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¡Ya decidí mi voto 2014! Costa Rica - TicoVisión | ||||
Publicado en 30/09/13 a 08:20:09 GMT-06:00 Por Administrador | ||||
El cambio al que aspiramos va mucho más allá del reemplazo en el Gobierno de un grupo político por otro y que todo siga igual, postulamos cambiar de verdad la forma de gobernar Costa Rica. En primer lugar... Por Johnny Schmidt C. 30 de septiembre de 2013.- Los partidos e ideologías que nos ha gobernado en los últimos 20 años, están agotadas, perdieron las ideas, la fuerza y la voluntad. El PLN de hoy no es el de ayer. El PLN de ayer tenía una misión, tenía ideales, principios, proyectos y unidad. Era una opción válida y sin duda cumplió un rol importante. Sin embargo, los casi 60 años de vida ya pasaron su factura, le arrugaron el rostro y el alma. Donde hubo una misión, hoy solo queda la voluntad de aferrarse al poder. Donde habían proyectos, hoy reina la improvisación. Donde habían principios, hoy prevalece el oportunismo. Basta mirar cómo se comportan muchos de sus líderes. Los que eran socialdemócratas hoy son neoliberales. Los que lucharon por elecciones libres y juraron en alguna oportunidad defender la Constitución, la han mancillado y hoy son ahora los campeones de la corrupción. Nos prometieron transparencia y honradez y nos dieron escándalos y juicios. Inauguraron con bombos y platillos una carretera a Caldera y nos legaron una zona de desastre. Inauguraron obras sin planos y prometieron escuelas, vivienda y menos pobreza, pero entregaron estudiantes al aire libre, cada día más precarios y por supuesto que mucho más pobreza que la que recibieron. Por estas razones, los costarricenses que, cansados de un gobierno con fatiga de material y promesas incumplidas, debemos optar por un cambio. Hay razones para agradecer al PLN y a la Unidad Social Cristiana, lo que hicieron por Costa Rica en el pasado, pero ahora los ticos deseamos emprender un rumbo nuevo. Construir una nueva Costa Rica vacunada contra la corrupción y con una mejor y más justa distribución de la riqueza y que todas sus acciones busquen siempre el bien común. El sentido profundo hoy día es muy claro. El país debe elegir entre el pasado y el futuro. Los costarricenses debemos elegir entre mantener las aguas estancadas o abrir de par en par las puertas y ventanas para que entre el aire fresco a renovar y la luz del sol a iluminar. Si Costa Rica opta por el pasado tendrá más de lo mismo. Ya lo dijo Einstein, «No pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo»; y más de lo mismo, ya sabemos, significa: desempleo, delincuencia, corrupción y estancamiento. En dos palabras: más frustraciones. Pero si Costa Rica opta por el cambio, tendremos un mejor futuro y una mayor esperanza para todos. El cambio es urgente para abrir las puertas al progreso. A una nueva mayoría que se comprometa con cosas tan simples y profundas como restablecer en el Gobierno la cultura de hacer bien las cosas. La cultura de hacer las cosas con honestidad y pensando en la gente. La cultura de hacer las cosas con un sentido de urgencia e inmediatez. Por eso Costa Rica necesita un cambio. Y mucho más que eso, necesitamos un verdadero resurgir del bien común que nos libere de este estado de letargo que parece invadirnos, y que, al contrario, desate las fuerzas de la libertad, la innovación, la creatividad y el emprendimiento, ubicándonos nuevamente en la ruta del crecimiento y la prosperidad. El cambio al que aspiramos va mucho más allá del reemplazo en el Gobierno de un grupo político por otro y que todo siga igual, postulamos cambiar de verdad la forma de gobernar Costa Rica. En primer lugar, el cambio es en la forma de ejercer la Presidencia de la República. Los problemas y desafíos de hoy exigen un Presidente todo terreno, un Presidente las 24 horas del día por 7 días a la semana. Que se arremangue las mangas, se haga cargo de los problemas y lidere las soluciones. La responsabilidad de ganarle la batalla a la delincuencia no debería ser delegada en un ministro, sino que debería ser asumida por el propio Presidente de la República, estando siempre del lado de las víctimas, de las mujeres maltratadas, de los que viven atemorizados en sus propias casas o negocios y deben recogerse apenas se pone el sol, por eso el cambio exige aplicar todo el rigor de la ley a quienes hasta hoy, en forma casi siempre impune, se pasean como Pedro por su casa, por las calles, plazas y parques, actuando sin Dios ni Ley. El segundo aspecto que requiere el gobernante de la nueva Costa Rica, es acabar con los oportunistas de la política. Los cargos deberían ser asignados por capacidad, experiencia, compromiso y sentido común, y no por favores o gracias a la protección de un cacique o padrino político. Se debe gobernar con los mejores y no con los amigos. Debe hacerse una verdadera selección nacional que se quieran poner la roja las 24 horas del día, los cuatro años que dure el gobierno y la regla será muy simple: el que mete los pies, para su casa; el que mete las manos, a la justicia. Como tercera consigna, el próximo presidente de Costa Rica debe implantar la cultura de hacer las cosas bien para la gente y no para las noticias de la televisión y para Facebook. No más protocolo barato, ni gastos innecesarios. El verdadero servicio público es el que está al servicio de los ciudadanos y no cuida los intereses de los partidos políticos. En cuarto lugar, se debe establecer el sentido de la urgencia. Si hay un lugar donde no se puede perder el tiempo, es en el Gobierno central, ni en la Asamblea Legislativa, por eso todo tendrá el sello de “URGENTE”. Cada día que se pierde es un día más de dolor para Miles de costarricenses y sus familias. Cada día que se pierde aumentan en cientos de hermanos las listas de espera en los hospitales. Cada día que pasa muchos niños y jóvenes no reciben educación con la calidad que se merecen y necesitan. Cada día perdido aumenta el número de víctimas de la delincuencia. Cada día son más los niños y jóvenes que ven destruidas sus vidas en las garras de la droga. Cada nuevo día crece el número de mujeres costarricenses que son víctimas de la violencia intrafamiliar. Cada día que pasa representa muchos huecos nuevos en nuestras carreteras por falta de mantenimiento. Cada día perdido es un día que se fue y que no se recuperará jamás. Por ello hacer las cosas bien, en forma honesta y con un sentido de urgencia, no es sólo un problema político, sino que principalmente es un problema y un deber moral. ¡Ese es por el partido que votaré en el 2014! |
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