Seguridad en Internet pero… ¿y los teléfonos celulares? - TicoVisión 
La telefonía convencional (a través de cable), sigue siendo la más segura forma de comunicación.
25 de Enero del 2012 | TicoVisión | Redacción - | Ciencias / Tecnología | San José, Costa Rica | Tribuna para el Libre Pensamiento
Seguridad en Internet pero… ¿y los teléfonos celulares?
POor Julian Frech Ayub
Una gran cantidad de personas no utilizan las comodidades que brinda la Internet para hacer sus transacciones como pagos de servicios, transferencias entre cuentas, cobros etc., debido a una mala comprensión de lo que es la seguridad cibernética y las probabilidades de ser objetivo de un ‘’Hacker’’ (violador de esa seguridad). Todo ello debido a que es el tema más popular en el día a día y sobre el que más se lee, se escucha y se ve.
La vulnerabilidad en Internet no es tan común como algunos creen, es decir, no es cualquiera el que puede violar una red, tiene que ser gente preparada, con estudios bastante profundos y además existen cualquier cantidad de medidas y programas para combatirla. Solo hay que tomarse un poquito de tiempo para leer un poco al respecto. Pero bueno, ese tema lo tocaré en otro momento y prefiero ahora enfocarme en un producto en el cual todo el mundo confía desconociendo sus riesgos; “la telefonía celular”.
La telefonía celular:
La telefonía celular utiliza “frecuencias radiales”, una de las transmisiones más antiguas y más públicas que existen a nivel mundial, al igual que existen los sistemas para el rastreo (escucha) de las mismas. Estas frecuencias van en gamas (canales) o rangos según sea el propósito para el cual se emplearán, y por ello algunas más populares y bajas en frecuencia como la AM y la FM pueden ser captadas (escuchadas) por cualquier persona a través de su radiorreceptor (la radio).
Después vienen las gamas altas llamadas VHF (Very High Frecuency), “frecuencia muy-alta” y UHF (Ultra High Frecuency), “frecuencias ultra-
La vulnerabilidad en Internet no es tan común como algunos creen, es decir, no es cualquiera el que puede violar una red, tiene que ser gente preparada, con estudios bastante profundos y además existen cualquier cantidad de medidas y programas para combatirla. Solo hay que tomarse un poquito de tiempo para leer un poco al respecto. Pero bueno, ese tema lo tocaré en otro momento y prefiero ahora enfocarme en un producto en el cual todo el mundo confía desconociendo sus riesgos; “la telefonía celular”.
La telefonía celular:
La telefonía celular utiliza “frecuencias radiales”, una de las transmisiones más antiguas y más públicas que existen a nivel mundial, al igual que existen los sistemas para el rastreo (escucha) de las mismas. Estas frecuencias van en gamas (canales) o rangos según sea el propósito para el cual se emplearán, y por ello algunas más populares y bajas en frecuencia como la AM y la FM pueden ser captadas (escuchadas) por cualquier persona a través de su radiorreceptor (la radio).
Después vienen las gamas altas llamadas VHF (Very High Frecuency), “frecuencia muy-alta” y UHF (Ultra High Frecuency), “frecuencias ultra-
altas”. El ICE tiene asignadas las bandas celulares en las frecuencias (UHF) de: 850 MHz, 900MHz, 1800MHz, 1900MHz, todas pueden ser cubiertas con un solo (Scanner) rastreador.
De estos ‘’rastreadores’’ los hay desde 90 dólares en unidades portátiles de pocos rangos hasta equipos sofisticados de 3,500 dólares que cubren todas las gamas o canales de frecuencias.
Muchos de estos rastreadores son utilizados por dueños de grúas para estar escuchando las frecuencias de la policía tanto de tráfico como de la Fuerza Pública y así enterarse del momento exacto en que ocurre un accidente donde pueda ser requerida una grúa. Por eso uno ve pasar estos vehículos justo en el momento de un accidente, a velocidades altas como si se tratara de una competencia de velocidad, cuando en realidad es por competir con otros propietarios de grúas que también monitorean las frecuencias policiales, Bomberos, Cruz Roja etc.
En el caso de los teléfonos celulares, cualquiera desde la comodidad de su casa puede sentarse a rastrear frecuencias y dar con conversaciones que puedan arrojar datos de una transacción económica que brinde la oportunidad de una “estafa o robo”.
En el caso de los rastreadores más sofisticados, inclusive se puede elegir el blanco y marcar el número que se desea rastrear. Sobre este tipo de rastreos no existe ningún control pues la venta de estos equipos es libre a nivel global y principalmente donde nuestro vecino, Los Estados Unidos, o en sus tiendas más populares en América Latina como Radio Shack, por ejemplo.
Sin embargo, he escuchado a innumerables personas que tienen el concepto equivocado sobre la telefonía (celular y convencional), que le llegan a manifestar a uno “…llamame mejor al celular porque es más privado que el teléfono de la casa…”. Algo completamente falso, pues para que una compañía telefónica pueda intervenir su teléfono de línea convencional, ésta requiere de un permiso especial de un juez al cual hay que demostrarle primero y con mucha dificultad, la urgente necesidad de hacer una escucha. Nuestras autoridades hasta el día de hoy tienen dificultad (cuando están detrás de un narcotraficante) para que les autoricen una escucha. Sin embargo con un rastreador, cualquiera puede escuchar sus conversaciones celulares.
De estos ‘’rastreadores’’ los hay desde 90 dólares en unidades portátiles de pocos rangos hasta equipos sofisticados de 3,500 dólares que cubren todas las gamas o canales de frecuencias.
Muchos de estos rastreadores son utilizados por dueños de grúas para estar escuchando las frecuencias de la policía tanto de tráfico como de la Fuerza Pública y así enterarse del momento exacto en que ocurre un accidente donde pueda ser requerida una grúa. Por eso uno ve pasar estos vehículos justo en el momento de un accidente, a velocidades altas como si se tratara de una competencia de velocidad, cuando en realidad es por competir con otros propietarios de grúas que también monitorean las frecuencias policiales, Bomberos, Cruz Roja etc.
En el caso de los teléfonos celulares, cualquiera desde la comodidad de su casa puede sentarse a rastrear frecuencias y dar con conversaciones que puedan arrojar datos de una transacción económica que brinde la oportunidad de una “estafa o robo”.
En el caso de los rastreadores más sofisticados, inclusive se puede elegir el blanco y marcar el número que se desea rastrear. Sobre este tipo de rastreos no existe ningún control pues la venta de estos equipos es libre a nivel global y principalmente donde nuestro vecino, Los Estados Unidos, o en sus tiendas más populares en América Latina como Radio Shack, por ejemplo.
Sin embargo, he escuchado a innumerables personas que tienen el concepto equivocado sobre la telefonía (celular y convencional), que le llegan a manifestar a uno “…llamame mejor al celular porque es más privado que el teléfono de la casa…”. Algo completamente falso, pues para que una compañía telefónica pueda intervenir su teléfono de línea convencional, ésta requiere de un permiso especial de un juez al cual hay que demostrarle primero y con mucha dificultad, la urgente necesidad de hacer una escucha. Nuestras autoridades hasta el día de hoy tienen dificultad (cuando están detrás de un narcotraficante) para que les autoricen una escucha. Sin embargo con un rastreador, cualquiera puede escuchar sus conversaciones celulares.
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