Libia... atrapada en la lucha por el 'PODER' - TicoVisión
Escrito en 22/12/11 a 09:44:14 GMT-06:00 Por Administrador
Noticias Costa Rica
Las rencillas entre las tribus, milicias y gobierno son parte de este periodo lleno de incertidumbres en el país, muy alejado de las expectativas de los que hicieron la revolución.

Libia... atrapada en la lucha por el 'PODER' - TicoVisión


22 de Diciembre de 2011 | TicoVisión | Redacción - RT | África / Libia | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento



Libia... atrapada en la lucha por el 'PODER'


Imagen: AFP
Después de que los insurgentes libios y la OTAN lograron derrocar al régimen del coronel Muammar Gaddafi y asesinarlo, no queda enemigo al que enfrentarse en Libia, pero las tropas sin oficio militar en su mayoría se resisten a deponer las armas, mientras la sociedad está atrapada en sus luchas internas.

El jefe del Consejo Revolucionario de Trípoli, Abdullah Naker, advirtió que no será fácil construir  un nuevo país: “Actualmente el rebelde y su arma son uno. Va a ser muy difícil desarmar a nuestra gente. No vamos a dejar que nos roben esta revolución. No vamos a permitir que aparezcan otros Gaddafis”.

Ante la ausencia de un Ejército nacional organizado, las milicias han aprovechado el caos para imponer su ley en el nuevo proceso político libio: despliegan puntos de control en distintas urbes y se encargan de la seguridad ciudadana, pero además vigilan puntos estratégicos como las plantas petrolíferas o las fronteras.

La milicia de Zintan es la que tiene en estos momentos la

mayor autoridad entre las distintas brigadas libias. En sus manos está el control del Aeropuerto Internacional de Trípoli y además, tienen retenido a Saif Al Islam. "El país necesita recuperar la estabilidad para que depongamos las armas", sostiene el jefe de Zintan, Mujtar Al Ajdar, que lucha desde marzo contra las fuerzas gaddafistas.

El problema es que no hay una mano central y Libia se ha convertido en un rompecabezas de guerrillas con intereses muy diversos. La guerrilla de Misurata, por ejemplo, fue la más asediada y golpeada por el ejército gaddafista y ahora busca algo más que el reconocimiento a su resistencia. Por su parte, los insurgentes de Bengasi aseguran que su lucha fue la chispa que generó la revolución y demandan más protagonismo. Y como ellos, un número indeterminado de milicias, que junto con las tribus, buscan más influencia en el poder.

Actualmente Libia tiene formalmente un nuevo gobierno que intenta aumentar su autoridad y limar las asperezas entre las distintas guerrilas. Sin embargo, el Consejo Nacional de Transición está más que cuestionado, pues designaron un Ejecutivo sin haber sido elegido y sus representantes han sufrido varios intentos de atentados. Precisamente esas autoridades asumen que es un periodo difícil, pero afirman que el país saldrá adelante.

“En poco tiempo anunciaremos un sistema para estructurar el Ejército y restableceremos a la policía y los guardias fronterizos en no más de 100 días”, aseguró Abdel Jalil, presidente del nuevo gobierno libio.

No obstante, el vacío militar y de justicia está dejando un saldo de desaparecidos entre los que pelearon del lado del ex líder libio. Varias organizaciones de derechos humanos están pidiendo soluciones para que termine la impunidad.

Pero la preocupación reina no solo entre aquellos que apoyaron a las tropas gaddafistas, sino también entre los propios ciudadanos que apoyaron a los rebeldes pero ahora creen que es el momento de dejar las armas y crear un Ejército único.

El 20 de agosto pasado muchos libios celebraron la toma de Trípoli por los rebeldes. Pero unos meses más tarde esos cánticos se han convertido en gritos de protesta. Parte de la población comienza a perder la paciencia con los guerrilleros.

“Los últimos tres meses desde la liberación de Trípoli vemos armas y oímos disparos por todos lados y lo único que demandamos hoy es que todas las milicias se integren en un Ejército nacional o se marchen de la ciudad”, dice el libio Ibrahim Jimani, que expresa una opinión bastante difundida en la sociedad local.

Las rencillas entre las tribus, milicias y gobierno son parte de este periodo lleno de incertidumbres en el país, muy alejado de las expectativas de los que hicieron la revolución. Pero según los especialistas este es solo la punta del iceberg de las luchas internas que existen en la nueva Libia.

