Policía Judicial de Costa Rica y la Drugs Enforcement Agency (DEA), de los Estados Unidos, no hacen nada por tenderle una trampa y librar al pueblo nicaragüense de semejante personaje de perfiles lombrosianos.

Agentes de La Equidad, del Estado Vaticano, debieran trasladarse a Nicaragua y proceder a investigar todos los supuestos actos de corrupción y pecados contra el Quinto Mandamiento de la Ley de Dios en que ha incurrido el corrupto Cardenal, Obando y Bravo, como paso previo para llamarlo a comparecer ante un Consejo de Cardenales de la Curia Romana y que lo condenen a pasar el resto de sus días en un convento de clausura.

Quizás de esta manera, el Sumo Pontífice, Benedicto XVI, siente un saludable precedente, propio de los fundadores de La Santa Alianza y libra al pueblo nicaragüense del protector de un peligroso gánster, Roberto Rivas Reyes.


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