El DRAMA de las DESAPARICIONES

En Libia siguen desapareciendo personas a plena luz del día, al mismo tiempo que los nuevos gobernantes ajustan cuentas con los sospechosos de ser leales al antiguo régimen.

Aunque el conflicto en Libia se dio por terminado con la muerte del hombre que estorbaba a la democracia occidental, las atrocidades continúan contra los sospechosos de haber sido leales a Muammar Gaddafi. Las imágenes que se difunden sobre el país árabe son inquietantes.

En este contexto, Rusia exigió una investigación sobre las víctimas civiles que dejaron los bombardeos de la OTAN en Libia. Así reaccionó Moscú al informe elaborado por grupos de derechos humanos que consigna la muerte de decenas de personas en los ataques aéreos, a pesar de que la Alianza asegura que su operación fue 'limpia'.

Los 'perros de Gaddafi'

Después de que los insurgentes respaldados por la OTAN entraron en Sirte, la ciudad natal de Gaddafi, mirar a la muerte a la cara se convirtió en una experiencia cotidiana para sus residentes.

Hombres, jóvenes y ancianos, fueron capturados por los rebeldes y señalados como 'perros de Gaddafi', tan solo por vivir en la localidad o en las inmediaciones de su vecindario. Y las consecuencias de esto son generalmente mortales.

Durante meses las calles de la ciudad fueron el escenario de ejecuciones de partidarios leales a Gaddafi, mientras los rebeldes 'liberaban' al país ayudados por las potencias occidentales.

Las leyendas negras sobre las presuntas tendencias sádicas del coronel se hacían cada día más extravagantes, justificando cualquier tipo de maltrato para los sospechosos de simpatizar con su régimen.

"En algunos lugares la violencia es muy seria", afirmó Fred Abrahams de Human Rights Watch.

"Prestamos atención a la ciudad de Towerga. Las milicias de la vecina ciudad de Misurata están aterrorizando a la gente de ahí. Los acusan de haber luchado a favor de Gaddafi y de haber cometido atrocidades en su nombre", dijo.

Una cárcel en Trípoli, donde supuestamente el régimen de Gaddafi encerraba a sus oponentes políticos sin juicio previo y sin permitirles defenderse legalmente, se ha convertido en el emblema de la capital liberada.

Pero mientras sus celadores abundan en detalles sobre las torturas y castigos que Gaddafi ordenaba contra los presos políticos, el miedo y el odio aún se sienten en los alrededores.

Abu Salim es un barrio pobre del sur de Trípoli, en el que el coronel tuvo una fuerte base de apoyo antes de huir de la capital. El distrito también da nombre a una prisión que tiene una fama negra abultada con las acusaciones de maltratos y ejecuciones arbitrarias a los reclusos.

Sus antiguos prisioneros fueron liberados y Gaddafi está muerto, sin embargo las violaciones a los derechos humanos en Abu Salim continúan. Los residentes del barrio van desapareciendo sin dejar rastro y sus familias temen incluso hablar de ello.

Un viso de esperanza

Uno de los pocos lugares en Libia donde los familiares de los presuntos partidarios de Gaddafi pueden pedir ayuda es una organización no gubernamental fundada por Mohammad Miloud Benhammed. Esta ONG investiga el destino de los desaparecidos del nuevo liderazgo libio.

"Por lo general son las madres las que vienen aquí y al principio tienen miedo de decirme que su hijo o marido estuvo alistado en las fuerzas de Gaddafi. Dicen que era un civil que quedó atrapado en el fuego cruzado", dijo Mohammad a RT.

Mohammad y sus colaboradores toman fotos de los cuerpos no identificados que se descubren regularmente a lo largo del país. Estas instantáneas se han convertido en la única prueba para terminar la búsqueda de un desaparecido o seguir dando esperanza a su familia.

"Espero que esté en Túnez. Tal vez en un hospital. Tal vez haya perdido la memoria o no pueda contactarnos", dijo Evyed Farhatn, cuyo hermano 'desapareció' en el frente de Bani Walid.

Los que se mantienen estoicos en la búsqueda creen que la esperanza es lo último que se pierde y, en efecto, en este país destrozado, es un milagro que la esperanza permanezca viva.




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